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El jurado declara culpable de homicidio al autor del crimen de la calle Isla de Valladolid

La víctima murió acribillada a cuchilladas y el acusado trató luego de desmembrar su cuerpo con un hacha

el norte

Viernes, 17 de abril 2015, 20:33

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El jurado popular ha considerado finalmente al joven Andoni Gustavo R.M. como autor de un delito de homicidio en la persona de su amigo Roberto V.F, a quien la noche del 16 de junio de 2013 acuchilló repetidamente en una vivienda deshabitada de la calle Isla, donde verdugo y víctima regentaban una plantación de marihuana, y de cuyo cadáver trató luego de deshacerse mediante el empleo de un hacha.

En su veredicto, las cinco mujeres y cuatro varones que componen el jurado han sido unánimes al considerar que 'Gus', como así le apodan amigos y conocidos, acometió el día de autos a Roberto con el ánimo inequívoco de acabar con la vida de este último.

Además, el jurado no aprecia circunstancia modificativa alguna de su responsabilidad criminal, ni como eximente ni como atenuante, al no considerar contrariamente a lo planteado por la defensa, aunque tampoco entienden probado que actuara con la agravante de ensañamiento (también por mayoría).

Emitido el veredicto, el fiscal ha mantenido invariable su petición de 12 años de prisión, al coincidir su calificación con la del jurado, y la acusación particular tampoco ha modificado su petición de 15 años --que pedía con la calificación de asesinato--, al entender que hay que tener en cuenta la «extrema violencia» y la «frialdad» del acusado en la comisión de los hechos.

Ambas acusaciones solicitan además una indemnización de 100.000 euros, pero mientras el Ministerio Público solicita su reparto entre los progenitores del fallecido -separados-, la acusación particular, que representa a la madre, pide la indemnización íntegra para esta al considerar que mantenía una relación con ella.

Por su parte, la defensa del procesado, que pedía la absolución por un delito de homicidio con eximentes --legítima defensa, miedo insuperable y alteración plena por consumo de drogas y alcohol--y, subsidiariamente, dos años, seis meses y un día por un homicidio con atenuantes, se ha visto obligado a elevar a diez años la solicitud de la condena. El abogado ha hecho hincapié en la petición de la mínima pena por la juventud del acusado, procedente de una familia desestructurada, con mucho tiempo vivido internado en centros de menores y dado que ha dejado el consumo de drogas, por lo que entiende que habría que darle «la oportunidad que no ha tenido».

La historia en acusado y víctima, de 19 y 18 años, respectivamente, el día de los hechos, se remonta a su paso, con poco éxito en materia de reinserción, por el Centro Zambrana, donde ambos entablaron una profunda amistad que les llevó a sellar un «pacto de sangre» o promesa de que, una vez recuperada su libertad, pasarían a vivir juntos.

Así, 'Gus' y Roberto comenzaron a compartir un piso en la calle Embajadores de Valladolid que el primero había 'ocupado' y poco después ambos montaron una plantación de marihuana en otra vivienda deshabitada de la calle Isla, en el callejón de la Alcoholera, donde el primero llevaba la voz cantante en cuanto al cultivo de la 'maría' debido a sus conocimientos en la materia y el segundo complementaba la parte técnica desde el punto de vista financiero.

Legítima defensa

Sin embargo, la alianza en este ilícito «negocio» concluyó el día de autos trágicamente. Aunque la versión de legítima defensa de 'Gus' apunta que el propio fallecido, «babeando de odio», trató de quitarle de enmedio con un cuchillo de monte aprovechando que el procesado se hallaba de rodillas y de espaldas a él mientras regaba unas plantas, las acusaciones ven más creíble que el motivo del crimen fuera el cabreo del autor confeso al enterarse de que su amigo había contado a otros la existencia y ubicación del cultivo de marihuana.

El hecho constatado es que Roberto recibió «al menos» once puñaladas --como ha considerado probado el jurado-- que 'Gus' le asestó con un cuchillo de veinte centímetros de hoja, como así atestiguan las periciales practicadas tanto a los ropajes de la víctima como al cadáver, y todo ello pese a las graves dificultades que tuvieron que afrontar los expertos debido a su avanzado estado de putrefacción.

Aunque el letrado que representa los intereses de la madre de la víctima sostenía que 'Gus' se empleó con saña sobre Roberto para incrementar de forma innecesaria su dolor, lo que supondría elevar el homicidio a la categoría de asesinato, el jurado popular no ha considerado probado este extremo.

El cuerpo de Roberto no fue localizado hasta mes y medio después del acuchillamiento y además de forma casual, cuando vecinos de la calle Isla denunciaron un intento de robo en la vivienda convertida en invernadero. La policía detuvo entonces a cinco jóvenes, si bien lo más sorprendente es que al inspeccionar el inmueble los agentes descubrieron no sólo la plantación sino un cuerpo en avanzado estado de descomposición y esqueletización.

En concreto, el cadáver fue hallado envuelto en una manta por la que asomaban sólo los pies y junto a él una botella de lejía y un hacha con el que 'Gus' intentó desmembrar el cuerpo para luego deshacerse de él y no dejar rastro. Sin embargo, el procesado, tras asestar cinco hachazos en la tibia derecha de su amigo, optó finalmente por desistir tras percatarse de lo difícil de esta empresa.

A lo largo del proceso las acusaciones pública y particular han coincidido en la «frialdad», «deshumanización» y «falta de arrepentimiento» de Andoni Gustavo, sobre todo tras escuchar de éste que tras acribillar a su amigo a cuchilladas se sentó a fumarse un porro al lado de la víctima pese a que ésta agonizaba entre estertores mientras se desangraba.

Pero además, a posteriori siguió acudiendo al escenario del crimen para cuidar la plantación de maría, pese a que allí seguía tirado el cadáver de su amigo Roberto.

Una tía de este último llegó a reconocer en el juicio que el joven lo tenía difícil «para que fuera mejor», en alusión a una familia desestructurada, con un padre actualmente en la cárcel por tráfico de drogas y una madre en tratamiento psiquiátrico. Se da la circunstancia de que una hermana melliza del fallecido también encontró la muerte por aquellas fechas tras tirarse al paso de un tren.

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