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La nueva tela sería una panacea para los corredores.
Una prenda para cargar las pilas

Una prenda para cargar las pilas

Un tejido capaz de acumular energía usando el movimiento del cuerpo podría reemplazar a las baterías en dispositivos ‘wearables’

antonio villarreal

Jueves, 5 de marzo 2015, 15:48

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Los wearables, aparatos electrónicos portátiles, están a la orden del día, desde zapatos a relojes pasando por gafas. Sin embargo, la utilidad de estos dispositivos se ve limitada por un gran problema: la batería y su corta duración.

Estas limitaciones, sin embargo, podrían pasar a la historia en unos años, si cristaliza la investigación de Sang-Woo Kim y su equipo, publicada esta semana en la revista ACS Nano, editada por la Sociedad Americana de Química. Estos científicos han desarrollado la primera tela resistente y flexible que aprovecha el movimiento humano para generar energía. Por tanto, puede recargar baterías o supercondensadores sin fuente de alimentación externa y posibilita que en un futuro veamos aparecer nuevas aplicaciones comerciales y médicas.

La búsqueda de la batería perfecta

Kim y sus colegas señalan que el potencial de la electrónica portátil se extiende mucho más allá de lo llamativo o lo conveniente. Estos nuevos dispositivos, pequeños y ligeros, podrían desempeñar papeles que cambien la vida, como servir de piel robótica. Sin embargo, para maximizar su utilidad, necesitan una fuente de energía ultra-flexible, de larga duración y que se incorpore a la perfección en el diseño del dispositivo.

Para encontrar una posible solución, el equipo de Kim recurrió a una tecnología emergente, los llamados nanogeneradores triboeléctricos (TNG, por sus siglas en inglés), capaces de captar energía de nuestros movimientos diarios.

Los investigadores crearon un tejido plateado a base de TNG, cubierto con nanovarillas y un material orgánico basado en silicio. Cuando agruparon cuatro de estas piezas de tela y las empujaron hacia abajo, apretándolas, éstas lograron capturar la energía generada a partir de la presión.

El material bombeó inmediatamente esa energía, que en los experimentos se empleó para iluminar diodos emisores de luz (LED), una pantalla de cristal líquido y el mando a distancia de un coche. Además, la tela siguió funcionando, emitiendo electricidad, durante más de 12.000 ciclos.

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