Palomas y estorninos acaparan la lucha contra las plagas urbanas en Segovia

Vivimos con ellos, forman parte del paisaje urbano. A buen seguro que si alza la vista tienen muchas opciones de vislumbrar bandadas de pájaros volando de un lado a otro por el inigualable cielo de la ciudad, al igual que estarán hartos de toparse con los excrementos de estas aves. Palomas y estorninos son los principales causantes de esta suciedad que corroe algunos rincones de la capital, por no hablar de la potencial transmisión de enfermedades y de erosionar el patrimonio. Aunque no lo parezca y no caigan en ello, están ante plagas.

Tiempos atrás, Segovia era víctima de ratas, palomas, cucarachas, etcétera. Afortunadamente el número de plagas ha bajado gracias a a los esfuerzos del Ayuntamiento y a la ayuda de los vecinos, aunque todavía los representantes municipales tienen en el punto de mira dos 'invasores' que suponen un quebradero de cabeza. Se trata de la paloma y el estornino.

La primera representa la plaga más ampliamente extendida y también la que más riesgo entraña, precisamente por esa abundancia. Estas aves dañan los monumentos por la cantidad de excrementos que generan. Esos restos pueden llegar a ser corrosivos y además son portadores de parásitos y pueden transmiten patologías a los humanos. Una plaga ha de ser combatida y paliada para evitar cualquier perjuicio, «lo que queremos es reducirlas, no exterminarlas para que no empeoren el patrimonio», afirma el concejal de Medio Ambiente, Jesús García Zamora.

Concretamente en el caso de las palomas, la duración para evitar su plaga es durante todo el año y existen tres métodos para reducirlas. El primero de ellos es nuevo con respecto al año pasado y es el uso de la cetrería. «El año pasado este tema lo llevaba la Concejalía de Bienestar y nosotros ahora hemos introducido esta idea, que está funcionando muy bien», cuenta García Zamora. La reducción de plagas por cetrería consiste en que un cetrero suelta halcones por donde se encuentran las palomas para ahuyentarlas y así impedir su regreso. Este sistema se suele utilizar por el casco urbano y la periferia.

Jaulas trampa

El segundo método es la colocación de jaulas trampa en los inmuebles. Se coloca un cebo para que las palomas piquen y se queden allí encerradas. La tercera fórmula son las interacciones nocturnas, donde entran a los palomares por la noche y recogen al máximo de palomas posibles, puesto que por la noche es cuando más abobadas están.

Los palomares deben disminuir. «Si queremos que se vayan, no podemos darlas facilidades, hay que hacer que no estén a gusto, y desde aquí quiero hacer un llamamiento a todo vecino de Segovia para evitar la plaga, tapando todo agujero que veamos y no darles nada de comida», llama la atención el concejal. Existe un cuarto método, pero al ser demasiado excesivo aún no ha sido necesario su concurso.

Caso muy parecido al de las palomas es el los estorninos, aunque hay que destacar que estos son mucho más listos. No se asustan tan fácilmente. Suelen venir en grandes grupos a finales de agosto debido a la gran cantidad de cosechas. Al igual que las palomas dañan el patrimonio con sus excrementos, amén del ruido que producen. También se les combate con cetrería, pero a diferencia de las palomas estos no se asustan tanto y saben que el halcón terminará yéndose, por esto mismo se recurre al águila de Haast, un ave rapaz que les provoca un temor mayor. Lo habitual es soltar este ejemplar durante la moche por las zonas con mayor población de estorninos, como pueden ser el barrio de San José o la avenida de la Constitución, hasta que se les consigue echar de la ciudad.

Las jaulas trampa en los entornos periféricas también son eficaces contra ellos, señala el concejal de Medio Ambiente. Con las grajillas suele ocurrir lo mismo, aunque su censo no es tan grande como para que se las considere una plaga.

Desinfección frente a ratas

Realmente estos son los casos más frecuentes y preocupantes de plagas urbanas, según se extrae de las palabras del concejal; pero antes ha habido muchas más. Los roedores y sobre todo las ratas, no se consideran una plaga, lo que no quiere decir que no existan y que supongan una amenaza para la salud de los humanos. El tratamiento para que no aparezcan se lleva a cabo durante todo el año, y consiste sobre todo en desinfectar el alcantarillado de la ciudad, realización de inspecciones periódicas, alertar a los vecinos para mantener una buena limpieza y controlar el tema de tirar comida a la calle.

Según el concejal de Medio Ambiente, «este tema lo tenemos bastante bien desde hace tiempo», por lo que no cabe lugar a preocuparse. El principal método para controlar a las ratas es usar veneno, pero con cuidado. Son listas. Primero mandan a una de ellas a una zona con comida; si ven que ésta se muere, las demás no van, así que lo mejor es colocar un tipo de veneno que no actúe al instante sino tras un cierto tiempo, así las ratas no lo asociarían.

Turno para los insectos, sobre todo de las cucarachas. Estos bichos pueden transmitir la salmonelosis al transitar por cocinas o zonas de saneamiento. Lo normal es que irrumpan en lugares oscuros con humedad donde pueden encontrar alimento. Sitios como el alcantarillado, los garajes y los bajos de las casas. La concejalía que dirige Jesús García Zamora también reclama la colaboración y ayuda de los vecinos en este caso. La principal clave es mantener los lugares extremadamente limpios, sobre todo los anteriormente citados, así como cuartos de caldera, cámaras de aire y el uso de rejillas específicas para cada habitáculo. Mientras, el Ayuntamiento se encarga del cuidado de los contenedores para que permanezcan perfectamente cerrados, sin fisura alguna, al igual que el suelo de zonas intensamente transitadas que pueden sufrir deterioro por el que pueden habitar estos insectos.

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