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Taller de maquillaje terapéutico en la Asociación Española Contra el Cáncer.
La otra cara del cáncer

La otra cara del cáncer

Verse bien ante el espejo y frente a los demás ayuda a muchas personas a luchar con fuerza contra una enfermedad que, gracias a los avances en su tratamiento, cada vez cuenta con unos índices de supervivencia mayores

P.Manzanares

Martes, 3 de febrero 2015, 07:44

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Cuenta el líder de la banda Eels, Mark Oliver Everett, en Cosas que los nietos deberían saber que cuando su madre había perdido el cabello a causa de la quimioterapia le envió una peluca punki verde fosforescente, ya que ella parecía no decidirse por ninguna. Su madre, al verla, se la puso y acudió así a una sesión más de su tratamiento, cautivando a las enfermeras.

A veces no hay nada mejor que reírse de la adversidad. Y es que este ejemplo, que puede parecer una extravagancia, no lo es tanto si pensamos en lo duro que resulta plantarle cara a una enfermedad como el cáncer, que para este 2015 se prevé que tendrá una incidencia médica global de 222.060 afectados en nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Oncología.

Una enfermedad cuyo diagnóstico es uno de los peor recibidos dado el fortísimo impacto emocional que causa tanto en el paciente como en sus allegados. ¿El motivo? Principalmente que solemos tener «una idea preconcebida de lo que es el cáncer, una palabra tabú que durante mucho tiempo se ha asimilado a muerte», explica la doctora Vicenta Almonacid, especialista en Psicología Clínica y experta en Psicooncología del GrupoHospitalario Quirón.

Si me decido por llevar peluca

  • Muy práctico

  • Cambio de estilo.

  • Con la ayuda y asesoramiento de un profesional puedes cambiar de imagen y optar por una que ahora te favorezca más o te ayude a verte mejor, algo que sube mucho el ánimo, y eso es muy importante.

  • Pelucas sintéticas.

  • Son más baratas que las de pelo natural y su mantenimiento es más sencillo, así como peinarlas. Las hay hechas a máquina y a mano, estas últimas suelen lucir más naturales, sobre todo si son confeccionadas a medida, dos factores que incrementan el precio.

  • Pelucas naturales.

  • Si esta es la opción elegida no es aconsejable comprar una de baja calidad (en este caso compensa más una sintética). Es lo mejor para quienes no quieren cambiar el look que tenían antes del tratamiento, ya que se pueden hacer a medida igualando color y corte de pelo. En este caso es recomendable ir al sitio especializado donde se vaya a encargar la peluca antes de comenzar el tratamiento para que copien tu imagen. Eso sí, esta es la opción más cara.

  • El interior, importa.

  • Deben ser lo más suaves y con el menor número de costuras posibles para evitar roces y molestias en el cuero cabelludo.

  • Cómo sujetarlas.

  • No se recomienda el uso de pegamento para su fijación porque la alopecia de la quimio es reversible y el pegamento podría provocar zonas con alopecias cicatriciales permanentes o que se debilite el cabello. Además los sistemas de fijación normales son suficientes para que no se muevan.

  • No usar 24 horas.

  • El cuero cabelludo debe estar al menos 6 horas diarias sin la peluca.

  • Cuidados.

  • Al lavarla no frotarla, dejarla sumergida en agua tibia con champú. No secar con secador, sobre todo si es sintética, hay que envolverla en una toalla y quitarle la humedad y secar al aire libre colocada en un soporte específico para pelucas. A la hora de cepillarla hacerlo con cuidado y si es necesario tras el lavado se le puede poner acondicionador que luego se aclara con abundante agua tibia.

  • Prótesis capilares parciales.

  • Perfectas para cubrir zonas localizadas, se hacen tomando una muestra del cabello del cliente para que se mezcle perfectamente con el resto.

  • Fuente

  • AECC, Ángela Navarro y libro No te rindas frente al cáncer, de Carmen Martínez Núñez (editorialMartínez Roca).

Pero hoy en día, con la mejora de los tratamientos, la supervivencia se ha incrementado mucho si bien depende mucho del tipo de cáncer y aun cuando es incurable, como sucede en el cáncer de mama avanzado, se intenta cronificar la enfermedad. Esto hace que, cada vez más, los pacientes se interesen por cuidados estéticos que les ayuden a verse mejor físicamente.

«La imagen es nuestra carta de presentación ante los demás, pero también marca la forma que tenemos de relacionarnos con nosotros mismos. Muchos de los tratamientos oncológicos pueden hacer que esa imagen cambie radicalmente. La caída del pelo, la ausencia de cejas, los cambios de peso, la retención de líquidos generan un problema en nuestro esquema corporal que puede tener consecuencias importantes en la autoestima , conllevando muchas veces el aislamiento », afirma Ana González Márquez, responsable de Psicooncología de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

A superar ese obstáculo ayudan los talleres de autocuidado e imagen y las unidades de maquillaje terapéutico, donde se pretende que los pacientes conecten con su imagen de una manera más positiva, ofreciendo recursos concretos que mejoren su físico. Además, estos talleres también ayudan en cuanto que suponen un punto de encuentro con personas que están en la misma situación.

En el caso de la Unidad de Maquillaje Terapéutico del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid, y también en los cursos de la AECC, se crea un clima muy agradable. «Quienes vienen hablan entre ellos y se cuentan lo que tienen. Es todo muy terapéutico, ya que para ellos es como estar con sus iguales, algo muy importante porque sienten que los demás tienen los mismos padecimientos, los mismos complejos , las mismas ansiedades », cuenta Ángeles de la Riva, enfermera de Dermatología del Hospital madrileño y una de las encargadas de la mencionada Unidad.

Un impulso vital

La asistencia a estos cursos suele ser un impulso, un punto de partida para comenzar a cuidarse y a sentirse mejor, porque a veces el paciente dice «bueno, ya me cuidaré cuando acabe todo esto» , pero «también importa el mientras tanto. ¿Por qué esperar para mejorar mi situación? Hagamos que este sea el primero de muchos otros días», agrega González Márquez.

De la Riva, que se doctoró en Psicología con la tesis Maquillaje terapéutico en personas con lesiones desfigurantes, comprobó cómo incidía éste en los afectados: «Durante el estudio que hice pasé unos cuestionarios para evaluar la autoestima, la calidad de vida y un multifactorial que medía ansiedad, fobia social, obsesión compulsión, trastornos del sueño Todos los pacientes, por lo general, mejoraban tras la asisencia al taller, excepto en lo referente a la autoestima, pero es que esta se va forjando a lo largo de nuestras vidas y si a alguien le han mirado mal durante mucho tiempo por tener un angioma, un vitíligo o una deformidad de nacimiento ahora es muy difícil corregir ese complejo que tienen insertado ya en su personalidad».

Con todo, De la Riva es una firme defensora de estos talleres en los que, más allá de consejos para verse mejor físicamente, lo más importante es el afecto con el que se trata al paciente y tocarles las lesiones. «Esto último les da confianza, seguridad, calor... Sienten que no causan tanto rechazo», explica. González incide también en su experiencia en la AECC: «Los resultados son espectaculares. Además, complementamos nuestra oferta con talleres de ejercicio físico y yoga, que también ayudan a la persona a encontrarse bien consigo misma. En el caso de la actividad física, cada vez se está estudiando más su importancia para los pacientes oncológicos por sus beneficios, sobre todo cuando se han terminado los tratamientos. De hecho, hay estudios concretos que hablan de la mejora en el índice de recaída, sobre todo en cáncer de mama y de colon.

Pero además el ejercicio ayuda a recuperar la sensación de bienestar y eso redunda en el estado emocional y, por tanto, en las relaciones con los demás. Cuando tú te sientes bien te resulta mucho más fácil y menos costoso relacionarte y de ese modo te sientes menos aislado».

Eso sí, los asistentes a este tipo de talleres deben ser voluntarios y tener asumida su enfermedad, deben estar preparados para afrontarla y con ganas de vencerla. «Creo que cuanto más autocuidado tiene uno más lucha por vivir y esto se traduce en mayor calidad de vida y posiblemente en mayor supervivencia», opina la doctora Almonacid.

En el caso de que alguien esté interesado en acudir a la Unidad del Ramón y Cajal debe saber que reciben a pacientes de toda España derivados por sus dermatólogos, oncólogos, cirujanos plásticos o centro de salud que los traten y que serán personas con lesiones no activas. Las sesiones son los viernes y se aprende más rápido si se acude a ellas de un modo consecutivo. Por lo general, los asistentes lo hacen durante un mínimo de dos días y hasta un máximo de 7.

Trucos de belleza

Aunque lo más importante es que cada persona elija lo que más le gusta y tome la opción que más cómoda le haga sentirse, tanto a la hora de elegir en qué momento decide cortarse el pelo, como para decidir si peluca o pañuelo, los talleres les enseñan trucos para acertar con la estética que más les favorece.

Así los expertos pueden asesorar al paciente a la hora de elegir una peluca, enseñarle cómo ponerse un pañuelo o ver de qué modo se puede sacar más partido con el maquillaje. «Lo mejor es siempre resaltar aquel rasgo bonito de la persona para focalizar la atención sobre él», afirma Carmina Barrajón, maquilladora y formadora de cosmética. Una técnica que es muy útil sobre todo cuando es imposible tapar completamente una lesión, como por ejemplo en casos de linfomas muy cicatriciales.

«También es muy importante aprender a maquillarse las cejas, ya que enmarcan el rostro», añade Barrajón mientras les enseña a sus alumnas cómo hacerlo dibujando una sobre su mano. Y, poco a poco, como por arte de magia y con toques de iluminador y polvos compactos va moldeando la cara de cada una.

Tras el magnífico resultado, ninguna quiere salir del taller y encerrarse en casa. «Hay que animarlas a que ese día salgan de paseo y aprovechen el estado de ánimo con el que se van», coinciden Barrajón y De la Riva. La diferencia es asombrosa, ya que los asistentes a estos talleres entran callados e incluso retraídos y salen alegres y sonrientes, desprendiendo una luz que grita que se van a comer el mundo.

Pérdida del pecho

En el caso de la pérdida del pecho, inicialmente y frente al diagnóstico primero gana el diagnóstico. Éste provoca talmiedo que la paciente dice «quíteme lo que sea necesario pero quiero vivir». Pero después, cuando se produce la mastectomía, en muchas ocasiones la mujer se queda en un estado emocional vulnerable. «Tengamos en cuenta que es una mutilación y, aunque este órgano no es vital, está asociado a la femineidad », explica la doctora Almonacid.

También hay que evaluar el valor previo que la paciente daba a su pecho, porque de ello va a depender su reacción emocional. Así las mujeres de mamas bastante grandes o muy pequeñas son las que peor van a adaptarse. En el primer caso, sobre todo por la asimetría. En el segundo, porque al tener poco pecho le daban mucho más valor.

Con todo, hoy en día la reconstrucción mamaria es una opción por la que optan muchas mujeres y los resultados son excelentes. Además, en las unidades de micropigmentación se recrean los pezones y areolas mamarias tras un implante, un método que en algunos casos también puede servir para quienes han sufrido una pérdida de cejas irreversible esto último no es lo común, ya que los efectos por tratamientos oncológicos son secundarios y transitorios.

Cuando la reconstrucción mamaria no es posible, los expertos animan a la paciente a que se pongan una prótesis y que preserven su imagen frente a la pérdida. «Además es muy útil que la pareja le facilite el encuentro con la sexualidad», añade González . Para gente sin recursos, en la AECC hay pelucas y prótesis que les donan y que ellos dan a su vez a quien lo necesita: «Creemos que es importantísimo para la recuperación verse bien», afirma la experta. Hoy en día, las pacientes con prótesis disponen de lencería y trajes de baño adaptados más bonitos, aunque algo caros. Cueste lo que cueste, al final lo más interesante es que el paciente conozca todas las herramientas a su alcance para poder elegir cuáles, cómo y cuándo usarlas y adecuarlas a su vida para sentirse mejor.

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