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Avelino Corma, en las instalaciones dek ITQ de Valencia, un instituto de investigación científica de su creación.
«El sistema funcionarial que tenemos nos limita»

«El sistema funcionarial que tenemos nos limita»

Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, recibe el premio como broche a una brillante carrera investigadora que, actualmente, sigue en su plenitud

antonio villarreal

Viernes, 1 de agosto 2014, 14:35

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El premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica otorgado este año al químico Avelino Corma sirve de broche a una brillante carrera investigadora que, actualmente, sigue en su plenitud. Este científico castellonense, miembro de la Real Academia de Ingeniería, de la National Academy of Engineering americana y de la Royal Society británica, fundó en 1990, el Instituto de Tecnología Química, que dirigió durante 20 años convirtiéndolo en un referente internacional y desde el que ahora el profesor Corma responde a Innova+ en una mañana más de trabajo.

En primer lugar, enhorabuena por el reconocimiento. ¿Qué opinión le merecen Mark E. Davis y Gallen Stucky, los otros galardonados? ¿Han trabajado juntos alguna vez?

En mi opinión son excelentes investigadores, con Stucky no he trabajado nunca. Mark Davis pasó en nuestro instituto parte de un sabático suyo y tenemos un trabajo conjunto, más bien sobre pensamiento y fundamentos. Para mí es un honor formar parte de la tríada en la que están ellos.

Hitos de su carrera

  • biografía

  • 1973 Se licencia en Química en la Universidad de Valencia.

  • 1976 Obtiene el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid,

  • 1978 Pasa dos años en el departamento de Ingeniería Química de la Queen's University en Ontario, Canadá.

  • 1979 Entra como investigador en el CSIC tras aprobar las oposiciones.

  • 1987 Ocho años más tarde, Corma obtiene la plaza de profesor.

  • 1990 Junto al profesor Jaime Primo y con una plantilla de 5 investigadores más, crean el Instituto de Tecnología Química en unos locales habilitados en el aparcamiento del campus de Vera.

  • 2012 El ITQ, ya un centro con 180 profesionales donde el 53% son mujeres, recibe la distinción Severo Ochoa.

  • 2014 Avelino Corma es galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación.

Tanto usted como su centro, el ITQ, han sido reconocidos por el alto número de patentes que han logrado comercializar. ¿Es este su sistema ideal de financiación o simplemente el que decidieron emplear en un principio para obtener recursos y salir adelante?

Con respecto a la financiación por patentes, nosotros tenemos dos sistemas. Uno son las patentes que desarrollamos en contratos con compañías, es decir, la compañía viene, presenta un problema y nos pide si podemos hacer un proyecto de investigación para tratar de solucionarlo. Con esto no me refiero solamente a solucionar un problema práctico, claro que no, son problemas más bien de naturaleza teórica, quieren que se les ayude a conocer mejor los sistemas con los que trabajan, es decir, son proyectos de investigación. De estos proyectos, que llevan casi siempre una parte de investigación fundamental o básica, surgen resultados que son factibles de ser patentados, de ser protegidos, entonces la empresa hace su propuesta, lo patentan y la patente pertenece a la compañía, que ha pagado toda la investigación, y después cuando la comercializa, le da unos royalties al instituto, es decir, al CSIC y a la Universidad Politécnica de Valencia.

Pero luego también hacen sus propios proyectos.

La de las empresas es una vía, la otra vía es que de nuestras investigaciones internas, y por tanto financiadas con fondos públicos, ya sean europeos o españoles, surjan resultados que creemos pueden ser objeto de interés en ser patentados y los patentemos. Después, si tenemos la oportunidad, los licenciamos y los resultados económicos de esa licencia inciden directamente en el ITQ.

Sin embargo, todavía algunos científicos que hacen ciencia básica tienen cierto recelo, digamos intelectual, contra la investigación aplicada, como si fuera más puro dedicarse sólo a contribuir al conocimiento.

Nosotros contribuimos con nuestras investigaciones al conocimiento general, muchas de nuestras investigaciones son fundamentales, pero en algunos casos tenemos la misión de que aquello pueda ir más allá, tener aplicaciones en algo más concreto y aprovechamos estos experimentos para comprobar si pueden tener una aplicación práctica. Entonces lo patentamos. Le voy a dar un ejemplo, una empresa nos presentó un proyecto que tenía un componente inicial puramente teórico, todo lo que se ha hecho en esa primera parte son cálculos teóricos, que habrán servido para entender mejor la reacción y cómo funciona esta reacción, y a partir de este conocimiento fundamental, diseñar un catalizador para una reacción objeto de estudio. Bien, pues esto ha culminado en una patente para la empresa para la que, fíjese, hicimos todo un desarrollo teórico mediante cálculos de orbitales moleculares.

Sus trabajos sobre catalizadores [sustancia que aumenta la velocidad de una reacción química] han sido aplicados a muchas áreas de la industria, por ejemplo a las energías renovables. ¿Cree que la química tiene mucho por hacer aún en la biomasa, para obtener combustibles a partir de materia orgánica?

Creo que en España hay grupos investigando sobre biomasa que llevan ya tiempo y que son muy buenos, en Zaragoza, Bilbao, Andalucía, Madrid... el problema que tiene la transformación de biomasa en combustibles líquidos es que, en estos momentos, todavía no puede competir con los precios de los hidrocarburos fósiles. Esto, a la hora de poderse aplicar es una limitación, por tanto tienen que ser decisiones políticas las que hagan que se tengan que utilizar combustibles de origen biológico en los combustibles comerciales. Desde el punto de vista económico hay problemas para competir, pero sí que hacemos investigaciones tratando de buscar vías y caminos de reacción alternativos, o reacciones diferentes, que permitan utilizar biomasa desechable de manera competitiva.

Para el ITQ, ¿cree que es más importante poder atraer talento de fuera o retener a los investigadores españoles brillantes?

Creo que nosotros tenemos capacidad en general de atraer a gente buena de España una vez se han formado fuera. Es decir, una condición que tiene el instituto es que no puede haber nadie en plantilla, en una posición permanente, que no haya pasado al menos dos años en un centro importante del extranjero. Después, sí, tenemos algunos profesores extranjeros trabajando con nosotros, unos de manera continua y otros de manera temporal. Tenga en cuenta que para poder entrar en plantilla tienen que ser funcionarios, y para ello tienen que ser españoles, o ahora miembros de la CEE. Eso ya descarta por ejemplo a americanos, japoneses y otros. Es decir, el sistema funcionarial que tenemos nos limita bastante a la hora de poder incorporar extranjeros de manera permanente. Tenga en cuenta también que hay que pasar un sistema de oposiciones, que la ley dice que tienen que ser en español. Esto le dará una idea de lo difícil que es incorporarlos a los sistemas públicos funcionariales.

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