Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
Acceso principal al Museo de Segovia, instalado en el edificio del antiguo matadero, en la Casa del Sol. A. De Torre
De matadero a museo

De matadero a museo

La restauración de la Casa del Sol para albergar el Museo de Segovia tardó veinte años

claudia carrascal

Segovia

Lunes, 26 de marzo 2018, 14:10

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La calle del Socorro tiene su entrada por la plazuela del Socorro y salida por la ronda de Don Juan II. Su nombre se debe a la proximidad a la Puerta del Socorro o de San Andrés, que en su parte superior alberga a la Virgen del Perpetuo Socorro. El emblema de esta calle intramuros de la ciudad es la Casa del Sol, en la que se encuentra el Museo de Segovia. Este edificio está enclavado en lo alto de un espolón rocoso del recinto medieval de la ciudad sobre el que se levantaba el último arco del barrio judío. Por debajo de este edificio corren las aguas del río Clamores.

El origen de la Casa del Sol parece encontrarse en la fortificación medieval, aunque también ha servido como convento a los Carmelitas Calzados, comunidad fundada por fray Pedro de la Cruz. Otra referencia a este enclave es la de matadero judío rodeado de numerosas carnicerías. Después pasó a ser un matadero municipal, por lo que este uso se prolonga hasta 1973. Al final de la calle se encontraba la iglesia de San Gregorio, agregada al convento del Sol y en las proximidades también emplazaron su convento las Mojas de la Humildad, que anteriormente habitaban en la Plaza de San Miguel.

El Museo de Segovia ha tenido varias denominaciones a lo largo de la historia, desde Museo de Pinturas o Museo de Bellas Artes, hasta Museo Provincial. No obstante, no se ha emplazado siempre en este lugar, ya que 1842 abrió sus puertas en el Palacio Episcopal, bajo la tutela de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos. Su finalidad era la de conservar las colecciones de objetos de arte procedentes de la Desamortización.

En 1845 la sede se trasladó a San Facundo, aunque a partir de la segunda mitad del siglo XIX, las colecciones fueron distribuidas por diversas sedes o bien para su exposición y difusión o para su almacenaje. Entre los destinos se encuentran San Facundo, San Juan, la Escuela de Artes y Oficios, la Casa del Hidalgo y la Capilla del Antiguo Hospital de Viejos. En 1967 congregaron todas sus piezas en la Casa del Hidalgo y el edificio contiguo y en 1981 la gestión del museo pasó a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, aunque la titularidad se mantuvo en el Estado.

La reforma

En 1991, la colección se traslada a la Casa del Sol, edificio cedido al Estado por el Ayuntamiento de Segovia, donde, finalmente, la exposición permanente se abrió al público en julio de 2006, tras varios años de reestructuración del edificio. Sobre la base arquitectónica, se inició la reforma del edificio, desarrollada de forma intermitente entre 1986 y 2006. Esta intervención dio lugar al museo actual distribuido a partir de un patio central y una galería, en torno a la cual se disponen los diferentes espacios.

En uno de los rincones se sitúan la entrada y el control de acceso. Las salas destinadas a administración, biblioteca y restauración se encuentran en la parte occidental del edificio, mientras que las salas de exposición permanente están a ambos lados, en las plantas superiores y en la galería del patio. El sótano del edifico está destinado a acoger un salón de actos, almacenes y espacios de mantenimiento.

Los fondos arqueológicos, etnológicos y de Bellas Artes de este Museo hacen un recorrido por la historia de la provincia de Segovia. Este Museo abrió sus puertas en la Casa del Sol con cerca de 1.500 obras de las 52.600 que había depositadas, como en una muestra significativa del patrimonio cultural, con ejemplos de la Prehistoria, pero también del Arte Moderno.

La primera etapa de funcionamiento del Museo está representada con una amplia colección de pinturas, escultura y artes decorativas, procedentes de la Desamortización del siglo XIX. También se fueron sumando algunos epígrafes romanos y medievales, así como fragmentos arquitectónicos de edificios segovianos a medida que se intensificaron las actuaciones en el casco urbano de la ciudad.

Desde mitad del siglo XX los fondos se incrementaron principalmente con piezas arqueológicas y numismáticas, procedentes de las excavaciones desarrolladas en la provincia, así como de donaciones y depósitos, gran parte de ellos fruto del trabajo de Molinero. Desde los años 80 los fondos siguieron aumentando de forma regular con materiales arqueológicos resultantes de las actividades de investigación y de urgencia, para las que se estableció su obligado depósito en el Museo. También contribuyeron a la colección las donaciones y depósitos temporales de instituciones y particulares, así como las compras de piezas por parte del Estado o de la comunidad autónoma. Entre las piezas más destacadas se encuentran un fragmento de esquisto del Paleolítico Superior, hacia 11.000 a.C, con un grabado de una cabeza de caballo. Esta plaqueta forma parte de las excavaciones arqueológicas en la Peña de Estebanvela. También un vaso campaniforme de cerámica con incisiones e impresiones de la época calcolítica procedente de un enterramiento Samboal.

Una de las mejores piezas del museo es una Piedad en alabastro, procedente del Monasterio del Parral

Por otra parte, la colección alberga un fragmento de cerámica con un caballo pintado, originaria de la II Edad del Hierro. Esta obra constituye uno de los escasos vestigios materiales de la ocupación celtibérica de Segovia. Una fuente romana de entre los siglos I y III d.C. procedente de las excavaciones de la Plaza de Guevara, un ajuar visigodo de la excavación de la tumba 202 de la necrópolis de Madrona o cinco llaves islámicas de hierro y bronce, ejemplares prácticamente únicos, del siglo XIV forman parte del catálogo.

No obstante, una de las mejores piezas del museo es una Piedad en alabastro, uno de los bienes desamortizados del Monasterio del Parral de Segovia. También ‘La Melancolía’, un grabado que Alberto Durero realizó en 1514. La Real Fábrica de Cristales de La Granja tiene representación en este espacio museístico con una lámpara de araña de ocho luces del último cuarto del siglo XVIII. El catálogo lo completan, entre otros bienes de interés, una serie de monedas de gran valor, como la Doble Excelente de los Reyes Católicos con la marca del Acueducto, acuñada en oro en las proximidades de Segovia.

Al inicio de esta calle, en plena judería, se sitúa una plazuela con el mismo nombre. Destaca por sus casas bajas en tonos ocres y anaranjados. En el centro hay una estatua que rinde homenaje al folclorista segoviana Agapito Marazuela. Esta pieza, de bronce y una altura de dos metros, fue creada por el artista José María García Moro y se inauguró el 24 de febrero de 2002. Pretende recordar la labor de Marazuela, quien recibió el Premio Nacional de Folclore en 1932 gracias a su Cancionero de Castilla La Vieja. Además, el 9 de marzo de 1983 fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.

En el número dos de esta plaza está el Punto de Información Turística ‘La Muralla’, un espacio destinado a ofrecer información, a través de distintos paneles informativos, sobre la muralla de la ciudad, cuyo trazado data de finales del siglo XI y que, además, fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1941.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios