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Material relacionado con el consumo de gas de la risa e incautado por la Policía.
Baleares investiga tres muertes en zonas de ocio nocturno por el gas de la risa

Baleares investiga tres muertes en zonas de ocio nocturno por el gas de la risa

La Guardia Civil dio la voz de alarma a la Consejería de Sanidad por el consumo de óxido nitroso, de fácil adquisición en internet

Daniel Roldán

Viernes, 27 de mayo 2016, 03:06

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La Guardia Civil puso en alerta a las autoridades sanitarias de Baleares. En los últimos meses, se habían producido tres muertes en el archipiélago que tenían un patrón en común: el consumo de óxido nitroso, el famoso gas de la risa que sintetizó por primera vez el científico inglés Joseph Priestley como una forma de anestesiar a los pacientes y que treinta años más tarde Humphry Davy, un químico, decidió usar para burlarse del mundo de forma efímera.

Pero esas risas a mandíbula batiente no son tan graciosas como Davy pensaba. Nueve personas perdieron la vida en Reino Unido por el consumo de este gas entre 2006 y 2012, según la Oficina Nacional de Estadísticas. Ahora, el Gobierno balear quiere revisar sus datos para comprobar si los temores de la Benemérita son fundados. La Consejería de Salud cuenta con dos herramientas: la alerta sanitaria de nuevas drogas y la codificación de los boletines de defunción -el registro de mortalidad-. Ninguno de los dos sistemas ha saltado. «Pero como la codificación va con unos meses de retraso, lo que vamos a hacer ahora es vigilar de forma exhaustiva estos fallecimientos», señala María José Ramos Montserrat, directora general de Salud Pública y Participación de la Consejería de Salud. Si se confirman finalmente la relación, serían los primeros finados por culpa de esta sustancia que se suele usar en pastelería -para la nata montada y las cremas-, en la industria de la automoción y para intervenciones médicos. Se ha utilizado, con otros productos, en obstetricia u odontología por ejemplo.

El uso recreativo de esta sustancia, que no crea adicción, está prohibida en Baleares y otras comunidades desde 2013. Ese fue el año en que se empezó a hablar más del gas de la risa en las islas. «Había personas que vendían globitos con óxido nitroso en bares y discotecas de las zonas de ocio. Los llenaban con unas usadas en pastelería», apunta Ramos. Desde hace tres años se ha reforzado la vigilancia por parte de los inspectores de consumo, sobre todo en la época estival, ya que la mayor parte de los consumidores son extranjeros. «En España no ha calado. No está de moda. El consumo se ha localizado en el Reino Unido y donde los británicos veranean en masa», añade Claudio Vidal, de Energy Control, un programa de la ONG Asociación Bienestar y Desarrollo que trabaja en las zonas de ocio nocturno.

Náuseas y dolor de cabeza

La popularidad del óxido nitroso se debe sobre todo a la «euforia y la risa descontrolada». Unidas a su bajo precio y a la facilidad de encontrarlo, ya que tiene numerosas aplicaciones, hace que su consumo se haya multiplicado gracias a intenet. «Es muy difícil controlar su venta a través de la red», incide Ramos. Por ese motivo, se han intensificado los contactos con los dueños de discotecas, bares y terrazas para que colaboren de una forma más intensa en la detección de los vendedores ambulantes.

Esta popularización no ha ido acompañada de una mayor concienciación sobre los riesgos que corren. «Los efectos más habituales son las náuseas y el dolor de cabeza, que provocan que haya más riesgos de caídas», apunta el miembro de Energy Control, que recuerda que también es habitual la ingesta de alcohol con el gas de la risa. «Con el uso continuado se ha apreciado que hay una pérdida de vitamina B12. Y el riesgo más grave es el de la asfixia. Muchas veces no se debe a la toxicidad del propio gas, sino a que se retiene demasiado tiempo en los pulmones», explica Vidal.

Mientras la Consejería de Salud pesquisa sobre estas muertes, los consistorios preparan toda la logística para recibir a miles de turistas dispuestos a disfrutar de la oferta diurna y nocturna. El Ayuntamiento de Calviá pidió una reunión para hablar, entre otros temas, del gas de la risa. En esta localidad se sitúa Magaluf, famoso por sus excesos de todo tipo. Y hay preocupación por esta actividad. «No podemos hablar de repunte. Pero si hay que reconocer que persiste, que el problema continúa», asevera Ramos.

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