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Decenas de niños asisten a uno de los primeros espectáculos de Titirimundi, ayer en la Plaza Mayor. Antonio Tanarro
Titirimundi arranca con mucho público escolar y excelentes previsiones

Titirimundi arranca con mucho público escolar y excelentes previsiones

El pregón cantado de Eusebio Martín, del grupo Mayalde, y un brillante espectáculo de Y2D sirven de inauguración en el teatro Juan Bravo

alfonso arribas

Jueves, 14 de mayo 2015, 09:00

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Titirimundi 2015 inició ayer su vigesimonovena edición con cerca de una veintena de funciones, concentradas sobre todo en horario de tarde y disfrutadas mayoritariamente por los espectadores locales, a la espera de la previsible multitud que acudirá a Segovia durante el fin de semana, incluido el viernes por la festividad de San Isidro en Madrid.

El buen tiempo está garantizado, aunque ayer compañías y aficionados coincidían en que era «demasiado bueno». Un calor bochornoso acompañó a los primeros espectadores de esta edición, fundamentalmente alumnos de colegios de la capital y de la provincia repartidos por las cuatro funciones escolares (fuera del programa oficial, reservadas y acordadas con los centros) con las que arrancó el Festival: El Retablo en Magisterio, La Maquiné en la Sala Expresa, Mimaia también en La Cárcel y Plexus Polaire en La Alhóndiga.

Los alumnos de otros centros se decidieron por las dos citas matutinas programadas en la calle: Rod Burnett en San Martín y Já Toj Sem en la Plaza Mayor. El maestro británico, un icono del Festival que repite cada año, exhibió su destreza como el mejor representante del teatro tradicional de títeres del Reino Unido, haciendo reír y convirtiendo en cómplices atentos a los jóvenes espectadores. Por su parte, los hermanos Marcik, dentro de un minúsculo teatrillo instalado frente al Juan Bravo y junto a la furgoneta-pizarra en la que anuncian sus funciones, desplegaron su tiovivo de cuentos con marionetas de hilo y música en directo.

Frente a ambos escenarios mucho público, también alimentado por excursiones juveniles y aficionados vallisoletanos liberados de obligaciones por la festividad de San Pedro Regalado, aunque sin las aglomeraciones que ya se produjeron en las representaciones vespertinas, una vez acabadas las clases y con tiempo libre para que las familias disfrutaran de la oferta.

En el anfiteatro de San Martín se estrenaron los británicos Men in Coats con un espectáculo breve y tremendamente ingenioso que va a ser una de las sensaciones del Festival en su repertorio al aire libre. Esta pareja de cómicos protagonizan una vertiginosa sucesión de gags visuales centrados en lo engañoso de las apariencias. Narices infinitas, hombres cuadrúpedos y saltos imposibles en un mundo inusual donde las chisteras salen de los conejos.

Loa a los voluntarios

Terminó la primera jornada con el acto de inauguración en el Teatro Juan Bravo con la grada repleta de autoridades, patrocinadores y colaboradores. Ante ellos, el director, Julio Michel, alabó el esfuerzo del equipo de organización y del centenar largo de voluntarios, sin los cuales este Festival no podría ser «el balcón que se asoma al mundo, el vendaval que alegra esta ciudad» cada primavera.

Tras sus palabras, Eusebio Martín, del grupo salmantino Mayalde, celebró su cumpleaños ofreciendo un pregón cantado con algún guiño a Titirimundi e invitando a que se continúe con esa suerte de religión que es, en un teatro o en la calle, «juntarte con los de tu especie para reír y cantar».

Y por fin la compañía Y2D abrió oficialmente el telón de Titirimundi 2015 con un montaje de gran belleza visual que ya ha visitado más de veinte países en sus casi cuatro años de andadura internacional. Una reflexión actoral sobre la ingravidez, estado que se utiliza como metáfora para observar qué ocurre cuando el ser humano se despoja de su peso, en todos los sentidos. Sin prejuicios, sin mochila a la espalda, surge la personalidad propia por encima de la social o cultural y con ella nuevas habilidades que nunca antes se habían manifestado. Un trabajo excelente de Leo creado a caballo entre Montreal y Berlín que se puede ver por primera vez en Segovia.

En definitiva, un buen arranque de Titirimundi favorecido por el buen tiempo que dejó las plazas y los escenarios llenos y un poblado grupo de artistas, voluntarios, aficionados, organizadores y periodistas que durante estos días vive en la calle la magia de un Festival esencialmente unido a Segovia y su primavera.

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