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La alcaldesa de Segovia, de rodillas ante la imagen de san Roque, durante la renovación del voto.

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La alcaldesa de Segovia, de rodillas ante la imagen de san Roque, durante la renovación del voto. Antonio Tanarro

«Interceded por nosotros, señor san Roque»

La alcaldesa de Segovia renueva en la iglesia de San Millán el voto de agradecimiento al santo que libró a la ciudad de la peste

carlos álvaro

Segovia

Jueves, 17 de agosto 2017, 12:13

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San Millán es uno de los barrios con más carácter de la vieja Castilla, donde mejor se palpa, se siente, la esencia de lo castellano. Y por San Roque más. El legendario barrio de las Brujas vivió ayer su día grande en torno al recuerdo y memoria de un santo que, según la tradición oral, libró a Segovia de la peste desde la última epidemia, ocurrida en 1599, aunque nada pudo hacer el hombre por evitar los tres zarpazos que el cólera morbo-asiático causó en el siglo XIX ni el terrorífico azote de la gripe de 1918.

Historia o leyenda, el caso es que, cada 16 de agosto, festividad de San Roque, los fieles segovianos acuden a la iglesia románica de San Millán a oír misa y a comprobar cómo la alcaldesa de la ciudad renueva el voto de agradecimiento al santo varón que nos libró de la peste bubónica, la misma que en el año 1599 causó cerca de 2.500 fallecimientos en Segovia. Y allí estaba Clara Luquero, bastón en mano, acompañada de dos maceros que la escoltaron en todo momento, tal y como señala el reglamento municipal.

Como todos los años, la imagen del santo nacido en Montpellier (Francia) presidió la Eucaristía, mediada la cual llegó el momento álgido de la ceremonia, cuando la regidora se arrodilla en el reclinatorio y pronuncia el voto de agradecimiento en nombre de todos los segovianos: «En nombre y representación del pueblo de Segovia, acudo ante ti, señor San Roque, abogado de la peste e intercesor entre el Señor Dios y los hombres, a renovarte la fidelidad de esta ciudad noble y agradecida». «Hoy queremos renovar el voto –continuó Luquero– que un día, en el año 1599, hiciera el concejo de la vuestra ciudad de Segovia, en agradecimiento a tu intercesión por haber sanado a tantos contagiados por el mal de la peste. Aceptad, señor san Roque, la ofrenda del pueblo de Segovia que depositamos ante vuestra imagen; tened por renovada la fe antigua de esta ciudad, concedednos la esperanza de la salud espiritual y temporal y dad a este pueblo vuestro la singular virtud de la caridad». Y concluyó: «Señor san Roque: interceded ante Dios y su madre por esta ciudad de Segovia; interceded por este barrio parroquia de San Millán que hoy celebra solemnemente vuestra fiesta; interceded por todos los hombres y mujeres de este pueblo, por los niños y los adolescentes; interceded por todos los españoles, hasta que otra vez, en el año venidero, volvamos a postrarnos ante tu imagen para mostrarte este voto de fe y esperanza en la fiesta con que por estas fechas, señor san Roque, te honramos».

La procesión

Acabada la misa, los feligreses sacaron en procesión la talla del siglo XVI, una representación en la que san Roque aparece ataviado con túnica de sayal, báculo, calabaza y sombrero de plata. Por supuesto, su célebre can está junto a él. El repique de campanas y las dulzainas amenizaron el recorrido, que partió del templo y recorrió varias calles del barrio, a través de la avenida del Acueducto y las calles Hermanos Barral, Carretas, Carmen, Teniente Ochoa y Santo Domingo. Muchas personas que no habían acudido a la misa se acercaron a presenciar el cortejo. Como toda celebración lleva consigo el elemento gastronómico, la del día San Roque no podía ser menos: todo terminó en torno a una tajada y un vino español.

La leyenda de san Roque es muy conocida, pero merece la pena recordarla. Al parecer, los segovianos se encomendaron al santo francés tras la devastación y el dolor que la peste bubónica ocasionó en la ciudad en 1599. Ante la desesperación de los vecinos, la autoridad municipal decidió rogarle al santo para que acabara de una vez por todas con el mal que azotaba toda la península ibérica. Y parece ser que el señor san Roque escuchó las súplicas y los lamentos y desde entonces la peste jamás se acordó de estas tierras castellanas. Desde entonces, y en señal de agradecimiento, los segovianos se reúnen en torno a la imagen cada 16 de agosto, festividad de San Roque.

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