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Imagen de la espadaña del antiguo convento de San Gabriel, junto al colegio Claret.
En la vieja guarida de la zorra

En la vieja guarida de la zorra

La calle de San Gabriel recuerda al desaparecido convento situado en Padre Claret, tras conocerse durante años por el nombre del lugar donde vivía la raposa

elena rubio

Lunes, 1 de mayo 2017, 11:38

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A pesar de no ser una arteria principal de la ciudad, sirve de enlace entre dos de ellas, por eso siempre cuenta con un importante trasiego de vehículos. Es la calle San Gabriel, que va desde la Avenida de Padre Claret a la de Vía Roma, cuyo inicio comienza con una rotonda y finaliza con otra.

La calle bordea la cuesta de los altos del cementerio y permite acortar el camino para subir a los barrios situados en la parte más alta de la ciudad, sin necesidad de llegar a la plaza oriental, junto al Acueducto. De ahí que el trasiego de coches, autobuses y algunas veces camiones sea considerable durante buena parte del día, sobre todo en momentos puntuales.

José, vecino de esta calle desde hace quince años, asegura que es una vía «ruidosa» por el constante paso de los vehículos, una circunstancia a la que se han acostumbrado estos residentes. Sin apenas comercios a lo largo de su trazado, es prácticamente residencial, pero a pesar de este ajetreo ofrece la posibilidad de llegar en apenas unos minutos al casco histórico, además de tener unas magníficas vistas de la parte central del Acueducto. Los viandantes también usan mucho esta vía a diario. Es frecuente verles subir y bajar por sus aceras, a pesar de la estrechez que presentan algunos tramos, casi peligrosos cuando son en curva, y el cuidado que deben de tener por la existencia de numerosos garajes particulares.

La calle se ha ido transformando en el último medio siglo, sobre todo en lo que respecta a las edificaciones, ya que «hubo un tiempo que allí estuvo la empresa de cemento y baldosas Santa Teresa. Estaba bajando a la derecha, lo que hoy son casas unifamiliares», recuerda Andrés Martín, otro vecino de la zona.

Martín, que repartía leche a los vecinos de esta calle , ya que su familia tenía una lechería situada cerca de esta vía, echa la vista atrás para recordar que muchos segovianos tenían negocios familiares, como el «señor Pedro, que era zapatero, la señora Carmela y Ricardo, de los talleres Michelin, o la familia Duque, que tenía el taller de cocinas en la calle San Juan».

La agricultura y la ganadería también tenían presencia en esta calle, porque al final de la misma se encontraba una tierra sembrada de cereal y era frecuente ver, en determinadas épocas del año, rebaños de ovejas e incluso piaras de cerdos que «iban camino de Extremadura y les echaban puñados de cebada por el suelo para que fueran comiendo», apunta Martín.

Eran otros tiempos, aunque la vía seguía teniendo el mismo uso, «era una calle de paso». Hoy muchos segovianos utilizan esta calle con frecuencia para dirigirse a diferentes puntos de la ciudad o llevar a sus hijos al cercano colegio Claret. Precisamente, entre el centro educativo y la calle San Gabriel existe una importante vinculación, porque esta vía se denomina de esta manera debido al desaparecido convento iglesia de San Gabriel de los Franciscanos Alcantarinos, fundado en 1580. Estaba situado en la entonces denominada carretera de La Granja, en el lugar que hoy ocupa la iglesia del colegio Claret. Este espacio acogió desde el 14 de julio de 1862 la fundación del centro educativo, donde «a partir de entonces comenzó una imparable actividad misionera», explican los claretianos en su página web. De hecho, la expansión del colegio fue progresiva, hasta el punto que en 1958 inauguraron una nueva ala del colegio y diez años más tarde un nuevo edificio. Por aquel entonces, el convento había perdido ya la entidad y era difícil recuperar el pasado glorioso que tuvo siglos atrás, lo que provocó que en 1972 se derribara esta antigua iglesia y se construyera el actual templo, Premio Nacional de Arquitectura.

Sin embargo, el recuerdo de este espacio religioso se trasladó a la actual calle San Gabriel, rememorando de esta manera su existencia a lo largo de casi 500 años.

A pesar de que lleva décadas denominándose calle San Gabriel, entre los segovianos es muy popular referirse a esta vía como Cueva de la Zorra. Hay que pensar que hace más de cien años este espacio era completamente diferente, apenas había construcciones de viviendas y los coches no existían por la zona. «El nombre vulgar con que es conocido el camino tiene origen en haber servido de guarida, alguna espesura de la cuesta, del animal al que se refiere, y haberle visto las gentes correr por aquellos andurriales, recogía Mariano Sáez y Romero en su libro Las calles de Segovia, en 1918.

De hecho, en la década de los sesenta del siglo pasado, en el lado derecho de la última casa, seguía existiendo «una pequeña cueva por la que decían que se metía una zorra», recuerda Andrés Martín

En la actualidad, no se ven merodear a estos animales por este espacio. El constante paso de vehículos y la construcción de edificaciones han provocado que sea muy difícil que este animal tenga una madriguera en algún recoveco.

Lo curioso es que hoy en día sí que existe en la ciudad un espacio conocido oficialmente como Cueva de la Zorra, lejos de esta vía, a los pies del Alcázar. La Cueva de la Zorra fue, en tiempos, una cantera de piedras de molino. Hoy está cerrada al público por su valor ornitológico.

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