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Un informe europeo sitúa a Valladolid entre las 15 ciudades con menos paro de España

El estudio pone el foco en el riesgo de envejecimiento y el alto nivel de formación de sus vecinos

v. vela y marta marinero

Miércoles, 26 de agosto 2015, 10:30

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Está el cinturón madrileño, los grandes focos empresariales de Cataluña, el importante tirón (con beneficios fiscales incluidos) que siempre han tenido Navarra y el País Vasco. Y detrás... detrás viene Valladolid. La capital del Pisuerga se sitúa entre las 15 ciudades de España (la sexta capital de provincia) con la tasa de desempleo más baja, según los datos recogidos en un macroestudio europeo que aquí, con el marchamo del Instituto Nacional de Estadística (INE), compara el estado de salud de 109 urbes españolas con más de 50.000 vecinos. Y Valladolid puede presumir de haber aguantado el tirón de la crisis con una menor tasa de desempleo, puede exhibir músculo en cuestiones sociales y económicas, calidad de vida en servicios... pero debe preocuparse seriamente por su debilidad demográfica. Pocos niños. Cada vez más personas mayores. Una de las poblaciones más envejecidas de todo el país. Esta es la radiografía que dibuja el proyecto Urban Audit. Así dicen que somos.

Trabajo. Menos paro, más servicios

El colchón de funcionarios con el que cuenta la ciudad (se aprovecha de su capitalidad autonómica) y una importante base de trabajadores en el sector industrial (el termómetro Renault sigue siendo vital para la vida económica) constatan que Valladolid ha conseguido atravesar la crisis con menos destrucción de empleo que otras provincias. Aquí, en la capital, la tasa de desempleo se sitúa en el 16,87% (frente al 24,44% de la media nacional). Este dato, unido a la anunciada recuperación económica, augura para Valladolid un buen futuro, aunque la tasa de paro todavía sigue alta.

Más de 63 indicadores en un proyecto europeo

  • El proyecto estadístico europeo Urban Audit tiene sus orígenes a finales de los años 90, cuando la UE decide estudiar cómo afecta a los habitantes del continente el «alto grado de urbanización» vivido en los últimos decenios. Para ello, los diferentes países recogen datos (187 variables y 63 indicadores en España) para establecer comparaciones e intentar fijar un panorama común a la vida urbana. Cada país trabaja desde 2010 en la recogida de datos (algunos actualizados a 2014) y luego Eurostat elaborará un informe más detallado de paralelismo entre países.

El Ayuntamiento ha anunciado un plan de empleo y tiene las vistas puestas en la creación de un parque agroalimentario (en el Camino de Palomares), que prevé la generación de 5.000 puestos de trabajo. De llevarse a cabo sería, sin duda, un claro espaldarazo a la economía provincial, que se ha beneficiado, por ejemplo, del tirón que tiene el Captur en el mercado. Ya saben eso de que si Renault estornuda, Valladolid se constipa. Pues algo de razón hay en ello. Casi 14 de cada diez vallisoletanos con empleo trabaja en la industria (ahí está Iveco, Michelin...), aunque el porcentaje ha caído en los años de la crisis. Se ha desplomado el sector de la construcción. Y, a cambio, han crecido los servicios. El 76% de los pucelanos trabajan en este sector que incluye, por ejemplo, un castigado pequeño comercio, que ha sufrido con cierres y persianas bajadas el rigor de los últimos años y la creciente competencia de las grandes superficies.

Renta. Menos dinero en las familias

La crisis, aunque con menos paro aquí que en el conjunto del país, ha afectado al dinero del que disponen las familias para sus gastos cotidianos. Por ejemplo, de los 26.037 euros de renta neta anual que tenían los hogares vallisoletanos en 2011, se pasó a los 24.725,74 de 2012 (es el último dato disponible en este indicador). Es una cifra inferior a la media nacional, casi 3.000 euros anuales. Eso sí, esta cantidad ha caído en España el 13% en los últimos cinco años, lo que da muestra por un lado de la pérdida de puestos de trabajo (menos sueldos, prestaciones más bajas) y la progresiva precariedad laboral (salarios más bajos, más empleos a tiempo parcial).

Esta renta disponible se ha obtenido al cruzar el número de hogares de cada municipio con los datos facilitados por la Agencia Tributaria, que no ha ofrecido cifras para localidades de Navarra y el País Vasco. Municipios como Vitoria y Pamplona sin duda se colocarían a la cabeza de este indicador. Sin estas referencias, la mayor renta se da en núcleos del entorno de Madrid (Pozuelo de Alarcón, Las Rozas, Majadahonda), con una importante presencia de empresas vinculadas con las nuevas tecnologías, con alta capacitación laboral. La menor renta, en cambio, se da en municipios de la costa, como Torrevieja, Elche o Benidorm, donde el porcentaje de jubilados residentes es importante. Y claro, la cuantía de sus pensiones rebaja la renta media de los hogares.

Transporte. Poco uso laboral de Auvasa

Sorprenden los datos relativos a movilidad. Por ejemplo, en el caso del transporte público. Solo uno de cada diez vallisoletanos elige Auvasa o el bus que ponen algunas empresas para ir a trabajar, lo que apuntaría a que aquí se usan los autobuses sobre todo para viajes de ocio o estudios. Y es extraño el bajísimo porcentaje de vecinos que acudirían a su puesto laboral a pie, según los datos del INE obtenidos del Censo de Población y Viviendas, apenas el 9,77%. La mayoría acude al curro en coche (bien en el propio, el 57%, o aprovechando el viaje de otro conductor en vehículo compartido). Crecen aquellos que utilizan la bici y, sobre todo, la moto. Y luego están los que trabajan en casa o el mismo bloque (sobre todo autónomos, hosteleros, comerciantes). De media, cada vecino de la ciudad emplea 21 minutos en sus desplazamientos al lugar de trabajo, casi la mitad de lo que invierten los curritos del entorno de Madrid (Parla, Móstoles, Leganés, Fuenlabrada, Alcorcón...) que son los que más tiempo gastan de camino a su puesto de trabajo, casi 40 minutos.

Demografía. Población envejecida

La situación no es tan halagüeña cuando el diagnóstico ciudadano fija su mirada en los datos sobre población y demografía. Valladolid es uno de los núcleos más poblados de España (ocupa la posición número 13). El número de vecinos de la capital ha caído en los últimos años hasta los 306.830 habitantes. Y el problema es que la ciudad registra una de las tasas de natalidad más bajas del país, la número 10. Solo nacen (porcentualmente) menos niños en otras ciudades del norte con población envejecida (como El Ferrol, Avilés, Gijón), pero también puntos de la costa (como Torrevieja o Benidorm) donde el elevadísimo porcentaje de mayores de 65 años casi entierra los datos de natalidad. Y sí, Valladolid también sufre ese problema porque aquí también hay muchas personas mayores. Somos la séptima ciudad más envejecida, por detrás de Ferrol, Salamanca, León, Orense o Gijón. En esta lista también se encuentra Bilbao, que vive una situación parecida a la vallisoletana. En ambos casos, el elevado porcentaje de vecinos de más de 65 años no se debe a un estancamiento económico, a una fuga de jóvenes por escasas oportunidades (algo de eso también hay). La razón principal es que en torno a estas ciudades se ha configurado un cinturón de poblaciones que durante los años de la burbuja económica ofrecieron pisos más baratos y se convirtieron en foco de atracción para familias recién estrenadas. Aquí en Valladolid se ha visto con Arroyo, Zaratán o La Cistérniga, que han disparado su población a fuerza de robarle jóvenes a la capital.

Así que estos fenómenos cruzados (baja tasa de natalidad, poco porcentaje de población infantil, alto volumen de mayores de 65 años) hace que la edad mediana se dispare en Pucela hasta los 45,76 años (frente a los 41,81 de la media nacional). Y sí, este es un claro indicador de las zonas más envejecidas del país porque, por encima de Valladolid (en la posición número 9) están León, Salamanca, Orense, Santander, Avilés...

La buena noticia llega si se eleva la mirada y, además de fijarse en Valladolid, el análisis apunta hacia el área metropolitana. En este caso son 426.469 vecinos. Son más, más jóvenes... y además con mayor nivel de renta que si se atiende solo a la capital. Decíamos que la renta neta anual es, en la ciudad, de 24.725,74 euros. Si se incluye también a los municipios del entorno, esa cantidad sube ligeramente hasta los 24.890. También se incrementa la tasa de paro (del 16,87% al 17,2% si se incluyen los municipios del entorno). Pero, en el caso vallisoletano, esa área funcional incluye localidades emergentes y no tanto ciudades dormitorio de familias obreras, como ocurre, por ejemplo, en Barcelona. Esto hace que Valladolid y su entorno muestre una pujanza laboral destacada. Solo las áreas de influencia de San Sebastián, Pamplona, Lérida y Vitoria tienen menos paro que Valladolid. Esto demuestra la creciente relación que tiene la capital con los municipios más cercanos, lo que ha llevado a incentivar las conexiones políticas con el entorno y la creación de servicios conjuntos en el área metropolitana.

Sociedad. Alto nivel de estudios

Lideran la lista Las Rozas, Pozuelo, Majadahonda... pero Valladolid se sitúa en una muy buena posición. Cuatro de cada diez vecinos de entre 25 y 65 años de la ciudad han alcanzado un «alto nivel de estudios», lo que apunta a la máxima formación profesional o la obtención de un título universitario._Si se alía esto con la tasa de desempleo, bendice la idea de que una buena formación y capacitación (también en FP) contribuye a mejorar los datos de ocupación laboral. El informe europeo certifica que el 11,8% de las viviendas de la capital están vacías (por debajo de la media) y que hasta el 28% de los hogares están compuestos por una sola persona. Este fenómeno se da paralelo a las poblaciones con mayor porcentaje de vecinos mayores de 65 años. Así, influye tanto en zonas envejecidas del interior (Zamora, Lugo) como en municipios de la costa (como Torremolinos o Torrevieja, que encabezan esta clasificación). El análisis ofrece otros datos complementarios, como que los hogares vallisoletanos tienen, de media, 2,34 personas.

La opinión de los vallisoletanos

NOELIA TORIBIO. ESTUDIANTE

«Voy a la facultad en transporte público»

Toribio emplea el autobús como su medio de transporte habitual para ir a la facultad. Vive en Parquesol y no dispone de coche, por lo que este medio es su alternativa, ya que andando «se le va el día» y considera que en bicicleta, no es práctico. Lamenta que el transporte urbano «sea tan lento», ya que en ocasiones tiene que ir a la facultad por la mañana y por la tarde, y se le hace imposible llegar a tiempo para comer en casa y volver a clase. También se queja de que «da mucha vuelta» y de los horarios del último servicio: «Porque tengo turno de tarde y más de una vez se había ido».

PILAR R. DEPENDIENTA

«No me gusta esperar al autobús»

Pilar es uno de los vallisoletanos que apuesta por andar para llegar a su lugar de trabajo. «No soy de autobuses, me gusta más caminar», explica. Con una tienda en la zona de San Juan, la dependienta afirma que tiene que recorrer un tramo a pie hasta llegar a la parada del autobús que la lleva a su barrio, Delicias, y otro tramo andando desde esa parada hasta su casa, en la Plaza de San Vicente. Además, no la gusta tener que hacer tiempo hasta que llega el transporte urbano: «En lo que espero al autobús y lo que tarda en llegar, más los tramos que hago a pie sí o sí, ya casi he llegado».

JORGE LEONARDO. PARADO DE LARGA DURACIÓN

«La experiencia no asegura nada»

Leonardo lleva cuatro años sin trabajar, y no es por falta de experiencia: «He trabajado en 24 sitios diferentes, y ahora nada». Diseñador gráfico de profesión, cobra 400 euros de paro, cantidad que reconoce que «no da para mucho». Aunque trabajó en decenas de medios, en estos momentos reconoce que trabajaría «de lo que saliera». No acabó sus estudios de ciclo superior de eléctrico, pero afirma que «parece que ni con estudios cogen a la gente».

JESÚS MERINO. PARADO

«Lo intento para lo mío y para lo que salga»

Con 19 años, Merino terminó en julio un ciclo formativ de técnico de sonido y se encuentra en busca de empleo: «He echado currículos en lo mío, pero también en supermercados y tiendas de ropa, y por ahora no me han llamado». Sí que ha tenido, afirma, trabajos esporádicos como pinchadiscos, pero sin contrato. Merino lamenta que en Valladolid haya pocos eventos donde poder trabajar en comparación con otras provincias y comunidades.

BEATRIZ CASAL PÉREZ. RECIÉN CONTRATADA

«Conseguí trabajo a través de una amiga»

Casal acaba de firmar un contrato como ayudante de camarera. Es temporal, ya que está cubriendo una baja por maternidad y, aunque le han renovado,quien sustituye no quiere solicitar la excedencia. La vallisoletana logró el empleo por la recomendación de una amiga, y asegura que del paro es de donde menos llaman. Con 25 años, Casal busca independizarse, «pero para eso necesito un trabajo fijo», aunque se muestra contenta porque: «Al menos trabajo».

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