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Un coche accede al aparcamiento.
El Ayuntamiento sopesa suprimir de la Plaza Mayor las rampas del aparcamiento

El Ayuntamiento sopesa suprimir de la Plaza Mayor las rampas del aparcamiento

Urbanismo, que reconoce que la obra sería costosa, se reúne con la concesionaria para estudiar nuevos accesos por las calles Manzana y Jesús

J. Asua

Jueves, 16 de julio 2015, 09:52

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Una Plaza Mayor cien por cien peatonal, o casi, si se dejara únicamente el tráfico de autobuses y taxis por la calzada paralela a la antigua Acera de San Francisco, entre Fuente Dorada y la calle Pasión. El concejal de Urbanismo y primer teniente de alcalde, Manuel Saravia, mantuvo ayer la primera reunión con los representantes de Aplaes, la empresa concesionaria del aparcamiento subterráneo situado a los pies de la Casa Consistorial, para abordar uno de los proyectos que ronda en la cabeza de los socialistas desde que estaban en la oposición: sacar del espacio más céntrico de la ciudad los accesos a uno de los estacionamientos con mayor rotación de la capital y con capacidad para 330 vehículos.

El máximo responsable del área mantuvo un breve encuentro para tantear la viabilidad de un proyecto, que se pensaba que estaba redactado desde 1997, cuando se amplió el aparcamiento con un segundo sótano y se reurbanizó la superficie para hacerla peatonal. Pero no. Tan solo existe un pequeño «croquis» que dibuja las rampas de acceso y salida en las calles Manzana y Jesús. «No hay un estudio técnico ni de costes», reconocía Saravia tras el encuentro.

El principal objetivo de la medida sería liberar de tráfico la principal ágora de Valladolid y eliminar de esta manera cualquier riesgo para los viandantes, además de dotar de un mayor realce al que es el corazón del casco histórico. Ahora, los coches entran por Manzana y tienen que invadir la Plaza Mayor por un canal delimitado por unos pequeños botones, que se iluminan por la noche. En el caso de salida, los turismos también tienen que circular por la plaza hasta coger la estrecha calle Jesús.

Según avanzó el concejal, la idea de eliminar este tráfico de coexistencia puede conllevar muchas complicaciones técnicas, así como un importante desembolso económico. Habría que encargar el proyecto, construir nuevas rampas de acceso y salida en las vías antes citadas, dos calles muy estrechas, horadar los túneles hasta el cajón del estacionamiento y abrir los respectivos huecos en los muros pantalla del subterráneo para acceder a él. Además, esta actuación obligaría a reordenar la movilidad en el interior de los sótanos.

Este obrón supondría un elevadísimo coste, además de obligar a clausurar el aparcamiento durante una larga temporada para acometer este tajo. ¿Compensa? A juicio del concejal de Urbanismo, no es una obra que se podría acometer a corto o medio plazo. «No estamos hablando de un coste de 50.000 euros, sino que se dispararía a mucho más y en este momento la ciudad tiene otras prioridades», consideró ayer el arquitecto, al que los representantes de Aparcamientos Españoles trasladaron la ausencia de incidentes destacables entre coches y peatones en ambos canales de coexistencia, ya que los turismos suelen salir con sumo cuidado a la Plaza Mayor y los viandantes conocen de sobra el tráfico que genera el estacionamiento.

El alcalde, Óscar Puente, apuntó, por su parte, que la iniciativa sigue sobre la mesa. Vamos, que no se desecha y que habrá que estudiar alternativas técnicas y de financiación, según comentó tras la inauguración de una exposición en la sala de San Benito.

El aparcamiento de Plaza Mayor fue el primero que se excavó en la ciudad. Se inauguró el 23 de octubre de 1972 con un solo sótano. Fue durante el primer mandato de Javier León de la Riva cuando se acometió su ampliación con una segunda planta. Fue en esa intervención cuando se diseñaron los actuales accesos y se aprovechó también para peatonalizar la principal plaza de la ciudad con una inversión de 340 millones de pesetas.

Desde que entró el nuevo equipo de gobierno en el Consistorio de la ciudad es la tercera vez que la Plaza Mayor salta a las páginas de los periódicos. La primera fue con ocasión del protocolo de utilización de este espacio, que el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, publicó en su blog. En ese documento el arquitecto proponía limitar el número de actividades en esta explanada y dar prioridad a los eventos de carácter social, además de censurar ocupaciones exageradas como la de la pista del torneo World Padel Tour. Sus reflexiones fueron interpretadas como el punto y final a esta competición en el enclave de Plaza Mayor, algo que el propio alcalde se apresuró a corregir ante el impacto económico que la competición supone para el sector hostelero de la ciudad.

Pero, sin duda, la noticia que más repercusión ha tenido sobre el mismo espacio ha sido la desactivación del bolardo de acceso al aparcamiento de la plaza. La decisión se tomaba el pasado 29 de junio después de que el pivote destrozara los bajos de más de cuarenta vehículos desde que fuera instalado en noviembre de 2010. El ejecutivo municipal, al igual que muchos usuarios que temían un ataque furibundo cada vez que accedían al subterráneo, tenía el cilindro atravesado entre ceja y ceja. Ahora una cámara de control de semáforo en rojo retrata a los turismos que no respetan el luminoso para girar una multa a los infractores de 200 euros y la retirada de cuatro puntos en el carné.

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