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Edificio de la calle San Luis donde ocurrió el suceso.

El ferretero de San Luis recibió trece cuchilladas y estaba vivo cuando le prendieron fuego

El sospechoso, que no dijo nada cuando abrió a los agentes, sigue hospitalizado y sin poder prestar declaración.

J. Sanz

Miércoles, 2 de julio 2014, 17:49

El ferretero jubilado que murió el pasado lunes en su casa de la calle San Luis recibió trece cuchilladas repartidas por todo su cuerpo y, según todos los indicios, estaba vivo cuando el autor le roció con disolvente y le prendió fuego en la bañera del domicilio del tercer piso del bloque del número 18, según confirmaron ayer fuentes policiales.

El único detenido por estos hechos, un hombre de 53 años que podía mantener una relación sentimental con la víctima, continuaba al cierre de esta edición ingresado en estado grave en la Unidad de Quemados del Río Hortega, por lo que los agentes siguen a la espera de poder tomarle declaración. El sospechoso, según explicaron las fuentes consultadas, no llegó a decir «ni palabra» el día de los hechos cuando abrió la puerta a los policías que acudieron a la vivienda, en principio, al ser alertados de un simple incendio.

Así que por ahora lo único que se sabe, al margen de que los investigadores manejan el móvil pasional como principal hipótesis, es que la víctima sufrió una muerte brutal. Su cuerpo, que hoy recibirá sepultura en la capital en la más absoluta intimidad por expreso deseo de la familia, presentaba hasta trece heridas incisas asestadas con un cuchillo pequeño. Pero ninguna de ellas, en principio, fue mortal, por lo que los investigadores creen que el jubilado aún estaba vivo, aunque presumiblemente en estado de shock, cuando el autor le metió en la bañera, le cubrió con maderas y telas y luego le roció con disolvente antes de prenderle fuego. La humareda, más que visible a través de la ventana del tercero, fue la que alertó a diversos testigos sobre los hechos en torno a las 9:40 horas del lunes.

El propio sospechoso, que presentaba distintos arañazos en la cara fruto de un presumible forcejeo, fue el que abrió la puerta a los agentes. «Estaba como ido y no dijo ni palabra», señalan las fuentes consultadas. Después fue atendido en la calle y evacuado al hospital con una intoxicación grave por inhalación de humo.

La investigación, por lo demás, sigue más o menos paralizada a la espera de que el sospechoso mejore y pueda responder a las preguntas de los agentes sobre lo ocurrido.

La víctima, Daniel G. R., de 64 años y natural de Roa (Burgos), llevaba más de ocho afincado en la calle San Luis y acababa de traspasar la ferretería de Vadillos que regentaba desde hacía décadas. Sus vecinos le calificaron de amable y educado.

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