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Domingo, 27 de mayo 2018, 12:32
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«Sin vosotros, el futuro de los menores que os acompañan sería mucho más incierto», declaró José Luis Montero, presidente provincial de Cruz Roja. Fue en la presentación del undécimo Encuentro de Familias Acogedoras, un programa que se desarrolla en Segovia «no sin dificultad, pero con mucha implicación personal de los técnicos». La ONG gestiona desde 1989, el Programa de Acogimiento Familiar de la Junta de Castilla y León, que cada año cuenta en la provincia con alrededor de 25 familias de acogida. En el encuentro participó el psicólogo y terapeuta familiar Alberto Rodríguez, también especialista en la materia.
Pablo Muñoz y María José Gil, de palazuelos
La experiencia es enriquecedora para las familias acogedoras, fundamental para los niños acogidos y muy beneficiosa para la sociedad. En Segovia el programa comenzó en 1996. En la actualidad lo coordina Ana Henar Burgos, quien subrayó que es igual en toda la comunidad, donde la Junta delega en Cruz Roja la captación y formación de las familias y su presencia en todo el proceso de acogimiento, hasta su finalización y el duelo, la separación de los niños y sus acogedores. «En este aspecto la provincia de Segovia es una sociedad solidaria, pero siempre necesitamos más familias para atender a grupos de hermanos, a niños más mayores, a otros que tienen algún tipo de discapacidad o a los que tienen problemas conductuales más severos. Siempre nos van a hacer falta más familias», destacó Ana Burgos. La ONG pone en marcha ahora el acogimiento vacacional, una modalidad que, indicó la técnico de Cruz Roja, «siempre ha existido pero que ahora atendemos con más fuerza y que se dedica a los niños que están en centros, a partir de siete años, para que tengan una experiencia lo más normalizada posible dentro de un entorno familiar».
Fuencisla González, de Coca
Es una experiencia más localizada en el tiempo, no se trata de un acogimiento prolongado como el destinado a que los niños regresen con sus familias biológicas, es una novedad para este curso, comentó Burgos.
El número de familias acogedoras inscritas en Cruz Roja varía. «Está en función de las familias que finalizan un acogimiento, a las que dejamos con un tiempo de suspensión temporal porque entendemos que tienen que hacer parte del duelo para luego volver a acoger, si es que lo desean, que la mayoría sí lo desean», explicó la coordinadora. En este momento son 25 las familias inscritas, pero en unos meses pueden ser treinta o treinta y cinco porque también inciden las propuestas de acogimiento que realiza la Sección de Protección a la Infancia de la Gerencia de Servicios Sociales.
Ofrecer pautas a las familias con adolescentes acogidos era uno de los objetivos que se propuso el psicólogo Alberto Rodríguez en su conferencia, para que conecten emocionalmente con ellos «y así se puedan contener, tranquilizar y dejarse ayudar», pues la mayoría de estos chicos «con todo lo que son sus dificultades de conducta siempre expresan tristeza atascada y la autoridad que hemos utilizado toda la vida, con ellos no vale». Es necesaria una autoridad «desde lo emocional».
Las dificultades en el acogimiento vienen siendo casi las mismas desde hace unos quince años. A juicio del experto, lo que quizá ha cambiado es la dificultad en la adopción internacional, porque la media de edad de estos chicos está entre 15 y 16 años: «En ellos nos encontramos con un daño mucho mayor, y las familias tienen que comprender que detrás de una dificultad importante en casa, para prevenir una conducta de riesgo, siempre debajo hay sufrimiento».
El mecanismo es sencillo; Protección a la Infancia deriva un caso a Cruz Roja y la organización propone una familia de acogida según las necesidades que pueda tener cada niño; luego Servicios Sociales tiene que estar de acuerdo con la propuesta para que se lleve a cabo el acogimiento. Cruz Roja de Segovia no solo acoge niños de la provincia, también de otras como Ávila o Valladolid «porque es el mismo programa en toda Castilla y León y a veces las familias adecuadas para un niño están en otros lugares». Los casos llegan a la Sección de Protección a la Infancia a través de alguna denuncia o un hecho que pone de manifiesto un posible maltrato o una carencia del menor. Puede ser por medio de la policía, del colegio, de los centros de salud y, muchos, de los Centros de Acción Social, y luego se produce el acogimiento si los técnicos consideran que el niño es recuperable para volver a vivir con su familia biológica.
Ana Galán, de Segovia
Hay resistencias, y es lógico. «Hay una mayoría de familias que no entienden el problema o toda la problemática que hace que no puedan atender bien a sus hijos. Muchas se resisten, pero es verdad que, a medida que van comprendiendo el programa, los que van entendiendo mejor son los de los acogimientos que van a recuperar a sus hijos. La mayoría de los que entienden el problema, colaboran y trabajan con el equipo de intervención familiar, cuando son receptivos, tienen más fácil que sus hijos puedan volver con ellos», apostilló Burgos.
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