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Mariví Postigo y Diana Martínez, ante las tallas restauradas. M. R.
Nuevo brillo para la imaginería cuellarana

Nuevo brillo para la imaginería cuellarana

La Verónica y el Cristo del Calvario de La Cuesta lucirán la restauración en los desfiles de esta Semana Santa en Cuéllar

Mónica Rico

Cuéllar

Lunes, 12 de marzo 2018, 12:51

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Las imágenes de la Semana Santa cuellarana lucirán este año en todo su esplendor, en especial algunas sobre las que se ha trabajado en los últimos meses y que, tras su limpieza y recuperación, mostrarán su mejor cara. Si hace unos días la Fundación Las Edades del Hombre daba a conocer los trabajos realizados en el conjunto escultórico de El Calvario, la noche del pasado sábado fue el turno de Mariví Postigo y Diana Martínez, del taller segoviano Danmar, que durante las últimas semanas han restaurado el retablo del Calvario, la imagen de La Verónica y la talla del Cristo de Santa María de La Cuesta.

La presentación se celebró en la iglesia de San Miguel. El sacerdote de la villa, Emilio Calvo, detalló que aún falta la presentación de los trabajos que se están realizando en la Oración en el Huerto, con lo que prácticamente todas las imágenes que procesionan en la Semana Santa de Cuéllar van a estar restauradas, gracias a la parroquia, las cofradías y los propios vecinos a través de su colaboración en el concierto de clausura de la exposición de Las Edades del Hombre.

Una de las imágenes que ya luce recuperada es el Cristo del Calvario de Santa María de la Cuesta, que durante esta semana se podrá admirar en la iglesia de San Miguel. Después pasará a formar parte de la muestra que se podrá disfrutar en la sala cultural Alfonsa de la Torre, para finalmente trasladarse a la iglesia de San Andrés, donde permanecerá dentro de la sala expositiva que se está preparando en el templo.

Traslado

Emilio Calvo explicó que en la actualidad el Cristo se sitúa en la iglesia de La Cuesta en una zona muy alta, donde apenas se puede apreciar ni valorar, por lo que se ha decidido su cambio de ubicación.

Respecto a la imagen en sí, las restauradoras concretaron el estado de conservación anterior, y señalaron que se encontraba peor la cruz que el Cristo. La primera estaba carcomida, mientras que el segundo presentaba suciedad y grietas. La cara tenía un barniz oxidado y tenía un tono amarillento. En el pecho había zonas más oscuras en las que se había craquelado la policromía, por ellas se insertaba suciedad y se levantaba la pintura, lo que ocurría en lugares concretos como el muslo, donde ya se había levantado. las especialistas apuntaron también que la capa de policromía era muy fina y vulnerable.

En el paño de pureza se encontraron lascas levantadas y el inicio de desprendimientos. También en los pies estaba quitándose la pintura. Además, la parte posterior de la imagen se encontraba con una capa de preparación, pero no tenía pintura pues la imagen se creó para coronar un retablo o situarse en un altar, por lo que no estaba policromada. La talla se ha convertido en una imagen procesional, por lo que las restauradoras han optado por incluir una veladura en la parte trasera imitando los colores del frente para lograr una visión global de la escultura, que es totalmente reversible y se puede eliminar.

La restauración también ha consistido en fijar las partes levantadas con una cola animal. También se ha realizado una limpieza con disolventes que en el caso del paño de pureza se ha ejecutado con fibra de vidrio. Se han cerrado las grietas y se ha estucado con yeso fino para nivelar las faltas de policromía.

Respecto al tratamiento de la cruz, donde se había perdido parte del oro, se realizó un proceso similar, con un tratamiento de resina en las grietas y estucado de las faltas, a lo que se sumó la inyección de antixilófagos y un consolidante de la madera para que ésta tenga más fuerza.

Retablo

La exposición desgranada por las restauradoras continuó con su trabajo en el retablo del Calvario de la iglesia de San Miguel, que especialmente contaba con grandes acumulaciones de polvo, principalmente en las partes superiores y de peor acceso. También detectaron fendas o grietas en varias zonas, algunas bastante abiertas por la humedad, y grandes faltas de soporte de un antiguo ataque de carcoma, que se unía a otro más reciente. Entre las deficiencias halladas estaban la oxidación de barniz y grasa adherida. Las expertas explicaron que, al parecer, en una intervención anterior se había usado un barniz muy duro y una cera que se incrustó en la parte baja, por lo que descubrieron mucha suciedad. También destacaron la existencia de muchos elementos metálicos como clavos.

En la actuación llevada a cabo se han cerrado las fendas con madera de balsa y se ha incluido una resina epoxídica antes del estucado final. Además, la carcoma se ha tratado con antixilófagos y se han inyectado consolidantes para endurecer el retablo y poder realizar el tratamiento, que continuó con el estucado en las faltas de policromía y su reintegración.

La imagen de La Verónica, titular de la cofradía que procesiona durante la Semana Santa, ha sido restaurada con motivo del trigésimo aniversario de la agrupación. De hecho, ha sido la propia cofradía la que encargó y financió los trabajos de la talla, que presentaba numerosos picotazos en la cara, al parecer por colocar las vestimentas con alfileres, algo que se repetía en las manos. Además, presentaba bastante suciedad y barnices y la parte posterior padecía fendas abiertas, además de desgastes de la policromía. Las restauradoras detallaron que las imágenes sufren, sobre todo a la hora de vestirlas y desvestirlas porque hay que sujetar las vestimentas.

También explicaron que a las faltas de policromía y suciedad generalizadas de la imagen, que se encontraba «bastante deteriorada», se unían detalles como el del dedo meñique de una de las manos, que no es el original, sino que estaba rehecho. En este caso optaron por dejar la pieza, que se ha dado nueva forma con resina para que se asimilara a los existentes, además de moldear las falanges y engrosarlo, puesto que era más delgado que el resto.

La intervención de la imagen ha consistido en una limpieza química para eliminar el barniz y la suciedad, el cerrado de fendas con madera y resina, un estucado para nivelar con la pintura original y luego poderlo reintegrar. En la cara, además de los picotazos, no había mucha suciedad, pero sí acumulaciones en zonas específicas que también se limpiaron.

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