Desahuciado un exjugador del Real Valladolid por impago del alquiler

La vida le volvió a meter ayer un gol por toda la escuadra a Álvaro Fernández, Futre, un exfubolista del Real Valladolid y del Valencia de los años noventa, al que una inoportuna lesión de tobillo le apartó para siempre del fútbol cuando contaba con tan solo 21 años y estaba a punto de debutar en Primera División. Su sueño se truncó entonces y desde aquel día en el que el cirujano le espetó «llorando que nunca podría volver a tocar un balón» apenas ha conseguido levantar cabeza. Futre, hoy de 39 años, fue desahuciado el miércoles por orden judicial de la vivienda de alquiler que compartía con su novia y la hija de esta en La Rubia por el impago de la renta.

«Ahora estamos tirados en la calle, no tenemos nada, mi compañera cobra una pensión por invalidez de 450 euros y yo llevo tiempo sin trabajo», reconocía el exjugador mientras acarreaba las cajas con las pertenencias de la pareja en presencia de los representantes del juzgado y de tres agentes de la Policía Municipal, que ejecutaron a las once en punto el desalojo del piso situado en la tercera planta del número 2 de la calle Maestranza, una perpendicular a la carretera de Rueda.

Fuentes policiales aclararon que el lanzamiento estaba motivado por el impago de las mensualidades del alquiler y recordaron que habían visitado el piso en «innumerables ocasiones» con anterioridad ante las quejas por ruidos recibidas del resto de vecinos. Futre solo reconoce que no han pagado el último mes y asegura que tanto él como su pareja son «personas absolutamente normales a la que la vida les ha dado una serie de hostias muy duras».

La primera se la llevó a costa de un «patadón de un jugador del Levante» que le partió el tobillo «por tres sitios» y que le alejó para siempre de su incipiente carrera como futbolista. «Yo jugaba en el Mestalla el filial del Valencia y me quedé a cuatro meses de subir al primer equipo», recuerda Álvaro, un extremo izquierdo cuyo parecido con el jugador luso del Atlético de Madrid le valió el sobrenombre de Futre.

Su vida nunca volvió a ser la misma. «Entré en una profunda depresión, tuve que alejarme del fútbol por recomendación del psiquiatra, y luego conseguí recuperarme una temporada trabajando como monitor deportivo, primero, y luego en la Fasa, pero me despidieron hace tiempo y así me veo hoy, en una situación que no me creo», resume Futre.

Desahuciados a la fuerza

El desalojo de ayer no fue sencillo. Los agentes llegaron a «derribar la puerta» y un cerrajero cambió la cerradura cuando los tres inquilinos aún se encontraban en el interior. «Lo teníamos todo empaquetado el día y la hora del desalojo estaba anunciado y nos han obligado a salir a la fuerza, con prisas y dejándonos en el piso lo que no tenemos, además de sacar a mi novia a rastras», lamentaba Álvaro aún en plena mudanza ante la comisión judicial. Los policías, no obstante, sí les permitieron sacar las cajas y las bolsas que habían preparado. En la calle esperaba un coche para cargarlo todo.

El futuro inmediato de Álvaro Fernández, de su novia y de la hija de esta pinta ahora más que negro. «Yo no tengo casa ni trabajo, también tengo dos hijos a cargo de su exmujer y llevaba cuatro meses viviendo con ella, pero el problema es que mi compañera no tiene familia aquí su pareja es de Bilbao y a día de hoy nos vemos en la calle», reitera.

Lejos quedan los gloriosos años noventa, en los que Álvaro, Futre, ascendió como la espuma en las categorías inferiores del Real Valladolid, en las que jugó con ilustres como Chuchi Macón o Rubén Baraja, hasta su fichaje por el Valencia en 1993. Aquella sería su última temporada en activo. Nunca debutó en Primera por culpa de una «maldita lesión».