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Carlos Álvaro
Miércoles, 25 de mayo 2016, 06:28
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«El Ayuntamiento nunca encargó la escultura. Es cierto que figuraba en el pliego de condiciones que regía el proyecto Puerta de la Reina, que una de las obligaciones que imponía el pliego al adjudicatario, la empresa Larcovi, era la contratación del prestigioso escultor Ramiro Ribas para que hiciera una estatua ecuestre de Carlos III, pero, tras un largo litigio con Larcovi, el proyecto urbanístico nunca llegó a ejecutarse; es más, el contrato está resuelto», explica el alcalde del Real Sitio de San Ildefonso, José Luis Vázquez (PSOE).
El problema es que el escultor empezó a trabajar en la elaboración de la estatua y que, tras un pleito interminable por impago, la justicia falló en 2012 en favor del artista, obligando al municipio a pagar la obra, 130.000 euros que, con los intereses de demora, costas y demás, ha supuesto un desembolso muy superior a los 160.000 euros. Desde hace unas semanas, el Ayuntamiento tiene la estatua en su poder, pero todavía no sabe qué hará con ella. Los vecinos, según una encuesta realizada por Izquierda Unida San Ildefonso, son partidarios de venderla, aunque también hay quien prefiere que el Ayuntamiento la instale en el parque de la fachada noroeste de la Real Fábrica de Cristales, en el entorno de la Puerta de la Reina como estaba pensado o en cualquier otro lugar de la localidad.
Independientemente de lo que se decida, el alcalde está que trina y carga contra el escultor madrileño afincado en el Real Sitio. «Aquí lo único que ha pasado dice es que la justicia de este país, a la que respeto, ha sido burlada por un mal vecino al que acogimos con hospitalidad y del que solo hemos recibido un gran fraude. No seré yo quien juzgue el valor artístico de la escultura, pero sí la actitud insolidaria de este vecino; desgraciadamente, él se ha beneficiado de una justicia que, en este caso, ha tratado mal al común». Y es que José Luis Vázquez cree que se ha abusado de la buena voluntad del Ayuntamiento, en un principio interesado en que el adjudicatario del proyecto urbanístico para el entorno de la Puerta de la Reina encargara la estatua al escultor Ramiro Ribas. «Lo único que lamento es el alto coste que todo este asunto ha tenido para la comunidad. Ahora ya solo me queda confiar en que esa comunidad a la que se ha engañado determine el lugar en el que ubicar la estatua».
Tres metros
La obra, fundida en bronce, tiene tres metros de altura y representa al rey Carlos III montado a caballo y con el brazo derecho estirado. Los rasgos del monarca ilustrado son perfectamente reconocibles. La escultura se encuentra a buen recaudo, en una nave de propiedad municipal. Pocos han sido los que, hasta ahora, han podido verla. Y da la sensación de que el alcalde le ha cogido manía. «Me da muchísima rabia porque estoy convencido de que mi antecesor, el alcalde Montes, nunca encargó la obra. Es mas, el escultor tiene una carta del Ayuntamiento en la que se dice que se le pagaría cuando se contratara la obra, algo que nunca ha llegado a producirse». Por supuesto, el artista siempre ha defendido que el Ayuntamiento le encargó el trabajo a cuenta de la fallida reurbanización de la Puerta de la Reina. El municipio ha retomado ya el proyecto y espera que pueda ser una realidad dentro de tres años, sobre todo, porque hay que resolver la situación de los bloques de Los Alijares, muy deteriorados.
Izquierda Unida, por su parte, es partidaria de la venta de la estatua para paliar, aunque sea en parte, el gasto que ha supuesto la adquisición, pero, a la vista de los resultados de la encuesta, la formación pedirá que la escultura sea expuesta en el parque noroeste de la Real Fábrica de Cristales, «por ser la segunda opción preferida, por respeto al trabajo del artista y para dejar constancia de que no se deben tomar decisiones personales que afecten al conjunto de la población». De las 346 personas encuestadas, 115 (33,7%) se han mostrado a favor de venderla y 90, de instalarla en el parque de la Real Fábrica de Cristales que Carlos III impulsara en el siglo XVIII, durante su reinado. El alcalde considera que, llegado el momento, será el consenso el que decida la suerte de una escultura que pasará a la historia por la polémica.
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