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Miguel Ángel López
Viernes, 14 de abril 2017, 19:23
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La cofradía del arrabal de las huertas, el barrio de los hortelanos, podría tener otra imagen titular, pero la mejor es la que saca en procesión cada año el Jueves y el Viernes Santo, el paso de La Oración en el Huerto, realizado por el catalán Josep Rius y uno de los siete que incorporó el obispo Miranda a la Semana Santa de Segovia en 1907. La Cofradía de la Oración en el Huerto, acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores Félix Martín, participó ayer en la iglesia de san Lorenzo en la Misa Penitencial que cada año antecede al traslado del paso a la Catedral, como siempre a partir d elas ocho de la tarde y por el itinerario habitual que sube desde la plaza del barrio por la calle de Los Vargas y Vía Roma hasta la plaza del Azoguejo, donde se incorporó a la carrera oficial.
Esta procesión tiene carácter penitencial y por eso el paso lleva siempre detrás a penitentes con pesadas cruces o los brazos en alto. La talla de Rius es la única de las adquiridas hace ciento diez años que sigue vinculada al gremio al que fue entregada entonces por el obispo Miranda, el de labradores y hortelanos, con el que desfiló en la Procesión de los Pasos hasta la década de 1930; después de varias vicisitudes, volvió a procesionar siempre con asociaciones de labradores, agricultores y ganaderos, e incluso con la Cámara Sindical Agraria y otras instituciones ligadas al sindicato vertical de la época franquista. Desde 1978 pertenece a la cofradía a la que da título, pues aquel año el Cabildo de la Catedral lo cedió a la parroquia de San Lorenzo.
Pablo Gila, presidente de la cofradía, que lamenta el descenso del número de socios que pagan la cuota en los últimos años (de quinientos a alrededor de trescientos, doscientos menos), puede estar contento porque en la procesión desfilaron ayer bastantes niños, futuros cofrades y, por lo tanto, sustentadores de las actividades y del coste que supone arreglar la carroza con el paso de La Oración en el Huerto. Aún así, este año la cofradía ha logrado renovar seis túnicas de los integrantes de la banda titular de la cofradía, y varios capuchones más de penitente.
Lució ayer la escultura de Rius, en la que destaca el olivo retorcido a la espalda del ángel que, elevado sobre las peñas, entrega a Jesús el caliz de la Pasión, que acepta arrodillado con la angustia reflejada en el rostro. Acompañada por los cofrades vestidos con las túnicas blancas con capas y caperuzas verdes y escoltadas por niños y mayores con las capas pardas castellanas, la imagen titular de la cofradía de San Lorenzo llegó a una plaza del Azoguejo abarrotada para iniciar el último tramo de subida hasta la Catedral, donde entró pasadas las diez y media.
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