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Un monitor con la portada digital de 'The Times'.
Otros tiempos los mismos 'Times'

Otros tiempos los mismos 'Times'

'The Times', 'The New York Times' y 'Financial Times' son grandes vacas sagradas del periodismo que han sabido adaptarse a la era digital.

carlos benito

Viernes, 28 de agosto 2015, 19:31

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El mundo ha dado muchas vueltas desde aquel 13 de febrero de 1888, cuando salió el primer número del 'Financial Times' al que todavía le faltaban cinco años para teñirse de su característico color salmón: costaba un penique y en su primera página recogía informaciones como la de la Compañía Europea y Americana de Botellas Hechas a Máquina, que buscaba nuevas patentes para su prometedor negocio de envases de vidrio. Más lejos aún nos queda el 18 de septiembre de 1851, el día que debutó The New York Times: bastaba echar un vistazo a su portada para enterarse, qué cosas, de que Madrid llevaba «cuatro meses sin lluvia» y Aragón padecía una pavorosa sequía. Y el viaje en el tiempo se vuelve de largo recorrido para alcanzar el 1 de enero de 1785, fecha de nacimiento de The Times, aunque todavía luciese su cabecera original de The Daily Universal Register. Sus apretadas cuatro columnas, con anuncios de servicios navieros, obras de teatro y «misceláneas en verso y prosa», incluían una salutación del editor: «Lanzar un periódico nuevo en el día de hoy, cuando tantos otros están ya establecidos y confirmados por la opinión pública, es ciertamente una tarea ardua», decía.

Los tres habrían de convertirse en instituciones reconocidas en todo el planeta, vacas sagradas del periodismo de calidad, y los tres continúan aquí, informando desde los quioscos y las pantallas del siglo XXI: la suma de la crisis publicitaria y el impacto de Internet, ese nuevo paradigma que ha hecho zozobrar a tantas empresas informativas, ha convertido a estos venerables diarios en pioneros empeñados en la búsqueda de nuevos modelos de negocio.

Y no les va mal: a finales del mes pasado, la venta del Financial Times al grupo japonés Nikkei por 1.191 millones de euros desconcertó a muchos, atónitos ante el montante de la operación. Es un dineral para hacerse con un representante de eso que los más modernos llaman, con cierta insolencia, legacy media, los medios heredados que empezaron su trayectoria antes de Internet.

«Los tres Times han avanzado más o menos al unísono hacia el objetivo de mantener sus negocios con ingresos procedentes de los lectores. Los tres han instalado muros de pago y han aprendido mucho de la experiencia: sus datos les proporcionan un buen conocimiento de cómo cambian los lectores, es decir, qué lee cada cuál y en qué soporte», explica a este periódico el especialista estadounidense Ken Doctor, responsable de Newsonomics. Doctor destaca un logro en concreto: «Tanto The New York Times como el Financial Times pueden decir hoy que la mayor parte de sus ingresos procede de los lectores, por encima de lo que sacan de la publicidad: eso es un gran hito. Lo que generan los lectores debería ser más estable que la publicidad, cada vez más digital y más dominada por Twitter y Facebook».

Periodismo de calidad

El Financial Times marcó el camino y también es el que ha ido más lejos en su adaptación a los nuevos tiempos. De hecho, a sus responsables ni siquiera les gusta ya definir su producto como un periódico, porque creen que ese traje se les ha quedado viejo y demasiado pequeño: el emblemático diario de color salmón es solo uno de los canales que manejan y, de hecho, la edición de papel se ha convertido en una síntesis de los contenidos que se difunden a través de la web y las apps. Con lemas como el periodismo global de calidad requiere que se invierta en él, los responsables del Financial Times implantaron en 2007 un sistema de contador que solo permite leer gratuitamente unos cuantos artículos al mes. Según los datos más recientes que han hecho públicos, los suscriptores digitales suponen ya el 70% de los 720.000 con que cuenta el periódico. Nunca antes habían tenido tantos lectores de pago.

El New York Times decidió imitar su sistema y también estableció en 2011 un muro de pago con contador, que fue recibido con un escepticismo casi universal: en la era del gratis total, con tantos caminos posibles hacia la información, casi todo el mundo apostaba contra la viabilidad de ese sistema en un diario generalista. Al fin y al cabo, dice un chiste que solo hay dos tipos de personas capaces de suscribirse actualmente a un periódico, y son los periodistas y sus padres. Las cifras han demostrado que, en realidad, no faltan los lectores dispuestos a pagar por la buena información: cada cierto tiempo, algún especialista anuncia que el New York Times ha tocado su techo de suscriptores digitales lo dijeron, por ejemplo, cuando llevaba 675.000, pero en algún momento de este verano se espera que rebase la barrera simbólica del millón. Aunque las redes sociales pueden parecer el reverso de todo esto, el diario estadounidense suele recurrir a Facebook y Twitter como escaparate para sus contenidos. Allí tienen una vida más larga las historias de la Dama Gris y su imponente colección de 117 pulitzers. Por ejemplo, en el último mes los reportajes del The New York Times más compartidos en Internet han tratado sobre la muerte del león Cecil, las esclavas sexuales del Estado Islámico y las condiciones de trabajo en Amazon.

¿Y qué hay del tercer Times, ese que, para distinguirlo de todos los que le copiaron el nombre a lo largo y ancho del planeta, es conocido en muchos sitios como el Times de Londres? Su dueño, Rupert Murdoch, decidió en 2010 que tanto el diario como el dominical The Sunday Times, que tiene su propia redacción, serían de pago en Internet. «Es el modelo más radical y arriesgado de los tres, porque cierra completamente sus contenidos, pero, incluso en este caso, la unión de la circulación impresa y digital también ha mejorado las ventas del diario», valora Ángel Arrese, profesor de Periodismo en la Universidad de Navarra. «Ha producido un gran caudal de nuevos ingresos apunta Ken Doctor, aunque ha limitado la posibilidad de catar el contenido de la web». El Times cuenta con 400.000 suscriptores, de los que 172.000 son exclusivamente digitales y apoquinan ocho euros y medio a la semana: la empresa se suele referir a estos lectores leales como «miembros de una comunidad basada en las noticias».

Da la impresión de que, con distintas estrategias, los tres Times están protagonizando una transición exitosa. ¿A qué se debe este resultado positivo? El profesor Arrese identifica tres factores en su «buen comportamiento» digital: «Los tres son diarios legendarios entre su público y con proyección internacional, lo que hace que contasen con una audiencia fiel. La calidad periodística, y sus contenidos únicos y propios, es esencial a la hora de mantener la relevancia pública de estos medios. Y, finalmente, está la gestión de la marca periodística de manera consciente, independientemente del soporte, manteniendo el concepto de que acoge contenidos valiosos». ¿Y han logrado mantener su personalidad? «No creo que se haya modificado sustancialmente. Los tres mantienen la idea de que son instituciones periodísticas con una misión de servicio a sus públicos y a la sociedad».

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