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Nerea y Olga Mayoral, con Carmen de la Serna - centro- en la Fundación Telefónica.
Ropa para todos

Ropa para todos

Dos jóvenes hermanas crean una línea de moda destinada a personas con movilidad reducida o discapacidad

Daniel Roldán

Jueves, 4 de agosto 2016, 00:19

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No hace mucho tiempo que a Nerea Mayoral no le gustaba la ropa que llevaba. O no le quedaba nada bien o no le gustaba lo que se podía poner. Porque de pequeña sufrió una grave escoliosis que le hizo llevar primero un corsé para corregir la espalda y en segundo lugar tuvo que pasar varias veces por el quirófano para corregir esa corvatura en la espalda. «Al final tenía que pedir ayuda a alguien para que me ayudase a vestirme», reconoce. Era algo frustrante. De esta experiencia sacó varias conclusiones y lecciones importantes. Nunca rendirse y mejorar la vestimenta de las personas que tienen problemas para escoger unos pantalones o un jersey bien por una deficiencia o bien por el paso del tiempo.

La idea se la comentó a su hermana Olga y en enero de 2015 comenzaron a madurar la idea de diseñar y vender ropa de moda inclusiva a través de una página web. Llamaron a varias puertas pero les negaron la oportunidad de desarrollar en proyecto; hasta que tocaron a la puerta de Think Big, el proyecto de la Fundación Telefónico para jóvenes emprendedores con competencias digitales. Pasaron el primer examen de 300 ideas y pudieron optar a un pequeño presupuesto (300 euros), a un mentor y a ciertas infraestructuras. Después pasaron el segundo corte, en el que el presupuesto se multiplica por diez. Y, ahora en septiembre, nace Being Inclusive, la web con sus creaciones. «No estamos representados por las marcas. El canon de modelo se repite en todas ellas», explica Nerea.

Las dos hermanas se encargan de todo, aunque es Nerea la más creativa. Sus primeras creaciones son blusas destinadas a personas que carecen de cierta movilidad en un brazo para girarlo por detrás. La prenda tiene una cuerda que permite subirla hasta el hombro del brazo y ahí sí que pueden meterlo por la manga. Además, la cuerda se convierte en un lazo o en un remata para dar cierta «clase». «También vamos a tener unos vestidos tipo quimonos y la idea es ampliar la gama de productos. No queremos que la falta de variedad sea un problema», añade la pequeña de la familia con 26 años. «Nos gustaría que las grandes empresas cubrieran las necesidades de todos», añade Olga que, además de acompañar a su hermana en esta aventura, es psicóloga.

«Los jóvenes deben sentirse a gusto con su imagen y aceptarse corporalmente. Un proceso en el que hay que trabajar y potenciar todo lo bueno que todos tenemos, lo que produce un cambio radical en la autoestima y forma de vida», apunta Olga, que no descarta colaborar con otras iniciativas que ayuden a que las personas con una discapacidad no sean vistas por los demás como distintas.

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