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Estudiantes en el interior del IEM Mendibaldea de Vitoria.
España reduce su abandono escolar aunque sigue a la cola de Europa

España reduce su abandono escolar aunque sigue a la cola de Europa

El Gobierno se apunta el tanto del dato más bajo de la historia, 20,3%, mientras el resto de la comunidad educativa lo vincula al paro juvenil

Borja Robert

Sábado, 7 de noviembre 2015, 07:25

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Uno de cada cinco jóvenes españoles de entre 18 y 24 años no ha completado bachillerato, ni un ciclo de formación profesional, y no estudia nada en la actualidad. Algunos, ni siquiera han acabado la ESO. Son los que llegan al mercado laboral con menos formación y, en consecuencia, los que sufren las tasas de paro más altas del país -hoy, casi dos de cada tres no tienen trabajo-. Reducir la tasa de abandono escolar temprano es una de las prioridades de Europa, donde cada vez existen menos empleos de baja cualificación que pueda acogerlos. Y, aunque la cifra de España baja sin interrupción desde 2009 -entonces eran casi un tercio del total-, todavía duplica la media del continente. En ningún país de la Unión la proporción es tan alta.

Desde el curso pasado, el Gobierno ha celebrado como un éxito propio la reducción de la tasa de abandono escolar temprano. El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, vinculó la semana pasada el descenso en seis puntos durante los cuatro años de la legislatura a las reformas de su antecesor, José Ignacio Wert. El resto de la comunidad educativa, sin embargo, asegura que solo es un efecto del ciclo económico y de la elevada tasa de paro juvenil, que apenas en este trimestre ha caído por debajo del 50% tras muchos años.

«Es imposible que las reformas del Gobierno puedan haber tenido algún efecto sobre la caída del abandono escolar temprano», asegura Rafael Feito, catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y autor de varios trabajos académicos sobre esta cuestión. La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), apunta, empezó a implementarse el curso pasado y solo de forma parcial. Los cursos superiores, más proclives a incorporar a los jóvenes de entre 18 y 24 años que mide la tasa de abandono escolar temprano, apenas han cambiado todavía. «Y la educación de adultos no la han cambiado», recalca. «Aunque muchos han vuelto porque sin el graduado en ESO es casi imposible conseguir un trabajo».

En 2014 empezó la implantación de la Lomce y sus nuevas modalidades de Formación Profesional. La FP Básica, que reemplazó a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) con éxito limitado -un 40% de las plazas quedó sin cubrir el primer año, aunque éste ha mejorado-, dirigida a aquellos estudiantes de más de 15 que no logran superar la ESO; y la FP Dual, que combina la formación teórica en el aula con las prácticas en la empresa -y que cuenta con 20.000 matriculados-.

Estatus socioeconómico

«Hacen mal en alardear», apunta Francisco García, secretario general de la Federación de Educación de Comisiones Obreras (FE-CC OO). «No ha dado tiempo a que estos cambios puedan tener ningún efecto. La reforma de la FP empezó el año pasado y la de Bachillerato ahora; imaginar que ha cambiado algo es una presunción extemporánea».

El paro juvenil, señala, es la causa más probable. «Y si acaba por consolidarse la recuperación económica, nos tememos que volverá a crecer». Para cumplir con los objetivos previstos por Europa, España debería llegar a 2020 con una tasa de abandono escolar temprano inferior al 15%. «Puesto que la bajada no se debe a políticas educativas concretas, nosotros tememos que vuelva a subir si se consolida la recuperación económica», afirma García. Una investigación de Feito publicada en 2013 buscaba las causas del abandono escolar temprano entre adultos con experiencia laboral que habían regresado al aula.

«En un porcentaje muy elevado, los que abandonan su educación de manera prematura son hijos de familias de bajo estatus socioeconómico», indica. «Y los que se quedan son las familias más acomodadas, con libros en casa, progenitores con mayor nivel de educación y profesiones con un cierto grado de sofisticación». Durante los años previos a la crisis, recalca, había suficiente empleo de baja cualificación -turismo y construcción- como para que fuese difícil convencer a muchos jóvenes de que se quedasen en el instituto.

Entre los planes para mantener la caída en marcha está la universalización de la educación hasta los 18 años. «En EE UU lo tienen y es difícil saber si el efecto es positivo o negativo; aunque en Portugal también lo hicieron y sí les ha funcionado», señala Feito.

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