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Columpios en el parque de la Plaza de la Solidaridad de Valladolid. Ricardo Otazo
¿Hay que intervenir en los conflictos entre críos? Esto es lo que los padres deben hacer (o no) en los parques

¿Hay que intervenir en los conflictos entre críos? Esto es lo que los padres deben hacer (o no) en los parques

¿Qué hacer si nuestro peque es 'pegón'? ¿Y si no le dejan jugar? ¿Debemos obligarle a compartir sus juguetes? Itziar Azpiazu, psicóloga del Colegio de Psicología de Bizkaia, nos da las claves

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Viernes, 20 de abril 2018, 10:09

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Para algunos adultos, los parques infantiles son un mal necesario, un aburrimiento, un invento diabólico que devora horas y horas... Pero, los peques, sin embargo, suelen verlo como el paraíso en la tierra, el lugar del que nunca se quieren ir. Y eso que en este microcosmos no todo es armonía y felicidad. Al concentrarse en unos metros cuadrados niños y niñas de distintas edades, acompañados por padres, abuelos y cuidadores con diferentes modos de entender la educación, es inevitable que surjan tensiones y disparidad de opiniones sobre lo que es o no correcto.

Recientemente, un vídeo que se hizo viral, donde se veía a un grupo de niñas en un parque bilbaíno incordiando e impidiendo jugar a un niño negro más pequeño tal y como indica El Correo -unos vieron en ello racismo y otros, una simple muestra de poder entre críos-, ha demostrado que los parques son a diario escenario de múltiples conflictos, de mayor o menor calado. ¿Cómo deben actuar los mayores para no meter la pata? ¿hay que intervenir? Itziar Azpiazu, psicóloga del Colegio de Psicología de Bizkaia, apunta unos consejos para salir airosos del atolladero y ayudar a los chiquitines a disfrutar y sacar provecho de esas horas de parque, que son un tiempo valiosísimo... si se gestiona bien: «El espacio de juego es también un espacio de aprendizaje -subraya la experta-. De hecho, allí aprenden aspectos iguales o más importantes que las matemáticas o los idiomas».

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¿Deben intervenir los padres si hay problemas entre niños?

En este asunto, los padres están despistados. Ni quieren pasarse, ni quedarse cortos... ¿Cómo acertar? «No hay una regla de oro para saber cuándo intervenir o no. Depende de la edad y la capacidad de gestionar los conflictos de cada cual», apunta la psicóloga Itziar Azpiazu. Pero, en líneas generales, hay que intentar dejar que los niños afronten las situaciones problemáticas por sí mismos. Los adultos sólo deben pasar a la acción cuando vean que su peque está ejerciendo o sufriendo algún tipo de agresión -física o verbal- o abuso de poder.

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Si los padres intervienen, ¿cómo hacerlo correctamente?

Una norma básica: la intervención de las personas adultas ha de dirigirse hacia el niño que tiene a su cargo, no a los de los demás. «Es importante mantener la calma y tener presente que los menores aprenden por imitación. Así que si quieres que tu hija o hijo sea capaz de resolver conflictos, debes de predicar con el ejemplo», indica Itziar Azpiazu.

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¿Y si es necesario hablar con otros padres sobre el mal comportamiento de su hijo?

Pies de plomo. Todo aquel que ha pasado tiempo en un parque infantil sabe que acudir a los padres de otros niños para dar parte del mal comportamiento de su retoño es la mejor manera de iniciar una discusión. Casi nadie se toma bien las críticas a sus vástagos. Por eso, ante todo, prudencia. «Si tienes que hablar con ellos, intenta no hacer juicio de valores, usa tu asertividad y describe la situación lo más objetivamente posible», aconseja Azpiazu. Otra recomendación: habla sin que estén los niños delante. Y, por último, un aviso: «sé consciente de que tu forma de educar puede que sea muy diferente a la suya, así que no esperes que la otra madre o padre actúen como tú crees que 'deberían' de hacerlo», apunta la psicóloga. En el peor de los casos, el otro adulto se pondrá faltón o incluso agresivo. ¿Qué hacer si esto ocurre? «Actúa como quisieras que tu hija o hijo manejara este tipo de situaciones, ten siempre presente que tú eres su mayor y mejor ejemplo».

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¿Qué hago si mi hijo es el 'pegón' del parque?

Si ha pegado, insultado o faltado al respecto a algún crío, es aconsejable hablar con él «a solas, lejos de los estímulos del juego y, a través de preguntas, ayudarle a empatizar con las emociones del otro». Así puede entender cómo se ha podido sentir el niño que ha sido blanco de su comportamiento y aprender que debe desterrar esas actitudes.

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¿Y si el que 'recibe' es nuestro hijo?

La psicóloga Itziar Azpiazu considera que la 'ley de no intervención' que debe imperar entre los adultos que llevan a un crío al parque tiene salvedades. Si el pequeño «corre peligro físico o está sufriendo abuso y no tiene herramientas para manejar el acoso», hay que pasar a la acción. Según detalla, sería bueno que los padres le dieran herramientas al peque para afrontar la situación y le animaran a ponerlas en práctica de forma autónoma. Y en última instancia, «si el conflicto se mantiene y hay un peligro real, retirar al niño del espacio conflictivo y llevarle a otra zona del parque», explica.

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¿Hay que 'obligar' a los niños a ir al parque si lo pasan mal? (Sí, hay casos)

Hay peques que tiene una relación amor/odio con el parque. Por un lado, claro, les gusta porque es un sitio donde hay cosas chulas para jugar... pero también es un lugar lleno de niños desconocidos, que pueden ser o no amigables. «Si son muy sensibles pueden sentirse incómodos en un ambiente hostil. No es que tengan desarrollada una fobia como tal, sino que no se sienten a gusto gestionando posibles conflictos», aclara Azpiazu. ¿Qué hacer con estos niños? «Hay que animarles, pero no obligarles a ir al parque... Incluso se les puede dar otra opción de ocio al aire libre, como puede ser quedarse en el patio del colegio al final de clase o ir a otro parque donde se sientan más a gusto».

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¿Qué hacer si un niño acapara un juego o mucho espacio del parque?

El nene que sube por la pendiente del tobogán e impide bajar a los demás aunque la cola sea tremenda, el que se queda media hora pegado al columpio ante la mirada de desesperación de los demás, el que parece que se está echando la siesta durante media tarde en la cesta-balancín, los que juegan al balón y van lanzando patadas a diestro y siniestro ocupando todo el parque e impidiendo jugar a los demás... ante estas situaciones, hay que animar a los peques que sufren las consecuencias de estos comportamientos a defender amablemente, pero con firmeza, su derecho a jugar. O, si son muy pequeños y los 'otros' son mayores, los padres pueden echarles una mano, pero también de forma educada y asertiva. «Pero no hay que intervenir a no ser que haya mucha diferencia de edad», advierte la psicóloga. Normalmente, este tipo de roces no requieren una acción inmediata: «Hay más juegos de los que pueden hacer uso y no es una situación en la que corran peligro».

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¿Tiene que compartir sus juguetes?

En este punto, muchos padres se equivocan. Tratan con demasiado ahínco que sus pequeños, muchas veces de corta edad, compartan sus juguetes con otros niños del parque, porque es lo solidario, lo correcto, lo educado... Según la psicóloga, es muy positivo animarles a ello, «pero no es bueno obligarles». «Es a partir de los cuatro años cuando tienen la capacidad de entender hasta dónde llega lo suyo y donde empieza lo de los demás. Hasta ese momento compartir es complicado porque ven los objetos como parte de ellos. Por eso hay que entender su dificultad a la hora de prestar sus juguetes». Lo correcto es «hablar con ellos y preguntarles por qué no quieren dejar el juguete y rebatir sus razones». También es útil recordarles momentos en los que ellos han querido juguetes de otros y no se los han prestado.

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¿Es mejor ser un 'metomentodo' o un pasota radical?

En los parques puedes encontrarte dos actitudes bastante comunes entre las madres y padres. «Una es la de dejar a sus hijos e hijas en el parque y no prestarles atención porque están al teléfono o tomando algo -señala Azpiazu-. Y la otra es la de estar hipervigilantes, ser demasiado intrusivos y no dejarles gestionar los conflictos de forma autónoma». ¿Qué es peor? «Son comportamientos igual de negativos», zanja la experta.

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