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El cuarto Rey Mago de Sepúlveda

El cuarto Rey Mago de Sepúlveda

El legado del torero Víctor Barrio sigue vivo en la sesión de toreo de salón y el partido de fútbol sala organizado por la asociación de amigos del diestro, fallecido el pasado julio

César Blanco Elipe

Viernes, 30 de diciembre 2016, 23:01

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«Recuerdo la ilusión con la que preparó Víctor, en 2011, la que sería de las primeras (si no la primera) iniciativas para acercar la tauromaquia a los más pequeños en nuestro país (e incluso en el mundo)». La viuda de Víctor Barrio, Raquel Sanz, rememora en estas fechas navideñas otrora felices y hoy crueles para la familia del diestro segoviano fallecido el 9 de julio en la plaza de Teruel cómo su marido decidió organizar un partido de fútbol sala entre toreros y banderilleros. El dinero recaudado de las entradas, la porra y la barra del bar iría destinado a la compra de capotes infantiles para regalar en la cabalgata de Sepúlveda a todos los niños. Y lo consiguió, aunque no fue fácil.

Raquel Sanz recuerda también cómo entonces los toreros empezaron a caerse del cartel. Vaya jaleo. «El mismo día del partido, por la mañana, ante el miedo de que no se presentase ninguno, tuve que llamar a uno de ellos, abusando de la confianza de una recién comenzada amistad, muy enfadada para que hiciese el favor de asistir. Y vino».

Este viernes también ha estado el primero en la villa segoviana. Sin llegar a desvelar su nombre, Raquel Sanz agradece que en esta ocasión «casi no se lo tuve ni que decir».

La alineación

Uno de los legados dejados por Víctor Barrio es el de la pasión respetuosa que profesaba por la tauromaquia y sus ganas de empapar a las generaciones más jóvenes de ese amor que él declaró fuera y dentro de las plazas al arte de cúchares. Por eso, en la tarde del viernes, Sepúlveda ha emulado a su maestro e hijo y ha querido mantener prendida la llama que encendió el malogrado torero. Así, se ha desmontado para saludar a la afición venidera en un acto organizado por la Asociación Cultural Taurina Amigos de Víctor Barrio para dar continuidad a una iniciativa que empezó hace cinco años.

Los matadores Cristina Sánchez, Morenito de Aranda, Rafael de Julia, Juan del Álamo y Sebastián Ritter; los novilleros Daniel Menés, Amor Rodríguez, Carlos García, Eusebio Fernández y Pablo Martín de la Fuente; los banderilleros Roberto Martín 'Jarocho' y Raúl Mateo; el picador Luciano Briceño 'El Chano', y los taurinos Alejandro Da Silva y José López Sánchezha hecho un singular paseíllo en honor del matador segoviano.

Esta vez no han tenido que pisar la arena de un coso; ni tampoco dibujar lances con su capote; ni jugarse la vida ante un morlaco, y aun menos usar el frío estoque. Su faena fue mucho más lúdica y divulgativa. El lugar elegido, el pabellón municipal de la villa, donde los diestros han dado una clase de toreo de salón a decenas de niños.

El presidente de la asociación promotora del acto, Sergio Miguel Molinero, se da por más que satisfecho si, como ocurrió cuando Víctor Barrio llevó a cabo por primera vez esta experiencia, los vecinos más jóvenes de Sepúlveda salen el día de Reyes a la calle con un capote para jugar a ser toreros. Ese fue el regalo que el fallecido pidió a los Reyes Magos después de aquella primera edición.

Conocer el ritual

«Se trata de que los niños conozcan el ritual, la preparación de un torero viéndolo como parte de una afición, empezando casi como un juego», apunta el presidente de la Asociación Cultural Amigos de Víctor Barrio. Los aprendices demuestran interés por todo. Ojos avizores a las pautas y movimientos de los profesionales en su liturgia. «Al principio pasan miedo hasta con el carretón, y de ese miedo pasan luego a tomárselo como un juego», añade Sergio Miguel Molinero.

Tras el toreo de salón, taurinos y miembros de la agrupación se enfrentaron en un partido de fútbol sala, como ideó Víctor Barrio hace cinco años en su intento de sembrar otra semilla que arraigara y cultivase la promoción de la tauromaquia, recuerda la viuda. Entonces la sorpresa fue que, tras quitarse las botas, el segoviano sacó unos carretones, los trastos y los toreros invitados se pusieron a enseñar a torear a los niños que habían acudido a ver las habilidades con la pelota de los diestros. «¡Cómo disfrutaron! Las numerosas fotos de aquel día lo demuestran», evoca la viuda.

Su penúltimo triunfo

Además, durante la velada se han sorteado trastos de torear y otros presentes, que para eso el calendario pinta de rojo estas fechas navideñas. El dinero de la recaudación de la barra de bar instalada en el pabellón va a parar a la adquisición de «regalos taurinos» para los niños de Sepúlveda, que se repartirán en la cabalgata del día 5.

El espíritu de Víctor Barrio continúa muy vivo, y su herencia difusora de la tauromaquia parece estar a buen recaudo en las manos y en la memoria de cuantos le ayudaron con aquella aventura iniciada en 2011 y que siguieron sus triunfos, silencios y pitos por cosos de toda España hasta que se cruzó la fatalidad en la tarde del pasado 9 de julio.

La viuda mira al cielo y se dirige a él: «Víctor, tranquilo, este año los niños de Sepúlveda tendrán su regalo taurino de mano de los Reyes Magos. Hay mucha gente aquí abajo que continúa trabajando para que tu memoria siga viva y para que tus ilusiones se sigan cumpliendo».

Hay una ley no escrita, un dicho aposentado en otra liturgia, la de las tabernas, por la que el posadero suele corregir al parroquiano cuando pide un último trago. Será el penúltimo, espeta. Pues eso. Habrá más partidos y más toreo de salón para expandir la afición a la tauromaquia, tal y como ofició en vida el segoviano. Lo de ayer es solo el penúltimo triunfo de Víctor Barrio.

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