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Los pueblos de Teruel ofrecen a sus nuevos vecinos casas baratas y mucha paz. Debajo, Gary Bedell, el promotor de la idea R: C:
Una empresa busca pensionistas americanos para ‘resucitar’ pueblos de España

Una empresa busca pensionistas americanos para ‘resucitar’ pueblos de España

Un canadiense afincado en España ha creado una plataforma en Internet destinada a atraer a jubilados de Estados Unidos y Canadá. Les ofrece una existencia tranquila en pueblos donde sus ahorros cunden mucho más

javier guillenea

Jueves, 12 de octubre 2017, 14:00

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Quizá buscar jubilados no sea la solución perfecta, pero puede servir de ayuda para lograr que la Laponia del sur deje de serlo. Los 1.263 pueblos de la Serranía Celtibérica esparcidos por una vasta extensión que abarca zonas de Soria, Teruel, Guadalajara, Cuenca, Valencia, Castellón, Zaragoza, Burgos, Segovia y La Rioja, se vacían sin remedio. Ellos comparten con la verdadera Laponia, la del gélido norte, la desgracia de ser el lugar más despoblado de la Unión Europea. Sin posibilidades de encontrar empleo, sus jóvenes emigran a la ciudad espoleados por sus padres. Mejor mal en la capital que nada en el pueblo. Eso es lo que les dicen.

Quedan los viejos, y cuantos más mejor. Al menos esa es la idea de Gary Bedell, un canadiense afincado en España desde hace 25 años que ha creado en Internet una plataforma destinada a atraer a jubilados de Estados Unidos y Canadá a municipios despoblados. Su plan es tan simple que parece perfecto. Les ofrece una existencia tranquila en pueblos con encanto donde sus ahorros cunden muchísimo más que en sus países de origen y en los que serán recibidos con los brazos abiertos.

«Desgraciadamente, en estos lugares es muy fácil encontrar casas, las hay por un tubo», afirma el impulsor del proyecto, que ya ha suscitado el interés de sesenta localidades dispuestas a acoger a una remesa de ese tipo de inmigrantes que todos quieren tener en casa. Son parejas mayores con posibilidades económicas y deseosas de integrarse en el vecindario, nada que ver con las hordas de ingleses y alemanes que se atrincheran en urbanizaciones donde imponen sus propias normas y los camareros ponen cara de sorpresa cuando se les habla en castellano.

Los primeros llegarán en enero de 2018 y lo harán para tantear el terreno. ‘Viva Rural Spain’, la plataforma sin ánimo de lucro creada por Gary Bedell, ofrecerá a los visitantes toda la logística necesaria para facilitarles un aterrizaje reposado. «Nadie hace la maleta de un día para otro y se va a vivir a otro país. La idea es que primero alquilen una vivienda y pasen aquí una temporada. Si les gusta, comprarán una casa y la rehabilitarán para quedarse a vivir».

No todos los pueblos sirven. La plataforma busca localidades que no estén a más de noventa minutos en coche de un hospital y que cuenten con servicios básicos como comercios y farmacia, así como con el compromiso del ayuntamiento de respaldar a los nuevos vecinos para facilitarles su integración. «Intentaremos que no supongan más del 10% de la población, no queremos guetos, buscamos que se integren en el pueblo y en su cultura, por eso entre los servicios que ofrecemos se incluyen clases de español», explica Bedell.

Uno de los ayuntamientos que se ha interesado por el proyecto es el de Muniesa, un pueblo de 480 habitantes condenado a desaparecer si no se hace nada para evitarlo. «Si vienen, vamos a recibirlos con los brazos abiertos, en dos días van a aprender castellano», asegura su alcalde, José Luis Iranzo. Él ya ha contactado con GaryBedell, a quien ha enumerado los puntos fuertes del municipio. «Tenemos un centro de salud desde el que se puede trasladar a los pacientes en helicóptero a Zaragoza, dos supermercados, farmacia, varios bares, una zona de huertos y bastantes casas vacías a buen precio.Si lo que buscan es tranquilidad, este es un lugar ideal».

Éxito y fracaso

Como tantos pueblos de la Laponia del sur, Muniesa trata de evitar por todos los medios que los jóvenes emigren a las ciudades, pero la economía no acompaña. El municipio cuenta con tres pequeñas empresas de muebles y molduras y una bodega cooperativa, aunque no son suficientes para evitar el éxodo de vecinos. «Queremos montar una fábrica nueva que generaría cinco empleos», dice esperanzado el alcalde. No son muchos, pero cualquier iniciativa es bienvenida. «Todo lo que sea evitar que un pueblo muera es interesante».

«No se puede desaprovechar nada», confirma Joaquín Juste, vicepresidente de la Diputación de Teruel, que recuerda que en la provincia «hay casi cien pueblos con menos de cien habitantes». «Es muy difícil solucionar el problema de la despoblación. Primero hay que activar la economía y después hay que cambiar de mentalidad porque hasta hace poco los padres decían a los hijos que se fueran del pueblo. Para ellos, irse era un éxito y quedarse un fracaso».

Para los jubilados norteamericanos debería ser un descanso. Sus pensiones medias de 1.200 dólares y los ahorros amasados a lo largo de su vida tendrían que garantizarles una existencia tranquila en España. No será difícil. Si allí sueñan con venir, aquí sueñan con su llegada. «Ellos quieren comprar y rehabilitar, lo que activará la economía de los pueblos; darán trabajo a albañiles y empresas de servicios», sostiene Joaquín Juste. «Vienen con dinero y eso es bueno»·, resume el alcalde de Muniesa.

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