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la nueva imagen de la iglesia, todavía a falta de pequeños retoques..
Una herencia permite rehabilitar la iglesia de Villamuriel, que se reabrirá el día 22

Una herencia permite rehabilitar la iglesia de Villamuriel, que se reabrirá el día 22

La donación de 240.000 euros, el apoyo de los vecinos y el trabajo gratuito de los arquitectos han hecho posible la obra

Teresa de Lapuerta

Domingo, 9 de noviembre 2014, 12:12

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El día de Navidad de 2010 fallecía a los 87 años Jesusa Ortega Espeso, viuda del notario Aurelio Martín que, al morir sin descendencia, decidió testar a favor del pueblo que la vio nacer, Villamuriel de Campos y, más concretamente, en beneficio de la iglesia en la que fue bautizada, San Pelayo. Aquellos 240.000 euros donados a la parroquia han hecho posible que cuatro años más tarde el templo luzca más esplendoroso que nunca, aunque los feligreses deberán esperar al próximo sábado, día 22 de noviembre, para admirarlo de nuevo.

La herencia de Doña Jesusa es la principal responsable de que la restauración se haya hecho realidad, si bien el de Villamuriel es un claro ejemplo «del amor; del profundo enamoramiento que todo un pueblo siente por su iglesia», en palabras del párroco, Isidro Alonso. El templo ha recibido donaciones de particulares, una cesión de la fundación constituida por otro mecenas del municipio, su lámpara central ha sido restaurada por otro vecino, Laurentino Pérez Abad, e incluso los arquitectos (uno de ellos casado con una hija del pueblo) han trabajado gratis.

La confirmación de que el arzobispo, Ricardo Blázquez, presidirá la inauguración de las obras, ha sido el colofón a esa ilusión colectiva que sabe transmitir como nadie el sacerdote, párroco también de La Unión, Valdunquillo y Bolaños de Campos. «Va a ser un día muy bonito», sentencia, tras agradecer también su colaboración al alcalde, Anacleto Pascual, «que durante estos siete meses de obras nos ha cedido las viejas escuelas para que pudiéramos seguir celebrando culto».

El propio delegado de Patrimonio del Arzobispado, José Luis Velasco, reconoce que sin ese compromiso del pueblo la iglesia no habría podido restaurarse, porque si algo tiene la Archidiócesis de Valladolid son templos necesitados. Además de otros programas, y solo gracias al convenio suscrito con la Diputación Provincial de Valladolid, este año está interviniendo en 57, «aunque en la mayoría de los casos hacemos obras de salvación no restauraciones totales», afirma.

Velasco reconoce, asimismo, que este tipo de herencias no son muy habituales, aunque en Tierra de Campos se han dado algunos casos, por la importancia que el templo tiene para la vida del pueblo y en el anclaje a las raíces que supone para sus moradores actuales y para los que lo fueron en tiempos. Quizás también, añade Velasco, «porque es tierra de desamortización y las donaciones son una especie de fórmula de devolver a la Iglesia lo que era suyo».

El Arzobispado, depositario de la herencia, dio el visto bueno cuando el consejo parroquial de Villamuriel de Campos le transmitió su deseo de hacer realidad el sueño de Doña Jesusa y restaurar la iglesia. El templo construido en 1799 sobre los restos de uno anterior e inaugurado en 1816 «tenía la cubierta muy deteriorada, con vigas partidas, carcoma... lo que también estaba afectando a la estabilidad de los muros. La actuación era bastante urgente», explica el arquitecto Carlos Bernal, del Estudio de Arquitectura y Urbanismo Bernal-Iturralde, responsables del proyecto y de la dirección de obra.

Pero como sucede en estos casos, la situación se complicó cuando los operarios se pusieron manos a la obra los 158.000 euros presupuestados en un principio van a acabar siendo algunos más y, a la vez que se intervenía en las cubiertas de la nave principal y de la de crucero, se hizo necesario eliminar el forjado que en su día sustituyó a la antigua cúpula y resultó oportuno dejar a la vista la estructura de madera y recuperar las antiguas pechinas de ladrillo visto.

Además estaban la iluminación, que finalmente se ha renovado por completo, y la pintura. Y con ella entró en escena la Fundación San Pelayo y San Segundo, una de las dos que constituyó el sacerdote, profesor y abogado Segundo Espeso Miñambres, otro hijo de Villamuriel de Campos, terrateniente con olfato para los números. Mientras que la primera de sus entidades San Manuel y San Isidoro concede becas de estudio para los hijos del pueblo y descendientes, la segunda destina el capital a diferentes obras de caridad y auxilio.

Ambas están también controladas por el Arzobispado y ambas se nutren del r

endimiento de las miles de acciones en empresas que cotizan en Bolsa, y que se han multiplicado exponencialmente desde la muerte de Espeso Miñambres, en 1971. «Este año nos pareció oportuno contribuir a la restauración de la iglesia de su pueblo con 15.000 euros, lo que ha costado la pintura del templo», explica uno de los patronos y sobrino del mecenas, Segundo Espeso Polo. «Dios que me ha dado tantos bienes, querría que los repartiera», dice el patrono que acostumbraba a oír a su tío.

El templo custodia en su interior dos imágenes de San Miguel y San Juan Evangelista, del siglo XVI; un Cristo gótico del XIII; y una Piedad atribuida a Juan de Juni, que son el orgullo del medio centenar de vecinos del municipio y de los que se marcharon pero acostumbran a volver en fechas señaladas, como la del próximo día 22. Y es que la antigua Villa del Muro, aunque ya no es lo que era en 1943, cuando la Diputación eligió a su alcalde Juan Represa de León como procurador en la Primera Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946), representando a los municipios vallisoletanos, todavía se hace querer.

En opinión de los arquitectos (responsables también de la intervención en la espadaña, hace más de una década), para que la restauración del templo sea completa, se haría necesario ampliarla a las cubiertas de los tres brazos, pero el legado de Doña Jesusa no puede estirarse más y el Arzobispado, que sí colaborará en la financiación de lo ya ejecutado «si bien todavía no están cerradas las cantidades», en palabras de José Luis Velasco, tiene otras muchas prioridades. Habrá que esperar otra herencia y, visto lo visto en Villamuriel de Campos, todo es posible.

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