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Relatos ovales

Relatos ovales

Conocida es la pasión que en Argentina sienten por el rugby. Y conocido es el apasionamiento que el tabernero Gellida siente por este deporte. Pues con el equipo masculino y el femenino clasificados para los Juegos Olímpicos, ya puedes disfrutar de su satisfacción

césar Pérez gellida

Lunes, 27 de junio 2016, 21:09

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España tenía la posesión en un golpe de castigo a pocos metros de la línea de ensayo rival. Restaban nueve segundos para el final y muy poco aire en los pulmones.

La jornada había arrancado con una peleada victoria ante los irlandeses que colocaba a los Leones a dos peldaños de la clasificación para los JJOO de Río, dos peldaños de una escalera imposible de subir habida cuenta de los rivales con los que tendría que disputar la última plaza que se ponía en juego en el preolímpico de Mónaco: Rusia y Samoa. Los primeros, habituales en las Series Mundiales, se habían preparado para disputar el torneo a los oceánicos, quienes venían de doblegar a neocelandeses, sudafricanos y australianos que bien podrían copar el podio en el regreso del rugby como disciplina olímpica. La victoria de los nuestros no figuraba en ninguna quiniela, pero sí en los sueños de los integrantes del seven español. El resultado de 17 a 12 que lucía el marcador al final del tiempo reglamentario era el resultante de diez años de trabajo con un grupo de jugadores, de una apuesta de la Federación Española de Rugby por una disciplina 'menor' en un contexto de fracaso que persigue al rugby XV.

«¡Ábrela toda, son menos!» se podía escuchar por los micrófonos de ambiente. El banquillo español advertía de la concentración de rivales en ese lado del campo pero cualquier error de manejo terminaría con las opciones del equipo dirigido por Tiki Insausti. E Igor Genua abrió. Los samoanos subieron la línea. La marea azul se disponía a arrasar las ilusiones del rugby masculino por estar en los JJOO.

Meses antes, el combinado español se había desplazado hasta Fiji para preparar el preolímpico de Mónaco. Allí les sorprendió el ciclón Winston con rachas de viento de hasta 360 Km/h que amenazaban seriamente la integridad de los habitantes de la isla. Se pusieron manos a la obra, nunca mejor dicho, para levantar un dique que contuviera las embestidas de las olas, gesto solidario por el que recibieron el reconocimiento de las autoridades locales.

Fontes recepcionó un oval que pesaba más que cualquiera de los sacos de arena que tuvo que acarrear en aquella playa azotada por la fuerza de la naturaleza. Flotó delante de sus rivales hasta que largó un pase de veinte metros que fue a parar a las manos de Villanueva. Este se lanzó contra su dos contrarios para fijar al par de Ignacio Martín que fue el encargado de hacer la histórica marca.

La victoria de los Leones se transmitió como la pólvora a través de las redes sociales cuando todavía resbalaba el zumo de los logros imposibles por las mejillas de los más veteranos. «No somos ni los más altos ni los más fuertes, pero trabajamos juntos, somos un equipo de verdad y eso vale más que los músculos y la velocidad» declaraba Pablo Feijoo, visiblemente emocionado, con el pómulo recién cosido y la cabeza vendada.

Pero, por suerte, aquí no termina la epopeya.

Ayer, las chicas dirigidas por José Antonio Barrio completaban la gesta más importante en la historia del rugby español. Esta vez el escenario elegido era Dublín. Sobre el papel, las Leonas partían con más opciones que el combinado masculino aunque no era la nuestra sino la de Rusia la selección favorita para adjudicarse la última plaza para los JJOO de Río de Janeiro. En la primera jornada pasaron por encima de las rivales sin recibir un solo ensayo y en la segunda hicieron lo propio contra China y Kazajistán para llegar a la esperadísima final contra Rusia con su casillero de puntos en contra impoluto. Patricia García, que terminó como máxima anotadora del torneo, no quiso dejar demasiado margen a la emoción y apoyó dos ensayos en la primera mitad que a la postre resultaron definitivos.

El éxito con mayúsculas cosechado por el rugby español es tan indiscutible como inesperado si se tiene en cuenta el presupuesto con el que cuenta la FER para el desarrollo de una disciplina deportiva arrinconada en nuestro país. Esperemos que alguien tome buena nota y la hazaña se convierta en un punto de inflexión. Porque no solo de fútbol vive el hombre. Ni la mujer.

Hoy cerramos la cantina brindando bien alto por las Leonas y los Leones, para que su rugido se siga escuchando en la estepa del deporte español.

¡Salud!

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