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Una chinche.
Los otros veraneantes

Los otros veraneantes

El aumento de las temperaturas aumenta la actividad de las cucarachas, hormigas, ácaros, moscas, mosquitos, avispas, arañas, ratas, ratones o las termitas

José Luis Álvarez

Sábado, 6 de septiembre 2014, 08:01

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Al final de un verano que no termina de irse, playas, pueblos y centros de descanso se han quedado solos con la partida de los veraneantes. Sin embargo, en ellos y en las grandes ciudades han proliferado, debido al aumento de horas de sol y de la temperatura, otros veraneantes que, en forma de plaga, pueden llegar a poblar, casas, jardines y piscinas. De ahí la necesidad de mantener unas óptimas condiciones higiénicas en todo momento.

Con la llegada del calor, insectos, arácnidos y roedores se cuelan en los edificios, siendo los más habituales las cucarachas, las hormigas, ácaros, moscas, mosquitos, arañas, ratas, ratones y termitas. A ellos se han unido últimamente las chinches de la cama, especialmente en hoteles y hostales, según advierten los expertos de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (Anecpla).

En el caso de los jardines o patios de las casas y piscinas, las avispas y mosquitos son las especies más frecuentes; además de las garrapatas o pulgas, que encuentran refugio en el césped no cortado o en la hierba alta. También y aunque es menos habitual, gatos y perros abandonados -por desgracia especialmente en la época estival- pueden acceder a las casas y jardines donde orinan y evacuan, lo que contribuye, después, a atraer otras plagas.

La acumulación de basura, una deficiente higiene en una determinada instalación, una grieta mal sellada o un desagüe atascado puede ser la válvula de escape para que los insectos o roedores penetren en los edificios habitados por el hombre. Las plagas en las viviendas, además de los diferentes daños estructurales que pueden ocasionar en la propiedad y de provocar averías y situaciones de peligro como cortocircuitos y atascos en los desagües, también pueden derivar en graves problemas de salud, indican en Anecpla.

De hecho, todos estos animales son potencialmente transmisores de enfermedades que, en muchos casos, pueden llegar a ser de extrema gravedad. Por ejemplo, los roedores, a través de sus heces y orinas pueden provocar enfermedades como la salmonelosis, leptospirosis, diarreas, fiebres. La salmonella, el estreptococos o E. Coli, son bacterias transmitidas por las cucarachas. Por otra parte, las garrapatas, pulgas y mosquitos que pueden refugiarse en el césped del jardín pueden introducir peligros como el riesgo de contagio de la enfermedad de Lyme e infecciones resultantes de las mordeduras y picaduras que producen ansiedad, hinchazón y otras reacciones alérgicas peligrosas que, en algunos casos, pueden ser hasta mortales.

Los expertos aconsejan que para evitar estas invasiones marineras hay que eliminar las fuentes de humedad, guardar los alimentos y cerrar en bolsas los desperdicios. Junto a ello pueden instalarse mosquiteras, arreglar las grietas y humedades donde pueden desarrollarse estas especies y, en caso de plaga, proceder a la desinsectación.

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