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Eduardo Cáceres, durante el Reto Ferrovial Challenge.
Eduardo Cáceres, premiado en el reto internacional de robots autónomos

Eduardo Cáceres, premiado en el reto internacional de robots autónomos

El joven cuellarano consiguió el segundo premio en un concurso organizado por Ferrovial

mónica rico

Domingo, 12 de febrero 2017, 22:05

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El cuellarano Eduardo Cáceres de la Calle, estudiando de cuarto curso de Ingeniería en Electrónica Industrial y Automática en la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Valladolid, se alzó, el pasado fin de semana, con el segundo premio del primer reto internacional de robots autónomos Ferrovial Challenge, organizado por la empresa Ferrovial junto con Ennomotive.

En la iniciativa se trataba de poner a prueba robots en un circuito con todo tipo de obstáculos que debían evitarse de forma autónoma. El reto pretendía animar a ingenieros a que presentaran proyectos de desarrollo de un prototipo de robot que sea un futuro transporte autónomo de materiales en grandes obras de construcción. El prototipo debía ser de la tipología Arduino o similar, y ésta es la que utilizó el joven cuellarano, que conoció el concurso ya que la organización contactó a través de Linkedin con perfiles como el suyo, que pudieran estar interesados.

Y así fue. Eduardo Cáceres mostró interés en el concurso y «como cacharrear con robots es una cosa que me gusta, me animé por mi cuenta», explica. Cuando acabó los exámenes comenzó con los preparativos de la primera prueba, en la que tenía que redactar un documento con la solución propuesta. Su idea estuvo entre las quince mejores, con lo que estaba seleccionada para la semifinal, que se celebró el fin de semana pasado en Madrid, dentro de la Global Robot Expo 2017, la segunda edición de la feria internacional de robótica.

El prototipo del cuellarano Eduardo Cáceres, según él mismo detalla, era pequeño, y, en lugar de las tradicionales ruedas contaba con cadenas tipo tanque, puesto que el circuito de competición sería una simulación de terreno de obra, por lo que optó por esa idea. Al tener que esquivar obstáculos optó por un tamaño reducido, «quizás al final resultó demasiado pequeño, pero también tenía sus ventajas»; y basado en la tecnología Arduino, tal y como marcaban las bases de participación.

Una vez en el circuito, Eduardo Cáceres pudo examinar el terreno y adaptar el robot al circuito real, pues hasta el momento sólo contaba con un boceto sobre cómo podía ser. Tenía diferentes superficies, una de hierba, una parte de poliespan, una zona de grava, otra de arena, un pequeño charco y una rampa. La idea era buscar un prototipo que recorriera todo ese terreno siendo capaz de esquivar obstáculos tanto fijos como móviles y salvar los precipicios de forma totalmente autónoma.

Soluciones creativas

El reto propuesto por Ferrovial partía de la base de que las grandes obras de infraestructura requieren el transporte de materiales a granel, tales como tierra, piedras y grava para la superficie de las carreteras, lastre para vías férreas, hormigón para túneles o edificios, etcétera y todo ello con caminos que varían según el trabajo, con polvo, barro o charcos, pendientes empinadas, acumulación de materiales e incluso obstáculos móviles. Por ello buscaban soluciones creativas parciales que puedan conducir en el futuro a una solución segura y rentable en el transporte de materiales.

Y la idea de Eduardo Cáceres lo consiguió. Su prototipo resultó uno de los seleccionados para la final, en la que obtuvo el segundo puesto, sólo por detrás de un equipo de desarrollo de software de Dinamarca formado por Isaura almar y Michael Dukes. El tercer lugar lo ocupó el equipo de la Asociación de Robótica de la Universidad Carlos III de Madrid.

Tras conseguir este premio, el joven, de 21 años, continuará con sus estudios, tras los cuales tiene pensado buscar trabajo. Hasta entonces, gracias a su clasificación en este reto, está dispuesto a continuar participando en este tipo de iniciativas, sobre las cuales ahora está más motivado, tras conseguir un premio que «no me esperaba para nada. Lo intenté porque es una cosa que me gusta e invertí mi tiempo libre en ello», asegura.

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