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Forges ilustró una guía sobre El Espinar con los Blasillos, personajes creados por el dibujante e inspirados en los quintos de la villa.
Forges veraneaba con su famlia en El Espinar

Los Blasillos echan de menos a Forges

El dibujante recientemente fallecido pasó tiempo en El Espinar, cuyo paisaje y paisanaje recogió en sus viñetas

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Lunes, 26 de febrero 2018

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El veraneo ya no es como antaño. Entonces, la familia cargaba los bártulos entre el jaleo de los chiquillos y se iba al pueblo. Por los años 60, los Fraguas llegaron a El Espinar, localidad segoviana al otro lado de la sierra de Guadarrama con un aire más saludable que el del foro madrileño y un paisanaje inspirador por su llaneza. A veces, las chispas saltaban en la convivencia entre los 'forasteros' estivales y la población autóctona. Pero don Rafael –«un hombre con mucha prestancia y personalidad», como le recuerda Juan Andrés Saiz Garrido– y la familia se adaptaron bien al territorio gabarrero.

Forges, a la derecha, junto a la periodista Angélica Tanarro y el entornces alcalde de El Espinar, Juan José Sanz Vitorio, en la presentación del libro de Juan Pablo Ortega, en 1995.
Forges, a la derecha, junto a la periodista Angélica Tanarro y el entornces alcalde de El Espinar, Juan José Sanz Vitorio, en la presentación del libro de Juan Pablo Ortega, en 1995. Pedro Luis Merino

Fueron los años de juventud, esos que no se olvidan, de Antonio 'Toño' Fraguas. Forges ya había empezado a publicar en 'Pueblo' y a hacer viñetas, recuerda quien fuera amigo del dibujante fallecido la semana pasada. «Nunca dejó El Espinar», afirma el escritor. De hecho, una calle luce su nombre. Y por si acaso se le olvidaba, había quien le llamaba la atención.

Forges solo toreó una vez, un antitaurino declarado como él, y fue de quinto espinariego

Hace unos cuatro años, en uno de los encuentros que Juan Andrés mantenía con el viñetista en Madrid, éste estaba con sus nietos. Le instó a que conocieran el pueblo al que tan umbilicalmente estuvo vinculado. Así fue. Acató la sugerencia. Fue una visita rápida, como muchas que continuó haciendo hasta casi el final de su vida.

Viñeta de Forges en el que recoge el cine de verano de El Espinar.
Viñeta de Forges en el que recoge el cine de verano de El Espinar.

En El Espinar «hubo un antes y un después en la historia del pueblo», revela Juan Andrés. Fue en 1995 con motivo de un acto para la presentación de un libro. Una cita que ahora parece cotidiana en las agendas, significó un auténtica revolución en la villa. El autor era Juan Pablo Ortega, fallecido el pasado enero. Había sido profesor de Toño, porque el humorista gráfico no era especialmente brillante en las notas.

Juan Andrés llamó a Forges para invitarle al acto. No solo asistió sino que hizo unos carteles editados en imprenta anunciando el homenaje a Juan Pablo Ortega. «Fue una putada divertida», recuerda el escritor espinariego porque en ningún caso la idea era la del tributo.

Su inspiración rural

El salón de actos del Ayuntamiento estuvo abarrotado. De ello da fe la cámara y las palabras de Pedro Luis Merino, el fotógrafo que retrató el hito. «Quedó demostrado que en los pueblos no solo hay cachondeo, fiestas y quintos, sino que también hay otra vida», aseveran.

Otra viñeta de Forges refleja una verbena de verano en El Espinar.
Otra viñeta de Forges refleja una verbena de verano en El Espinar.

Por cierto, que siendo quinto Antonio Fraguas se lanzó al ruedo de la villa. Fue la única vez que toreó (que no mató) un becerro un declarado antitaurino como él. Forges trasladó El Espinar a sus viñetas. No es algo interpretativo de sus trazos, sino reconocido por él mismo. La Corredera, el cine, los montes, los mozos, los lugareños del pueblo inspiraron sus fondos y personajes arquetípicos del mundo rural, como los Blasillos o la Blasa, que desde territorio gabarrero lloran su muerte.

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