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Joselillo entra a matar a su adversario.
Tarde de éxito y solidaridad en Arroyo

Tarde de éxito y solidaridad en Arroyo

La plaza cubierta de La Flecha registró un casi lleno en los tendidos en el exitoso festival benéfico, con un gran ambiente

J. FERNÁNDEZ

Domingo, 29 de marzo 2015, 13:59

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Ejemplo de solidaridad, respeto y afición por el mundo de los toros. Niños, jóvenes y mayores representaron ayer sábado a la perfección los valores del toreo, cuyos fieles incondicionales siempre se vienen arriba cuando tiene que apoyar a sus prójimos en situaciones de especial dificultad social. Por eso más de 2.500 espectadores llenaron prácticamente los tendidos de la plaza de toros cubierta de La Flecha con motivo del Festival con picadores a beneficio de Proyecto Hombre Valladolid, la Asociación de Diabéticos de Valladolid y el Banco de Alimentos.

Con una puesta en escena especial, llenada de pasión y ritmos flamencos, a cargo de la Escuela de Danza de Boecillo, arrancó el paseíllo de un festejo triunfal en el que se pasearon un total de siete orejas y un rabo. Más allá del resultado artístico final lo más destacado fue la conexión del público con los toreros, los diferentes estilos y formas de entender el toreo de los seis actuantes, y el excelente ambiente que se vivió en los tendidos y en el ruedo. Cuando una plaza vibra como lo hizo ayer la de La Flecha la sensación es que a la tauromaquia la queda cuerda para rato.

Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Garcigrande y Domingo Hernández, de buen juego y nobleza en conjunto. Sobresalió el tercer astado, encastado y con motor, premiado con la vuelta al ruedo. Y el garbanzo negro de la tarde fue el último, que flojeó en exceso e impidió el lucimiento del novillero Francisco José Espada que cerraba plaza.

Con mucha fuerza comenzó el festival el enrazado rejoneador Diego Ventura (dos orejas) que dejó sobre la arena una clase magistral de toreo a caballo a lomos de Chalana y Ritz con preciosos quiebros a un astado que seguía la estela de los equinos con codicia y recorrido. El jinete de origen portugués, sevillano de adopción, culminó la faena por todo lo alto montando a Detalle colocando las banderillas cortas con máxima destreza, tras brindar a los componentes de la Banda de Música Municipal de Arroyo de la Encomienda que amenizó la cita taurina organizada con éxito por la empresa Por Naturales y el Ayuntamiento de la localidad.

Regreso de Sánchez

El diestro vallisoletano Manolo Sánchez, que volvía a pisar los ruedos para torear en La Flecha, tuvo el detalle de brindar a su hijo una faena que ejecutó con temple y mando, sobre todo con la mano izquierda aprovechando la embestida con clase del animal por ese pitón. Remató la obra con una eficaz estocada y fue recompensado con las dos orejas. La tarde continuó por la senda del triunfo con la completa y variada actuación de Juan José Padilla que caló entre un público ya de por sí entregado, y más todavía con el Pirata de Jerez, que al final de su faena paseó los máximos trofeos (dos apéndices y rabo) de su oponente, que también fue premiado con la vuelta al ruedo por su bravura y motor en cada embestida. La calidad del novillo fue el complemento perfecto al amplio repertorio que Padilla ofreció con el capote y la muleta. Aclamado en sus pases rodillas en tierra, amén de chicuelinas, tafalleras y faroles con las que el Ciclón se metió al respetable en el bolsillo.

Firmeza y torería

Toreo en redondo, técnica y firmeza fueron las cartas de presentación con las que Miguel Abellán (oreja tras aviso) conquistó el albero ante el garcigrande que lidió en cuarto lugar. El espada madrileño firmó pasajes cargados de torería y empaque que remató con un arrimón que le valió el revolcón sin consecuencias. Lejos de dar por zanjada la pelea Abellán se vino arriba y terminó por sacar al novillo todo lo que tenía. Pasaportó a su enemigo en la suerte de recibir.

El diestro vallisoletano José Miguel Pérez Joselillo que entró en el cartel ante la baja médica de Francisco Rivera Ordóñez, Paquirri dejó sobre la arena soberbias tandas de derechazos en los medios citando al toro de lejos lo que provocó gran emoción entre el público. Comenzó por chicuelinas y puso como epílogo ceñidas manoletinas, aunque no estuvo acertado con la tizona y dio una vuelta al ruedo como recompensa al esfuerzo realizado.

El novillero Francisco José Espada apenas pudo dar un pase al último de la tarde, un burraco que manseó en tablas con la embestida descompuesta desde el principio y resultó muy incómodo para la lidia. El espada recibió una cariñosa ovación por su voluntad y arrojo como colofón a una gran tarde de toros.

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