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Andoni Gustavo R.M durante la celebración del juicio.
El TSJCyL confirma los 12 años de cárcel para el homicida de la calle Isla

El TSJCyL confirma los 12 años de cárcel para el homicida de la calle Isla

El tribunal desestima los recursos presentados por la acusación particular y la defensa y ratifica íntegramente la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Valladolid

EL NORTE

Jueves, 30 de julio 2015, 11:23

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El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha ratificado la pena de doce años de prisión por un delito de homicidio al joven Andoni Gustavo R.M, quien la noche del 16 de junio de 2013 acuchilló repetidamente a su amigo Roberto V.F. en una vivienda deshabitada de la calle Isla, donde verdugo y víctima regentaban una plantación de marihuana, y más tarde intentó deshacerse de su cadáver mediante el empleo de un hacha.

El TSJCyL desestima los recursos presentados por la acusación particular y la defensa y ratifica íntegramente la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Valladolid tras el juicio con jurado popular celebrado entre los pasados día 9 y 17 de abril, han informado a Europa Press fuentes del Alto Tribunal.

En el fallo de la Audiencia, además de los doce años de prisión, se incluía la obligación del homicida de desembolsar un total de 100.000 euros en concepto de indemnización, a razón de 50.000 euros para cada uno de los progenitores del fallecido.

El jurado consideró a 'Gus', como así le conocían sus amigos, autor de un delito de homicidio, sin circunstancia modificativa alguna de la responsabilidad criminal, ni como eximente ni como atenuante, contrariamente a lo planteado por la defensa, aunque tampoco entendió probado que actuara con la agravante de ensañamiento propugnada por la acusación particular.

Las acusaciones pública y particular habían solicitado para el procesado 12 y 15 años de prisión por homicidio y asesinato, respectivamente, así como una indemnización de 100.000 euros, pero mientras la primera planteaba su reparto entre los progenitores del fallecido -separados-, la segunda, que representa a la madre, pedía que fuera abonada íntegramente a esta última.

Por su parte, la defensa del procesado, que pedía la absolución por un delito de homicidio con eximentes -legítima defensa, miedo insuperable y alteración plena por consumo de drogas y alcohol-y, subsidiariamente, dos años, seis meses y un día por un homicidio con atenuantes, solicitó finalmente diez años de privación de libertad.

La historia entre acusado y víctima, de 19 y 18 años, respectivamente, el día de los hechos, se remonta a su paso, con poco éxito en materia de reinserción, por el Centro Zambrana, donde ambos entablaron una profunda amistad que les llevó a sellar un 'pacto de sangre' o promesa de que, una vez recuperada su libertad, pasarían a vivir juntos.

Así, 'Gus' y Roberto comenzaron a compartir un piso en la calle Embajadores de Valladolid que el primero había 'ocupado' y poco después ambos montaron una plantación de marihuana en otra vivienda deshabitada de la calle Isla, en el callejón de la Alcoholera, donde el primero llevaba la voz cantante en cuanto al cultivo de la 'maría' debido a sus conocimientos en la materia y el segundo complementaba la parte técnica desde el punto de vista financiero.

La versión de legítima defensa

Sin embargo, la alianza en este ilícito 'negocio' concluyó el día de autos trágicamente. Aunque la versión de legítima defensa de 'Gus' apunta que el propio fallecido, «babeando de odio», trató de quitarle de enmedio con un cuchillo de monte aprovechando que el procesado se hallaba de rodillas y de espaldas a él mientras regaba unas plantas, las acusaciones ven más creíble que el motivo del crimen fuera el cabreo del autor confeso al enterarse de que su amigo había contado a otros la existencia y ubicación del cultivo de marihuana.

El hecho constatado es que Roberto recibió «al menos» once puñaladas -como ha considerado probado el jurado- que 'Gus' le asestó con un cuchillo de veinte centímetros de hoja, como así atestiguan las periciales practicadas tanto a los ropajes de la víctima como al cadáver, y todo ello pese a las graves dificultades que tuvieron que afrontar los expertos debido a su avanzado estado de putrefacción.

Aunque el letrado que representa los intereses de la madre de la víctima sostenía que 'Gus' se empleó con saña sobre Roberto para incrementar de forma innecesaria su dolor, lo que supondría elevar el homicidio a la categoría de asesinato, el jurado popular no ha considerado probado este extremo.

El cuerpo de Roberto no fue localizado hasta mes y medio después del acuchillamiento y además de forma casual, cuando vecinos de la calle Isla denunciaron un intento de robo en la vivienda convertida en invernadero. La policía detuvo entonces a cinco jóvenes, si bien lo más sorprendente es que al inspeccionar el inmueble los agentes descubrieron no sólo la plantación sino un cuerpo en avanzado estado de descomposición y esqueletización.

En concreto, el cadáver fue hallado envuelto en una manta por la que asomaban sólo los pies y junto a él una botella de lejía y un hacha con el que 'Gus' intentó desmembrar el cuerpo para luego deshacerse de él y no dejar rastro. Sin embargo, el procesado, tras asestar cinco hachazos en la tibia derecha de su amigo, optó finalmente por desistir tras percatarse de lo difícil de esta empresa.

A lo largo del proceso las acusaciones pública y particular han coincidido en la «frialdad», «deshumanización» y «falta de arrepentimiento» de Andoni Gustavo, sobre todo tras escuchar de éste que tras acribillar a su amigo a cuchilladas se sentó a fumarse un porro al lado de la víctima pese a que ésta agonizaba entre estertores mientras se desangraba.

Pero además, a posteriori siguió acudiendo al escenario del crimen para cuidar la plantación de 'maría', pese a que allí seguía tirado el cadáver de su amigo Roberto.

Una tía de este último llegó a reconocer en el juicio que el joven lo tenía difícil «para que fuera mejor», en alusión a una familia desestructurada, con un padre actualmente en la cárcel por tráfico de drogas y una madre en tratamiento psiquiátrico. Se da la circunstancia de que una hermana melliza del fallecido también encontró la muerte por aquellas fechas tras tirarse al paso de un tren.

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