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Anne Stenros posa en las instalaciones de IE University. R. A.
«Segovia podría ser un gran satélite de Madrid, en el buen sentido»

«Segovia podría ser un gran satélite de Madrid, en el buen sentido»

La arquitecta finlandesa Anne Stenros afirma que las ciudades «deberían reunir a las mujeres para que definan cuáles son las zonas más peligrosas y pensar en cómo hacerlas más seguras»

l. j. g.

Segovia

Domingo, 13 de mayo 2018, 11:57

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La arquitecta finlandesa Anne Stenros, una de las referencias mundiales en diseño, puede presumir de pionera. Ha liderado en Helsinki el primer departamento municipal de Diseño, iniciativa estratégica que nació en 2016 con una serie de escenarios sobre cómo podría evolucionar la capital nórdica, dentro de un plan de cuatro años, y alumbró proyectos como una biblioteca que fomenta la reunión de todo tipo de grupos o una piscina climatizada al aire libre en el país de las saunas. «Como persona creativa, cuando ya has hecho algo tienes que cambiar», explica esta arquitecta de 64 años, que dejó el puesto en abril. Los Ángeles ha seguido su ejemplo este año y otras ciudades ya emplean también estrategas. En su visita al campus de IE University en Segovia, ha compartido su experiencia.

–¿Qué aporta discutir sobre escenarios?

–Funcionan como herramienta para que gente con una agenda política muy diferente hable. Se referían a la otra parte pero nunca hablaban entre ellos, y aquí no podían decir: «Lo que planteas es una chorrada, yo pienso esto otro». Les tocaba escuchar y reflexionar en un punto común.

–¿Por qué es este departamento bueno para un Ayuntamiento?

–Siempre me he considerado una persona muy apolítica pero cada acción de diseño es un acto político porque afecta a la vida de la gente. No estamos creando en el vacío. A nivel municipal es necesario tener a esta gente creativa por lo impredecible que es el futuro y porque van a visualizar qué puede pasar y explicarlo. Los líderes de la ciudad dijeron que era fantástico porque por primera vez podían tener una discusión sobre los grandes temas en lugar de quedarse en 'si mis números están bien y los tuyos están mal'. Cada día está lleno de eso y de repente tenían esa libertad de pensar en el largo plazo. Los diseñadores pueden apoyar este planteamiento más humano.

–Mencionaba que el elemento común de todos los escenarios es que los ciudadanos se involucraban más. ¿Cómo se logra?

–Depende de cada generación. En nuestras conferencias había gente mayor porque son los que tienen tiempo. Cuando acabé de explicar todo el tema de los escenarios, la primera pregunta de una mujer fue: ¿Pero quién va a podar los árboles de nuestras calles? Con jubilados, ancianos o personas con discapacidad es mejor hablar en persona y que tengan tiempo para preguntar. Y para la gente joven hay aplicaciones digitales para que puedan opinar qué hacer con determinada zona o qué lugares serían buenos para un jardín. Daban ideas fantásticas porque conocían su vecindario. Las ciudades también deberían hablar con cada grupo de inmigrantes. Desde los que trabajan y tienen a la mujer en casa a los refugiados, hay que entender cuáles son sus necesidades.

–¿La gente quiere tomar decisiones?

–Es una pregunta difícil. ¿La gente correcta es la que más grita? A veces solo quieren hacer ruido. La gente está más dispuesta a tomar esa posición de co-decidir cuando están cómodos con el asunto. Por ejemplo, hay muchos grupos de emprendedores que estarían interesados si la ciudad hace algo al respecto. Hay un movimiento en los suburbios de Helsinki con gente muy involucrada. Conocen el tema, quieren saber más y contribuir. Si lo haces de forma general sería un caos, pero tema a tema funciona. Cuando dividimos los 15 temas entre los políticos del Ayuntamiento, cada uno solo podía tratar tres para que lo hiciera sobre lo que dominaba.

«El poder se ha distribuido y eso preocupa a los políticos»

– Un estudio del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género coloca a Finlandia entre las naciones con una menor desigualdad.

–Una ciudad mejor para las mujeres es una ciudad mejor para todos. Viena es conocida como la ciudad de las mujeres porque hicieron un estudio en el que los hombres se limitaban a quejarse y ellas daban soluciones prácticas. Las aplicaron y sirvieron para todos. Tradicionalmente, los hombres tienden a ir del punto A al punto B, de casa al trabajo; las mujeres zigzaguean, llevan al niño al colegio, hacen la compra… Usan la ciudad de forma mucho más compleja.

–¿Deben las ciudades jugar un papel activo en la protección de las mujeres?

–Sí. Deberían reunir a las mujeres para que definan cuáles son las zonas más peligrosas y pensar cómo hacerlas más seguras. Otra enseñanza de Viena era: pon más luz. Necesitamos calles bien iluminadas para que también haya control social. Si hay cafeterías, peluquerías, lo que sea, están iluminadas y alguien va a ver si está pasando algo. Como mujer, odio los túneles, incluso de día. Todos los lugares aislados con poca luz son peligrosos.

–Se ha referido a Segovia como un lugar único. ¿Cuál es su impresión de la ciudad?

–Podría ser un gran satélite de Madrid, en el buen sentido, para ser un imán de gente creativa y un intercambio para temas concretos. ¿Por qué Madrid no considera a Segovia parte de su ciudad? Está al lado. O, siendo utópicos, ¿por qué no considera Segovia a Madrid como un suburbio [ríe]? ¡En el futuro todo es posible! Me encantan los mapas y los reyes antiguos, siempre querían poner a su reino en el centro. Entonces era muy peligroso viajar, así que quien tenía un mapa era alguien con poder. Pero hoy todo el mundo tiene ese mapa en su teléfono y el poder se ha distribuido. Es una metáfora pero significa que el poder puede estar en cualquier sitio. Y esto es lo que preocupa a la mayoría de los políticos, porque el sistema ya no es el mismo. Helsinki es la capital, el lugar más bonito, pero ¿y si el talento sale de otro lugar y la inversión acompaña? Podría cambiar la capital. ¡Todo es posible!

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