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«El bipartidismo empieza a resquebrajarse de verdad», asegura Víctor Alonso

«El bipartidismo empieza a resquebrajarse de verdad», asegura Víctor Alonso

El profesor de Teoría Política en la Complutense diserta esta tarde en Fuente Dorada sobre la ‘democracia cercana’

Víctor Vela

Miércoles, 28 de mayo 2014, 16:16

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Cogerá esta tarde (19:30 horas) un micrófono en plena Fuente Dorada, en el escenario más reivindicativo y participativo de la ciudad. Víctor Alonso Rocafort (Madrid, 1977), licenciado en Economía, doctor en Ciencias Políticas y profesor de Teoría Política en la Universidad Complutense de Madrid, recala en Valladolid, invitado por el 15-M, para hablar, tres días después de las elecciones europeas, sobre democracia cercana.

¿Y eso qué es?

Estamos tan hartos de que la democracia se haya alejado tanto (y se ha llegado al tópico de no nos representan) que la mejor manera de combatirlo es acercándola, haciéndola nuestra, tomándola. Es necesario un cambio de mentalidad y el 15-M ha ayudado mucho. Parece que esa idea está calando, que es necesario el trabajo cotidiano en lo más cercano (en nuestros sitios de trabajo, nuestros barrios, nuestros pueblos) para tomar responsabilidad política y coger las riendas de la democracia. Esa debe ser una de las apuestas de este nuevo tiempo político y la arena electoral se está abriendo a ello.

¿Ocurrió el domingo?

Yo creo que sí. Es cierto que las elecciones europeas tienen unas características especiales, como la circunscripción única, pero los grandes partidos (PP, PSOE) han perdido porcentaje de voto desde cerca del 80% a menos del 50%. Es un batacazo con todas las de la ley.

Entonces...

El bipartidismo empieza a resquebrajarse de verdad y eso genera una ilusión que se contagia y que es el motor de los grandes cambios. Es la confianza del sí se puede, esa frase que ha dado tanta fuerza, por ejemplo, para parar desahucios. Pero no basta con ganar, hay que ganar bien. Por eso la importancia de la democracia cercana.

¿Tan lejos está?

Yo, por ejemplo, trabajo en la Universidad y no es una institución democrática en la que tengas capacidad de decisión. Pero lo mismo ocurre en tu barrio, cuando van a remodelar el parque cercano a tu casa y no puedes decidir. Puedes pensar qué bien, vivo en una democracia porque voto cada cuatro años. Pero faltan muchas cosas.

Por ejemplo

Hay que cambiar los modos de organización en los trabajos, que beben mucho del franquismo, con unos modelos autoritarios, tanto en entidades privadas como en instituciones públicas, con un orden de jerarquía que ha hecho mucho daño. Lo que ha demostrado el 15-M y lo que ha surgido de él, movimientos sociales con esa plasticidad organizativa, es que hay otros modos de organizarse que son democráticos y que benefician a quienes están dentro.

Eso, ¿llevado a la política...?

La representación política que tenemos no es democrática, sino oligárquica, la ley de hierro de la oligarquía. Hay que reclamar que los partidos den cancha a ese carácter democrático.

¿Cómo?

Rendición de cuentas, eso es lo mínimo. Pero también revocación y rotación de cargos. Que los representantes bajen a las asambleas de forma periódica para ofrecer información, pero también para recibirla. Y la defensa del parlamento. Los partidos deberían defender el parlamento como lugar para la argumentación de ideas, pero eso nunca ocurre porque van al voto cerrado, al pim pam pum, no hay debate real. Y luego, casos como el de la Policía. Se supone que es un derecho público que pagamos entre todos para defender a los ciudadanos y no ocurre así. Por ejemplo, cuando hay una decisión política de expulsar a una persona de su casa porque tiene una deuda con el banco y hay personas manifestándose, la Policía en ocasiones carga y maltrata a quienes debería defender.

¿En qué momento se separaron los despachos de la calle?

La crisis económica puso de relieve una crisis política que llevaba largo recorrido, con una representación política vinculada a unos poderes que no sabíamos quiénes habían elegido. Para que ese vinculación sea democrática (y no oligárquica)hay que tener una conexión directa con los ciudadanos, preguntándoles, creando encuentros, fomentando el debate, cambiando el programa si es necesario. Y eso no se produce.

¿La bonanza económica funcionó como una venda en los ojos?

Claro, claro. Pero en épocas de crisis te das cuenta de que no estás decidiendo sobre las cuestiones fundamentales. Cuando te toca directamente, con el desempleo, con seis millones de parados, con la pérdida de puestos de trabajo te empiezas a preguntar por qué durante todos estos años nuestros salarios prácticamente han estado estancados y los beneficios se disparaban. Oye, y por qué no hemos protegido más el estado del bienestar. Oye, y por qué tienen ciertos privilegios. La crisis ha hecho que muchas personas quieran tomar las riendas. Porque si no, hay una relación directísima entre desigualdad económica y social y falta de democracia. Si la mayoría social no puede decidir sobre lo que le afecta, las decisiones que se tomen no le van a beneficiar.

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