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Panorámica de Foncastín, una de las pedanías de Rueda.
Las nueve pedanías vallisoletanas rinden cuentas a tiempo y esquivan la disolución

Las nueve pedanías vallisoletanas rinden cuentas a tiempo y esquivan la disolución

Aldealbar, Foncastín, Gordaliza, San Bernardo, La Santa Espina, Torrecilla del Valle, Santiago del Arroyo, Villamarciel y Villavieja del Cerro hacen ‘sus deberes’ y reivindican su razón de ser

t. l.

Sábado, 24 de enero 2015, 17:50

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Han llegado a tiempo. Las nueve pedanías vallisoletanas han rendido cuentas antes del 31 de diciembre de 2014 y, por el momento, esquivan la posibilidad de desaparecer como ente administrativo, contemplada en la conocida como Ley Montoro, de 2013. La Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local obligaba a presentar sus balances de 2013 a todas las entidades locales menores (pedanías o juntas vecinales) antes de concluir el pasado año si no querían incurrir en causa de disolución, y el Consejo de Cuentas de la región ha confirmado que, al menos las de las provincias de Valladolid y Ávila (esta última con tan solo dos pedanías), lo han hecho.

Los porcentajes ponen de manifiesto que las vallisoletanas, ayudadas por sus ayuntamientos titulares y por los servicios técnicos de la Diputación de Valladolid, se han puesto las pilas, porque hace dos años, el 31 de diciembre de 2012, tan solo cuatro de ellas tenían presentadas sus cuentas en tiempo y forma. Un esfuerzo informativo y de asesoramiento que ha hecho posible que tres de cada cuatro pedanías del conjunto de la región (con un total de 2.224) hayan cumplido con el requisito, pero también es cierto que el 100% de aciertos es más sencillo en provincias como Valladolid que en otras como León, con la friolera de 1.232 entidades locales menores.

«Hay una buena administración y las pedanías cumplen una función necesaria y hacen bien sus cuentas y sus deberes», explica el presidente de la Diputación Provincial, Alfonso Centeno. El también responsable del Área de Asesoramiento, Planificación del Territorio y Nuevas Tecnologías, reconoce que los técnicos de la casa llevan varios años haciendo un esfuerzo para orientar a los ayuntamientos y a las pedanías con sus balances, aunque también subraya que las entidades de la provincia mantienen una buena relación con sus administraciones matrices, lo que también ayuda.

La institución provincial ha incentivado esa labor de seguimiento y orientación técnicos, «para que ninguna entidad deje de rendir sus cuentas por dificultades o dudas», pero también, porque las administraciones locales «deben darse cuenta de que presentarlas es la forma de que los ciudadanos sepan en qué se emplean los recursos públicos», añade Centeno.

La provincia está a la cabeza de la región no solo en transparencia, sino en el saneamiento de las arcas de sus municipios, y se cuentan con los dedos los ayuntamientos con problemas financieros graves, normalmente derivados de la necesidad que tuvieron de acogerse al crédito para hacer frente al pago a sus proveedores como marca la ley.

Más o menos esfuerzo

El hecho es que Aldealbar (dependiente de Torrescárcela), Foncastín y Torrecilla del Valle (Rueda), Gordaliza (Bustillo de Chaves), San Bernardo (Valbuena de Duero), La Santa Espina (Castromonte), Santiago del Arroyo (San Miguel del Arroyo) y Villamarciel y Villavieja del Cerro (Tordesillas) han cumplido, si bien a algunas como a las tordesillanas les haya costado un poco más hacer lo tuvieron que solicitar préstamos de 160.000 euros avalados por su cabecera.

Una buena noticia ya que, según reza el texto de la ley gubernamental, «la no presentación de las cuentas... será causa de disolución. La disolución será acordada por decreto de la comunidad autónoma, en el que podrá determinar su mantenimiento como forma de organización desconcertada» y, como consecuencia, «el personal al servicio de la entidad local menor quedará incorporado al ayuntamiento en cuyo ámbito esté integrada». Ese ayuntamiento «queda subrogado en todos sus derechos y obligaciones».

«Realmente es ridículo. ¿Qué ahorro obtendrían, si no cobramos y el personal público está en Rueda? Como no nos corten la luz y el agua...», apunta la alcaldesa de Foncastín, Dolores Mayo. En su caso, además, adaptarse a las nuevas reglas de juego ha sido más una cuestión burocrática que económica. «Los número estaban hechos, pero como no nos los pedían... Teníamos las cuentas saneadas; más que nada ha sido cosa de papeleo».

Mayo considera que fiscalizar más a las pedanías que a los pueblos no tiene sentido, porque no están menos asfixiadas y en ocasiones como es el caso de Foncastín, pero también Villamarciel o San Bernardo son mayores que muchos pueblos con ayuntamiento. «Todo son dificultades, porque recibimos menos subvenciones por el hecho de ser pedanías y, además, en las transferencias no se tiene en cuenta si la entidad local tiene 20 o 300 habitantes», apostilla la alcaldesa pedánea.

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