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Domingo, 26 de junio 2016, 12:00
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«La gran putada de esta vida es que renunciamos a nuestra esencia a cambio de nada. Moncho, no. Moncho fue un ser indómito y ácrata porque nunca dejó de ser un niño. Moncho vivió como nació, sigue igual y para mí sigue ahí, en la Alameda». Con estas palabras enmarcó José Miguel Monzón, El Gran Wyoming, la figura de Moncho Alpuente durante el homenaje que sus amigos segovianos tributaron hace un año al escritor, periodista, cantante y librepensador madrileño, fallecido el 21 de marzo de 2015, a los 65 años, en Lanzarote.
Y en la Alameda del Parral, junto a su casa, han vuelto a reunirse un nutrido grupo de amigos para mantener vivo el recuerdo de Moncho Alpuente, que encontró en Segovia el lugar idóneo para la producción literaria y la creación artística. Junto a Chari Vallejo Junco, viuda de Moncho, celebraron una fiesta con comida compartida y música «para recordar al fantástico Moncho, su agudeza, inteligencia, agilidad mental y, sobre todo, su amistad».
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