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Instante en el que el trono del Santísimo Cristo de la Esperanza sale por el portón de Santa Eulalia, en la tarde de ayer.
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La Semana Santa es una celebración con raíces profundas, pero que debe actualizarse con lo mejor para que siga siendo atractiva

david matarranz

Miércoles, 12 de abril 2017, 12:37

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Lo peor que le puede pasar a un columnista es que su artículo pase sin pena ni gloria. En el artículo de ayer apareció la palabra levantá, y eso sirvió para que mi amigo Javi, el de Doblón, me tirara de las orejas y reabriéramos un debate sobre la auténtica identidad de la Semana Santa de Segovia.

No es nada nuevo, y cada vez es mayor la disputa entre los que creemos que la celebración tiene que evolucionar y adaptarse a nuestro territorio. Algunos no tenemos tantos reparos a las tendencias que vienen de fuera, generalmente Andalucía, que es donde las cofradías son muy pujantes. Otros en cambio piden que no se pierda nuestra identidad y que podemos caer en el riesgo de pervertir y hacer una copia barata de lo andaluz.

Podemos estar toda la tarde y no nos pondremos de acuerdo. Mi opinión es que no se debe hacer el ridículo de imitar por imitar. Pero que hay elementos buenos que se pueden adaptar. Si funciona en otra parte, por qué no en Segovia.

La historia del arte está llena de ejemplos, donde los artistas imitaban tendencias de otros países y épocas, generalmente por el éxito que concitaban. Nadie se extraña en un museo al escuchar que tal pintura tiene influencias flamencas, o que la pujante Florencia del novecento y cinquecento hicieron abandonar el gótico predominante de la época, y que este a su vez bebía de otras influencias, y todas generando nuevas expresiones tan buenas o mejores como la anterior.

La Semana Santa es algo vivo, que evoluciona, que se adapta a los nuevos tiempos, al igual que la sociedad, de ahí su éxito en la actualidad, lo que hace que no deje de sumar a nuevas generaciones de cofrades. Se trata de una celebración con raíces profundas, pero que debe actualizarse con lo mejor para que siga siendo atractiva. Y eso afecta a la música, la puesta en escena, la decoración floral, las imágenes y la forma de portarlas.Quizás el problema es que en la era de Internet y de la información global, estos cambios son mucho más rápidos de lo que eran en el pasado, y corremos el riesgo de introducirlos sin la suficiente mesura.

Amigos puristas, no os enfadéis tanto. No hace falta que insistáis en vuestras conversaciones de barra de bar. Siempre os queda la opción de entrar en una cofradía o crear una nueva de cero, y dar con la piedra filosofal de la auténtica Semana Santa de Segovia. Os lo agradeceremos de corazón.

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