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El decano de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación, Agustín García Matilla, pronuncia su discurso de toma de posesión ante el rector, la secretaria general de la UVA y el vicerrector de Segovia.
«La sociedad no sabe lo que se hace en la universidad»

«La sociedad no sabe lo que se hace en la universidad»

El reelegido decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación del campus de la UVA en Segovia, Agustín García Matilla, pide un esfuerzo extra para reconocer y recompensar al profesorado

César Blanco Elipe

Miércoles, 1 de junio 2016, 17:27

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La toma de posesión de Agustín García Matilla como decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación aguardaba, como por otra parte era de esperar conociendo un poco al catedrático, un arsenal crítico y reivindicativo. Pasó casi de puntillas por el logro que supone mantener el número de alumnos con la que está cayendo en el sistema de estudios superiores.

Sacó pecho por los 1.650 estudiantes matriculados en alguna de las cinco titulaciones que ofrece el centro que va a volver a dirigir por otros cuatro años: Administración y Dirección de Empresas; Derecho; Relaciones Laborales, Publicidad y Relaciones Públicas y Turismo; además del programa de estudios conjuntos de estas dos últimas carreras, que ha cumplido «con éxito» sus dos primeros años de vida.

El mérito de conservar ese volumen de alumnos aún es más elevado si se tiene en cuenta la competencia y, sobre todo, «los recortes de grupos y profesores asociados que sufrimos desde el final de la década anterior». García Matilla ensalzó la profesionalidad del cuerpo docente, aunque no siempre se vea reconocida su tarea, alabó su compromiso con la UVA; y atribuyó el logro de las matrículas al «prestigio» que han alcanzado tanto la facultad como el propio campus María Zambrano de Segovia gracias a la publicidad «boca a oreja» de los titulados, familiares o profesores.

Precisamente buena parte del discurso de la toma de posesión ha sido un alegato fervoroso y encendido en defensa de la labor de los docentes. Agustín García Matilla ha lamentado que «un alto porcentaje del profesorado no esté asentado». El decano ha solicitado al rector de la UVA, Daniel Miguel, quien ha presidido el acto, «un esfuerzo extra de la institución para conseguir su consolidación».

En el caso concreto de la sede segoviana, «ha habido una tradición que ha sido contar con un alto porcentaje de profesores asociados que han prestado un extraordinario servicio a la universidad; pero este hecho no ha sido óbice para que en tan solo ocho años, en alguna de las áreas departamentales, hayamos conseguido que la mitad se haya acreditado en figuras de catedráticos, titulares, contratados doctores o ayudantes doctores».

García Matilla ha conminado a la Universidad de Valladolid a que apueste por el campus María Zambrano y reconozca sus peculiaridades, así como las del centro de la que es responsable, amén de «contribuir al asentamiento definitivo de su profesorado».

Esta demanda ha encontrado la respuesta del rector. Daniel Miguel, tras admitir estar de acuerdo en muchos de los planteamientos del decano, le ha precisado que a situación del campus «no es mala, dentro de la incertidumbre existente», en alusión al futuro mapa de titulaciones que han de consensuar la Consejería de Educación de la Junta y las universidades de Castilla y León.

Un departamento en construcción

Miguel rebatió a García Matilla en que la UVA también «ha de atender otras áreas más tradicionales» que la que representa el decano. Además, existe una normativa vigente que habría que estudiar e incluso reformar para hacer encajar las peticiones del catedrático de Comunicación Audiovisual en referencia a la creación de «un departamento en construcción que reconociera el extraordinario papel jugado por un área de comunicación que aporta gran potencial a la UVA», arguyó en su alocución el decano de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación, quien reiteró a la entidad académica su reivindicación del «merecido impulso» que supondría ese departamento.

Sonó duro cuando, en su discurso, el reelegido decano arremetió contra «el 'café para todos' que supone la cómoda salida de aplicar un baremo único en el que se tiene en cuenta la antigüedad en la fecha de acreditación para articular la dotación y la convocatoria de plazas en esta universidad». García Matilla tachó el sistema actual de provisión de profesores de «descorazonador» y «desmotivador», al mismo tiempo que recriminó a la entidad «el bloqueo de la posibilidad de crear nuevos departamentos específicos para este campus».

La beligerante toma de posesión del catedrático clamó por «una mínima contraprestación que permita mantener el grado de implicación de nuestro profesorado y facilitar en algo su tarea». El decano insistió en varias ocasiones en que se recompensen los méritos exhibidos por los docentes, que «muchas veces desempeñan su tarea por unas retribuciones que no se corresponden con su alto nivel de preparación, ni con el hecho de haber debido superar las dificultades que entraña el ejercicio de su profesión».

«Habría que buscar todos los medios posibles para reconocer ese trabajo y tratar de recompensarlo, aunque fuera en una mínima parte», persistió el decano segoviano, quien abogó con firmeza por seguir mejorando en la comunicación interna y en la proyección al exterior de la universidad, ya que «la sociedad no conoce el trabajo que se hace en la universidad y muchos compañeros tampoco conocen la dimensión de esta tarea».

«Corremos el riesgo de secar vocaciones, de provocar una terrible esterilización de la capacidad de adaptación al cambio de nuestros profesores y de no poder llegar a tiempo a la necesaria reconversión que precisa a universidad», alertó el catedrático en su defensa a ultranza del cuerpo docente e investigador. Así, reiteró la petición de medidas que faciliten el camino a los profesores docentes e investigadores más jóvenes en una institución que tiene en el «envejecimiento» de su personal uno de sus principales problemas.

Llamamiento para reformar los estatutos

El rector, por su parte, ha lanzado un llamamiento a la comunidad universitaria para «hacer unos estatutos que no disgusten a tanta gente » y animó la puesta el común de los puntos fundamentales de acuerdo para poder funcionar a largo plazo sin estar pendientes de los vaivenes legales que puedan sobrepasar un reglamento cortoplacista o con poco respaldo.

«Estamos constreñidos por la maraña» de normas, incidió el máximo responsable de la Universidad de Valladolid. Daniel Miguel confesó que esa telaraña administrativa en la que se lía la gestión diaria de la institución genera «limitaciones que nosotros mismos hemos puesto».

Más allá de esas trabas burocráticas, el rector vaticina «un gran futuro» para el campus de Segovia; y ha ratificado la apuesta por la sede en el afán de conjugar las nuevas herramientas en las que trabajan los centros del María Zambrano con el carácter de una institución centenaria. En este sentido, ha felicitado al campus por ser la avanzadilla en la creación de sinergias y redes de cooperación para erradicar el estancamiento de áreas.

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