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Álvaro Serna, Inés Zaidi,Teresa Álvarez, Fernando Tadeo y Khalid Touati.
Valladolid propone desalar agua en parques eólicos mar adentro

Valladolid propone desalar agua en parques eólicos mar adentro

La instalación, pensada para rentabilizar los grandes complejos ya existentes, permite además obtener hidrógeno al mismo tiempo

Antonio G. Encinas

Viernes, 20 de febrero 2015, 17:16

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Si tiene pensado vivir en una isla, ya sabrá que el agua potable se cotiza más cara que la gasolina. No piense en Canarias, que también, piense en Singapur. «Es un caso típico, con problemas de agua importantes», dice FernandoTadeo, del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática. Tan grande es su problema que la ciudad ha crecido a costa de ganarle terreno al mar.

Una planta desalinizadora, en esas circunstancias, ocupa demasiado espacio, así que se han planteado la posibilidad de instalarlas mar adentro. A una distancia de la costa lo suficientemente cerca y lejos como para que los costes sean asumibles y que al mismo tiempo no ponga en peligro el entorno medioambiental. «Nos hemos planteado que estén a unos 25 kilómetros. Los problemas aparecen a unos cinco kilómetros», explica Tadeo. Y es que la distancia hay que tenerla muy estudiada porque se pretenden obtener varios objetivos a la vez, y debe ser compatible con todos ellos. Por ejemplo, si se acerca mucho a la costa, se producirá menos energía eólica porque la propia orografía actuará como paraviento natural.

Este proyecto, H2Ocean, se ha desarrollado de forma conjunta entre centros de diferentes países, y Valladolid se ha encargado de la desalinización. Pero la idea era que estas instalaciones marítimas sirvieran al mismo tiempo para producir energía.

«Nosotros nos hemos centrado en el agua, que en España es un tema importante. Ver si era factible producir agua dulce a partir del agua de mar y hacérsela llegar a los usuarios», explica Fernando Tadeo. Y sí, es factible producir agua potable en esas condiciones. Aunque la dificultad del proyecto se encuentra, una vez comprobada su viabilidad, en hallar el punto óptimo de rentabilidad. «De 255 litros de agua marina se obtienen 114 litros de agua dulce. Se podría producir más, pero el proceso consumiría demasiada energía, y ese sería el punto óptimo de energía por metro cúbico».

La aportación vallisoletana a este proyecto es una pieza importante en un plan ambicioso. Instalaciones de energía eólica aguas adentro ya existen, algunas de ellas muy importantes en el Mar del Norte, por ejemplo. De lo que se trata es de rentabilizar al máximo este tipo de macroinstalaciones permitiendo, por ejemplo, producir hidrógeno, agua potable, practicar la acuicultura...

«Energía eólica se está produciendo mucho fuera de la costa, en Alemania y Dinamarca. Ocupa un espacio y ya hay un personal que está haciendo mantenimiento. Y si se pudieran utilizar para otras cosas, sería fenomenal. Y nosotros planteamos el tema del agua. Es factible, se puede integrar bien con la parte de energías renovables, no ocupa mucho y queda en manos de empresas que lo puedan comercializar en localizaciones concretas», argumenta Fernando Tadeo.

Posibilidad para España

Es una posibilidad interesante, desde luego, también para España. Tadeo apunta a que un buen lugar para poner en práctica este proyecto sería el Mediterráneo. Y más concretamente. «Las islas del Mediterráneo. Menorca. Las islas pequeñas son las que tienen más problemas de ocupación de la costa y de alimentación eléctrica».

¿Qué es lo que falta ahora, comprobado que es viable desalar el agua en instalaciones dentro del mar? Pues convertirlas en viables. «Nosotros hemos hecho una propuesta de una planta desaladora para producir agua para consumo humano y también hidrógeno. Es técnicamente posible y ahora queda que alguien, en una siguiente etapa del proyecto, se encargue de la parte económica, de ver si es factible y dónde, y cuánto cuesta la instalación», señala el profesor e investigador de la UVA.

Un proyecto que también mira por el medio ambiente

  • Los residuos que generan las plantas desaladoras crean problemas complejos cuando las instalaciones se encuentran en la costa. La salmuera agua con una elevadísima concentración de sal debe expulsarse a la suficiente distancia como para asegurarse de que las corrientes acuáticas no la llevan de vuelta hacia la playa, por ejemplo. Sin embargo, cuando las plantas desaladoras se encuentran 25 kilómetros mar adentro ese problema desaparece, según explica Fernando Tadeo. «La sal hay que expulsarla. Como estamos en el mar, simplemente se expulsa en medio del mar, un poco más alejada y ya está, no hay los mismos problemas que dentro de la costa. El impacto medioambiental en medio del mar es bajísimo». Y eso es, según Tadeo, por el tipo de residuo. «Sale salmuera, agua muy saturada, y lo mejor que se puede hacer es echarla un poco más allá, porque no cambia nada la salinidad», asegura el investigador de la UVA.

Porque una instalación como esta tiene unos costes que se deben tener en cuenta. Y no solo el transporte del agua obtenida, o del hidrógeno. «Hay que mandarla a tierra en unas estructuras.Podía hacerse con tuberías, pero al haber una gran distancia se realiza con unas vejigas que se llenan y flotan en el agua. El hidrógeno va en barcos similares a los del gas licuado».

Si se quiere transmitir además la energía producida por los molinos hay que añadir otros costes más. Para empezar, la cantidad de molinos necesaria. «Para que salga rentable la producción de energía en el medio del mar hablan de medio gigawatio de potencia instalada.Lo que producen por las olas es poco, 2,6 megawatios, y 5 megawatios por el viento». Y después llevarla a tierra. «La red debe absorberla y llegar a los consumidores, y si está muy lejos hay que sumar el coste de tirar el cable submarino y mantenerlo. Y si estás alejado de la costa la profundidad es grande, y el mantenimiento es disparatado».

La planta desaladora se ha pensado para ahorrar otro coste importante, el del mantenimiento, pero no se puede reducir a cero. «La instalación se ha hecho para que sea autónoma, para que sea automática la desalación, pero la práctica lo que dice es que siempre habrá un problema y no puedes dejarla sola». Por eso se contempla como una parte más de esos parques eólicos marítimos que ya existen y que podrían llegar a albergar plataformas al estilo de las petrolíferas para ocuparse del mantenimiento de todas las partes, desde la producción de agua e hidrógeno hasta la de energía. «Tener allí a los trabajadores encarece muchísimo, porque hay que hacer turnos, y no pueden permanecer demasiado tiempo, y cobran salarios muy altos. Pero si se hace una instalación grande no queda más remedio que hacerlo».

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