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La directora del Hay Festival en España, María Sheila Cremaschi, en la entrevista con El Norte de Castilla en el Hotel Real de Segovia. Antonio Tanarro
El Hay Festival de Segovia colgará el 'no hay camas' en los hoteles

El Hay Festival de Segovia colgará el 'no hay camas' en los hoteles

La directora del encuentro literario, María Sheila Cremaschi, afirma que en la anterior edición acudieron a la ciudad más de dos mil extranjeros que se quedan entre dos y tres días

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Lunes, 14 de agosto 2017, 08:40

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«Yo veo la ciudad más linda, más bella ¿no?» María Sheila Cremaschi busca la complicidad del periodista. Hace ya catorce años que la directora del Hay Festival en España visitó por primera vez la que dos años después iba a ser sede en España del encuentro literario internacional; del 'Woodstock de las ideas', como lo acuñó el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, cuando participó en la 'versión' original galesa. Con el tiempo la responsable ha ganado campo de visión y ampliado su perspectiva para al menos intuir una reflexión y expresar el consecuente halago.

Entonces, ¿cómo ha influido el Hay en Segovia, y viceversa? La primera parte del interrogante obtiene una respuesta rápida. «Puedo decir cómo ha evolucionado el festival en estos años». Cuando enfoca el retrovisor de la memoria hacia los primeros balbuceos de la criatura, sonríe al recordar las cuatro mil entradas que se vendieron en la primera edición. «Fue espectacular», afirma.

A por las 10.000 entradas

El año pasado, con un calendario más profuso y extenso en días que en aquellos gateos iniciales, fueron en torno a diez mil las entradas vendidas, una cifra que espera repetir este septiembre con los contenidos e invitados de la duodécima edición.

«Al poco tiempo de descubrir la escenografía de Segovia pensé que el que viniera debería también conocer la belleza de la ciudad»

María s. cremaschi, directora del hay festival segovia

De vuelta a la más tierna infancia del evento segoviano, Cremaschi recuerda que tanto Gales [el original Hay On Wye] como Segovia «tenían su gran corazón concentrado en la literatura; pero al poco tiempo de descubrir Segovia y su escenografía pensé que el que viniera a los encuentros debería también conocer la belleza de la ciudad». La organización amplió entonces los escenarios. Ya no circunscribió las conferencias y diálogos a la por aquel entonces todavía viva Obra Social y Cultural de Caja Segovia ni al teatro Juan Bravo.

Puede decirse que la expansión del Hay en Segovia empezó sobre el terreno. Literalmente, extendió su radio de acción a diferentes lugares de la ciudad. Fue ocupando espacios urbanos, como el convento del campus privado de IE University, instalaciones de la Universidad de Valladolid, el Museo Esteban Vicente, La Alhóndiga, el centro de creación e innovación cultural de La Cárcel, el romeral de San Marcos, el Palacio Quintanar, la Plaza Mayor... Esa invasión cultural en los albores del otoño vino provocada por «la presencia de las artes visuales», precisa.

«Nos dimos cuenta de que lo que estaba pasando era tan potente que era necesario que se hablara de ello». Ese descubrimiento supuso –según explica– que Segovia formara y siguiera «su propio camino». En Gales, el festival se celebraba en grandes carpas y en parques; mientras que el acontecimiento segoviano se refugió en «iglesias, palacios y jardines excepcionales». El evento logró una atmósfera auténtica y diferente al repensar la ciudad como un «lugar de encuentro entre escritores y lectores».

«Agradecemos los apoyos de las instituciones públicas, pero solo con esos esfuerzos no daría para organizar un gran festival»

maría s. cremaschi, directora del hay festival segovia

Cremaschi, licenciada en Historia y máster en Gestión y Política Cultural, titubea cuando trata de concretar cómo ha podido influir el festival en Segovia. Es consciente de que la visibilidad es vital para la continuidad, pero también de las dificultades de hacerse notorio y noticiable. La directora no solo contempla a la capital «más cuidada y linda», también le gusta pensar que «ha crecido culturalmente» y que su criatura ha tenido que ver en ello.

Cree en las «energías que se generan y que confluyen» cuando eclosiona un acontecimiento de estas características. Se crea un «ecosistema sociocultural propio, una energía caótica y polémica en la medida en que este evento funciona como un altavoz». Esta definición pertenece a Namita Gokhale cuando le preguntaron por el ambiente que envuelve al festival literario de Jaipur, que dirige en la India. Cremaschi no solo compartía ese día mesa de debate con su colega, también asumió dicha reflexión sobre la interacción entre ciudad y festival literario.

«Somos una ONG sin presupuesto»

El altavoz, la proyección, la repercusión... esos son los medidores del éxito en los que se fija la organización del Hay Festival de Segovia. La fundación que gestiona el acontecimiento ha de justificar sus gastos. «Somos una ONG que no tiene presupuesto», asevera. Al no ser una entidad con ánimo lucrativo, al final del ejercicio su cuenta debe estar a cero. Las administraciones, como los gobiernos español o británico, hacen sus aportaciones económicas, a las que hay que añadir otras cantidades procedentes de instituciones públicas, como la Junta de Castilla y León o el Ayuntamiento de Segovia.

Pese al bienvenido dinero, «con esos esfuerzos no daría para organizar un gran festival». Toca llamar a las puertas de los patrocinadores privados. Señala que cuando ha ido en busca de fondos, «noto que hay una cierta mejoría porque antes la gente estaba muy triste». Tristeza que en este caso era constricción en los alardes de financiación. «Los políticos no se dan cuenta de que una crisis de siete años no la aguanta nadie; no conozco a nadie que no haya sufrido esta crisis, y más en la cultura», se lamenta. «En el mundo anglosajón la cultura es como la salud del alma, ocupa otro lugar en las preferencias», apostilla la directora.

El impacto mediático

Cremaschi ve «interesante» la posibilidad de cuantificar en euros el impacto que el encuentro posee para la ciudad. El dato no es baladí, aunque a «algunos no les gustará», deja caer con misterio. A falta de este estudio, ¿cómo traduce el Hay de Segovia su proyección internacional a términos contantes y sonantes?

La directora subraya que acuden medios acreditados de países como el Reino Unido o China, por ejemplo. Al situar la lupa sobre la cobertura mediática nacional, afirma que «su valor equivale a unos tres millones de euros», según el informe auditor que dio cuenta de las incursiones e impactos informativos durante la pasada edición. Una noticia, un reportaje, una reseña en un determinado medio de comunicación, en una fecha concreta y con una extensión equis tiene un precio.

«En el mundo anglosajón, la cultura es como la salud del alma, ocupa otro lugar en las preferencias»

María Sheila Cremaschi extrapola mentalmente esa teoría a la dimensión internacional que alcanza el festival segoviano y las cifras se disparan hacia un indeterminado «varios millones de euros». Pero también desea hacer visible lo que cuesta el propio funcionamiento de un evento de estas características.: «Solo en hoteles el año pasado se gastaron más de 30.000 euros».

Otro dato. Durante el Hay de 2016 acudieron a Segovia «alrededor de 2.000 personas extranjeras solo para el festival y es gente que se queda entre dos y tres días, alojados, comiendo, cenando, comprando...». De hecho, reta a los más incrédulos a que «busquen una habitación esos días, está todo lleno».

Los segovianos lo dejan para el final

Al ser preguntada si el evento se aleja de los ciudadanos segovianos, cree que no; aunque «el problema que tienen es que no compran pronto las entradas y luego se enojan porque se quedan sin ellas». Este año quiere paliar esta circunstancia y el festival va a poner a la venta parte de su 'papel' en diez librerías de la ciudad.

Por cierto, aunque la lectura inicial que tradicionalmente iza el telón del evento –que este año será sobre la premiada novela de Dolores Redondo, 'Todo esto te daré'– va tener lugar el 8 de septiembre, el grueso del programa se desarrollará entre los días 21 y 24.

La directora tiene claro que para que «los festivales se mantengan vivos y con energía hay que experimentar». «Repetir todo el tiempo lo mismo te acaba aburriendo a ti y acabas aburriendo al público», opina.

«Para que los festivales se mantengan vivos han de experimentar, repetir acaba aburriéndote a ti y acabas aburriendo al público»

maría s. cremaschi, directora del hay festival segovia

Ese intento de introducir innovaciones lo encarna en esta edición el interés por las series televisivas. Otro botón de muestra es la propuesta para descubrir el nuevo mundo de los audiolibros de la mano de Storytel, la principal plataforma en Europa. La Alhóndiga albergará cuatro escenarios para sumergirse en este mundo de literatura viva escuchando pasajes de escritores como Dolores Redondo, Ray Loriga o Richard Ford.

María Sheila Cremaschi confía en que la duodécima edición sea la «más multicultural». «La preocupación que tengo cada año es que el festival sea lo más democrático» en cuanto a los contenidos e invitados. El mes que viene se hablará en Segovia de igualdad de género y oportunidades; de las ciudades; de arquitectura; de derechos humanos; de mecenazgo; del ‘brexit’ y Europa; de la inmigración; de artes visuales; de periodismo; de diseño, de Donald Trump... y, por supuesto, de literatura. Ese corazón no va a dejar de latir.

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