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Reumas infantiles bajo control

Gracias al diagnóstico precoz y a los avances farmacológicos, los pacientes con enfermedades reumatológicas pueden hacer una vida normal y no padecer secuelas

redacción

Viernes, 3 de marzo 2017, 15:43

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Las enfermedades reumatológicas en la infancia son poco frecuentes y afectan a uno de cada 2.000 menores, pero pueden ser graves si no se tratan adecuadamente, ya que son la causa más frecuente de discapacidad cuando se inician durante la infancia y ocupan el segundo lugar dentro de las enfermedades crónicas que se presentan en la edad pediátrica.

«Si no se realiza un diagnóstico y un tratamiento precoz pueden aparecer secuelas articulares como, por ejemplo, una extremidad más larga que otra e influir en el desarrollo, enlenteciendo o frenando el crecimiento, tanto en peso como en talla», explica la doctora Almudena Román Pascual del Servicio de Reumatología Pediátrica del Hospital General de Villalba. «Se siguen utilizando fármacos clásicos como los anti inflamatorios o los corticoides, pero la aparición ya hace décadas del metotrexato y, después, de los fármacos biológicos permite que muchos de estos niños hoy en día estén sin síntomas y hagan una vida normal y sin secuelas».

De todas, la patología más frecuente es la artritis idiopática juvenil que afecta, aproximadamente, entre 20 a 150 por cada 100.000 niños. Pese a que se desconoce su causa, todo apunta a que factores genéticos y ambientales están implicados en su desarrollo. «Según el tipo, hay siete variedades, afecta más a niños o a niñas; a lactantes, escolares o adolescentes», prosigue la doctora Román. «La más frecuente es la que llamamos oligoarticular, que es más habitual en niñas por debajo de los 6 años. Otras formas son la artritis psoriásica o la sistémica, donde además de inflamación articular hay fiebre y lesiones en la piel».

Para detectar una enfermedad reumatológica, los padres deben estar alertas a la aparición de cojera o, en el caso de niños más pequeños, que no quieran caminar o gatear, que pidan ir en brazos o en sillita, «sobre todo por las mañanas o después de la siesta; la inflamación de alguna articulación y la fiebre recurrente sin causa», especifica la doctora Román.

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