Borrar

Becarios

«Les digo que aquí no se pregunta cuándo se entra o cuándo se sale, solo 'qué más puedo hacer'. Porque este trabajo, amigo, es vocacional, y si no lo entiendes así no lo soportarás»

Antonio G. Encinas

Miércoles, 1 de julio 2015, 19:59

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Por supuesto que no hubo, ni volverá a haber nunca, unos becarios como nosotros. Por supuesto que nuestros jefes parecían más viejos entonces con 32 años de lo que nosotros somos hoy con 42. Y por supuesto, y esto es una evidencia empírica, que los becarios de ahora son más críos, más imberbes, más a medio hacer, que lo que éramos nosotros.

O también puede que no.

Porque hoy empiezan nuestros becarios. Y hoy hace veinte años que uno pasó por el mismo trance que ellos. Por el discurso del director, las presentaciones de los compañeros, el primer encargo de verdad, las esforzadas líneas que orgullosamente entregabas a tu redactora jefa para que te las devolviera, con una sonrisa, plagadas de correcciones.

Adivinas en sus ojos el dubitativo «¿sabré hacerlo?» o el sobrado «esto está tirao». Y te preguntan dónde se ponen, qué hacen, cuál es la clave, cómo titulan, a qué hora entran, y cuál es la clave (otra vez), y ¿cómo has dicho que se llamaba ese?

Tras una experiencia de dos años como becario y diecinueve como periodista que trabaja con becarios en verano, empiezo a repetirme.

Les digo que aquí no se pregunta cuándo se entra o cuándo se sale, solo «qué más puedo hacer». Porque este trabajo, amigo, es vocacional, y si no lo entiendes así no lo soportarás. Y además el índice de paro juvenil garantiza que tendrás demasiados días libres cuando acabes las prácticas antes de que puedas volver a pisar una redacción.

Les digo que se van a equivocar. Lo hacemos todos. Y solo les quedará aprender del error, rectificar y pedir perdón antes de volver, ojalá que dentro de mucho tiempo, a equivocarse.

Les digo que hay que preguntar. Que no tengan miedo nunca de preguntar. Porque están aquí para aprender.

Les digo que se fijen en los buenos y aparten de sí al requemao, al tóxico, al que está de vuelta.

Les digo que lean. Y que escuchen.

Y cuando el verano acaba, al fin, se dan cuenta de que empezaron como becarios y terminan como compañeros. Como periodistas. Han tenido responsabilidades. Han trabajado con tipos que podrían ser sus padres. Han pasado momentos duros y los han superado. Han crecido.

Y se van. Y uno vuelve al día a día y piensa que ojalá les vaya bien. Aunque, por supuesto, nunca hubo ni volverá a haber nunca, unos becarios como nosotros. O sí.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios