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El Cholo patenta su filosofía

El Cholo patenta su filosofía

Simeone ha registrado en la Oficina Española de Patentes y Marcas algunas de sus frases más conocidas. Mediaset se le adelantó con la más celebre de todas: ‘Partido a partido’. Muchos famosos también protegen su propio nombre para que nadie le saque provecho

FERNANDO MIÑANA

Jueves, 20 de octubre 2016, 18:09

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Diego Pablo Simeone encendió su ordenador el 12 de septiembre, buscó la página web de la Oficina Española de Patentes y Marcas, y, una vez allí, registró a su nombre cuatro de esas frases lapidarias que acostumbra a soltar en las ruedas de prensa. El entrenador del Atlético de Madrid desembolsó cerca de quinientos euros y se salió.

El argentino acababa de poner a buen recaudo cuatro pilares de su filososía: «Las finales no se eligen; se juegan y se ganan», «El equipo sobre las individualidades», «El fútbol es siempre el mañana» y «Juega cada partido como si fuera el último». Si en seis meses nadie lo impide, si nadie dice esa boca (o esa frase) es mía, serán suyas y solo suyas durante los próximos diez años en España.

Simeone ha patentado algo inmaterial. No es el primer famoso que acude a la oficina de patentes a registrar su nombre. «Legalmente se puede hacer: es una marca denominativa», advierte Alejandro Falcón, abogado especialista en marcas y patentes. «Es una manera de identificar este producto frente a terceros. Es muy habitual en el deporte y el objetivo es que nadie se aproveche de la reputación ajena».

No es la primera vez que el carismático entrenador y auténtico líder del Atlético blinda su verbo. Años atrás ya registró otras frases, aunque llegó algo tarde a la más popular: «Partido a partido». Alguien se le había adelantado. En junio de 2014, un representante de Mediaset presentó la solicitud para patentar «Partido a partido», un latiguillo que el técnico argentino empezó a repetir desde finales de 2013. Dos meses después, Mediaset producía para Cuatro un programa de fútbol, presentado por Manu Carreño, con ese título.

Cuando una persona, conocida o no, registra una marca, tiene la posibilidad de hacerlo dentro del ámbito nacional, de la Unión Europea (amplía su radio de protección a 28 países) o internacional. Y puede hacerlo en cada uno de los 45 apartados que existen disponibles. De hecho, Mediaset abarcó más clases -como se conoce cada apartado en la jerga- el 2 de febrero de 2015. Curiosamente, casualidad o no, el Cholo fue ocho días más tarde, el 11 de febrero, y registró «partido a partido» en algunas categorías que habían quedado libres.

Cristina Gilabert es una de las grandes expertas en este campo y constata que muchos famosos intentan salvaguardar su nombre, su apodo y hasta algo que les caracterice, como el corazón que forma con sus manos Gareth Bale cuando marca un gol. Como lustros atrás Emilio Butragueño patentó Buitre, su pseudónimo. «El mundo del merchandising está muy desarrollado y es importante estar al loro para sacarle el rendimiento a esa propiedad industrial o intelectual, o evitar que otros se puedan aprovechar».

Esta abogada es la directora de la oficina de Pons Intellectual Property en Alicante, una plaza estratégica, pues allí se encuentra la sede de Euipo, la oficina europea de marcas. Gilabert conoce cuáles son las clases que más suelen proteger los famosos: van desde comésticos y perfumería hasta vehículos, pasando por joyería y bisutería, publicaciones, bolsos y mochilas, ropa y calzado, material deportivo, gestión de negocios y franquicias, restaurantes e incluso formación, servicios de entretenimiento y actividades deportivas.

Póntelo, pónselo

«No sé hasta qué punto va a explotarlas», reflexiona Gilabert, quien explica que una solicitud en curso como esta suele tardar en recibir la conformidad unos seis meses si todo va bien y nadie se opone. El coste de cada expediente es de 122,89 euros, con lo que Simeone ha invertido cerca de 2.000 euros en levantar estas barreras.

Lo que más sorprende a la representante de Pons IP es que Simeone hiciera las operaciones directamente, que no se apoyara en un agente. No ya por ahorrarse el papeleo, bastante sencillo, sino porque ese profesional se convierte en un vigilante que custodia sus patentes. «Porque, del mismo modo que nadie se lee el BOE habitualmente, nadie revisa cada día tres boletines donde se puede informar de alguien que esté chafando los intereses de su representado. Es una persona que vigila y protege tu cartera de marcas».

Una figura esencial, por ejemplo, para evitar que mañana salga una empresa de camisetas con mensaje -este periódico contactó con dos y ambas escurrieron el bulto- y estampen en una aquello de El fútbol es siempre el mañana. «Si eso ocurriera, el afectado debería mandar un burofax a un notario para informar a los dueños de que eso pertenece al titular de esa marca, y que tienen diez días para retirar todos los productos, destruirlos y no volver a venderlos porque, de lo contrario, se verán en los tribunales».

Para el fabricante del textil no vale hacerse el sueco. Tiene la obligación de verificar, antes de salir al mercado, que ese mensaje está libre. Es algo que no se le escaparía, por ejemplo, a una agencia de publicidad. Para no perjudicar a otros, y al revés. «Utilizar el eslogan de otro de forma maliciosa es punible, y se les puede demandar», advierte David Coral, presidente de Proximity España, dueña de seis agencias, como Contrapunto, autora de un mensaje inolvidable: Póntelo, pónselo, de una campaña de preservativos.

Aunque no siempre es negativo que la gente se lo apropie, si no es para sacar rédito. «A nosotros nos pasó con el Pues va a ser que no, utilizado para una promoción de Canal Plus, que, de tanto usarlo, se incorporó al lenguaje popular, y eso sí es lo que pretendemos. Pero en otros casos nuestros clientes registran el nombre, el eslogan o un anagrama, aunque es fácil demostrar fehacientemente que la autoría es de la empresa que lo ha creado».

Simeone solicitó la patente de estas cuatro frases el mismo mes que presentó en el Vicente Calderón su biografía, titulada Creer. El desafío de superarse siempre, que recoge su pensamiento sobre el fúbol. Un año atrás ya había registrado otros axiomas suyos: «Cuchillo entre los dientes», «Si se cree, se puede», «Nunca dejes de creer», «El esfuerzo es la magia que transforma los éxitos en realidad», «El esfuerzo no se negocia», «La guerra la gana el que utiliza mejor a sus soldados» o «Como en las grandes batallas, a veces no gana el mejor sino el que está más convencido».

Si el Cholo ha hecho esto, qué no harán Messi o Cristiano Ronaldo. El argentino posee 146 expedientes a su nombre. La mayoría en España y Argentina, pero también en Brasil, Catar, Marruecos, China o Japón. Y hasta tiene, como su compatriota, una frase patentada: Elegí creer, que ha asociado con su fundación.

Cristiano aprendió una lección cuando registró CR7 en Europa para su línea de ropa interior. Al llegar a Estados Unidos se llevó una sorpresa: un joven ya tenía patentado CR7 (las letras eran las iniciales de su nombre) para un producto textil, bloqueando esa vía al portugués. Beyoncé fue más lista y al ver que hasta cuatro personas habían solicitado el nombre de su hija, Blue Ivy, para una línea de productos infantiles, les denegó el permiso, lo patentó y la creó ella.

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