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Los alumnos premiados por sus proyectos de investigación, junto a sus profesores y tutores.
El rigor científico como asignatura

El rigor científico como asignatura

El simulador de un acelerador de partículas y un análisis sobre las ONG ganan el certamen de investigación del instituto José Jiménez Lozano

Víctor Vela

Sábado, 7 de junio 2014, 14:15

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Recitan de carrerilla los materiales utilizados:una semiesfera de plástico, unos sensores de movimiento, luces led, diodos, placas de circuitos eléctricos, tubos de plástico... Y todo ello, perfectamente ensamblado, ha permitido a Carlos Rodríguez y Enrique Soto, alumnos de primero de Bachillerato del instituto José Jiménez Lozano, construir el simulador de un acelerador de partículas. Una maqueta que reproduce con una «fidelidad sorprendente» los mecanismos que permiten estudiar la colisión entre partículas para «recrear las condiciones del big bang y el bosón de Higgs». Carlos Olmedo, su profesor de Física y Química, explica que la maqueta ha resuelto con brillantez los cambios de polaridad del campo eléctrico, el funcionamiento de un simulador similar al que la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) tiene en Suiza. «No esperábamos un trabajo tan bueno», dice el tutor. Yel proyecto les ha valido uno de los dos premios entregados en el certamen de investigación Luis Vives, convocado por el instituto José Jiménez Lozano (en Parquesol), para que sus alumnos aprendieran a dominar el lenguaje, los criterios y objetivos del método investigador. Chema Jiménez es el coordinador de una iniciativa educativa en la que han participado veinte grupos de estudiantes de primero de Bachillerato (16 y 17 años). «El objetivo es que en sus propuestas estuvieran implicadas dos asignaturas, para demostrar el carácter transversal de la educación, que las asignaturas no son compartimentos estanco, sino que lo que se aprende en una materia se debe combinar con los conocimientos adquiridos en otra». La aventura investigadora comenzó en noviembre y ha sido esta misma semana cuando se ha resuelto la convocatoria, con la elección de los dos mejores proyectos.

José Antonio Medrano, director del centro, valoró de forma muy satisfactoria los resultados obtenidos con esta iniciativa, que ha permitido inculcar a los jóvenes investigadores los valores de la «indagación, de la puesta en común, de la tolerancia y, sobre todo, del rigor científico». Ahora tienen muchas herramientas a su alcance, sobre todo Internet, pero tienen que discriminar entre la información pertinente y la que no está contrastada.

Eso lo han demostrado también los integrantes del equipo que ha redactado el segundo trabajo premiado, en la categoría de Ciencias Humanas. Juan Diego Santos, Jorge Morollón y Javier Pérez han obtenido el reconocimiento del jurado con un repaso a la historia de las ONGy su futuro.

Futuro comprometido

«Nos ha llamado la atención el bajo compromiso que hay en España. Aquí, solo el 19%de la población colabora de forma activa con una ONG, cuando el porcentaje en Austria llega al 80%, en el Reino Unido al 55%y al 49%en Francia», explican los estudiantes, quienes recuerdan que Cáritas, Cruz Roja y Amnistía Internacional son los colectivos que más respaldo obtienen entre los españoles.«La crisis y la situación económica afecta a que no haya tantos ciudadanos implicados en una ONG», aseguran los estudiantes, quienes creen que estas instituciones adquirirán mayor relevancia en los próximos años.«El futuro pasará por las empresas sociales, donde no se busque tanto el individualismo y los beneficios puramente económicos.

Además, cada vez tendrán más importancia en la toma de decisiones (vemos, por ejemplo, la influencia que en ciertos aspectos tiene Greenpeace)y tendrán como principal problema la financiación, que posiblemente no llegue a las cantidades que obtenían antes de la crisis». El proyecto permitió a los estudiantes analizar un caso concreto, como Azacán en Valladolid.

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