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Segovia tiene uno de los jardines privados más bonitos de España

En la calle del Marqués de Villena se puede contemplar el Romeral de San Marcos, un espacio con más de 300 especies de todo el mundo

elena rubio

Lunes, 16 de mayo 2016, 09:36

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Llegar a San Marcos es quedarse atónito contemplando el Alcázar de Segovia, imponente desde la altura. El segoviano, a pie o en coche, pasa el puente Castellana y sigue divisando la figura del monumento para localizar buenas vistas. Quizás muchos siguen su búsqueda andando por debajo del puente en dirección a la Fuencisla. Otros deciden seguir contemplando las panorámicas de la ciudad desde esas calles aledañas que conservan todo su encanto.

Una de ellas es la calle del Marqués de Villena, que va desde la calle de San Marcos a la del Parral. Es una vía poblada de casas bajas, para no romper la estética del entorno en el que se encuentran, al abrigo de las rocas calizas que se encuentran en la zona, cuyo devenir transcurre sin prisas, como si el tiempo se detuviera, solo alterado de vez en cuando por algún coche que por allí transita de las viviendas de la zona.

Adoquinada en la primera parte de su trazado, es sin duda una calle tranquila, que permite al caminante pasear y perderse por un entorno donde existen numerosas huertas. De hecho, a la entrada de la calle, junto a una fuente de agua potable que data de 1909, existe una casa de apartamentos turísticos, donde son muchos los que se alojan para poder disfrutar de un espacio único muy cerca del casco urbano.

Es a mitad de este recorrido donde el segoviano y el visitante se encuentra con un espacio altamente recomendable y sorprendente: El Romeral de San Marcos.

Diseñado por el paisajista uruguayo Leandro Silva Delgado (1930-2000), es uno de los jardines privados más bonitos de España, donde conviven más de 300 especies de todas las partes del mundo, que han ido creciendo libremente en este espacio de 5.000 metros cuadrados desde 1973.

Microclima

Gracias a las rocas que existen alrededor, el paisajista uruguayo logró crear un microclima que de otra manera no sería posible, con formas inspiradas en los jardines romanos, como el de la Villa Adriana o en la magia de la Babilonia Antigua. En este espacio se pueden contemplar acebos, tejos, tilos, arces y hasta anémonas de Japón, sin olvidar, el famoso romero, que da nombre a este jardín.

En el jardín también abunda el agua, lo que «me estimuló a crear otras albercas comunicadas entre sí por regatos rectilíneos provocando un nuevo estilo» comentaba el propio Leandro Silva en 1998. De hecho el jardín está estructurado en terrazas, cuyos «muros de contención caracterizaron sensiblemente la estética del jardín».

El espacio sigue conservado y cuidado por la viuda de Leandro Silva, Julia Casaravilla, y los Amigos del Romeral de San Marcos, donde segovianos y turistas siguen disfrutando de sus rincones con encanto y sus espectaculares vistas al monumento, ya que como explicaba Silva, «el Alcázar desaparece entre el follaje para volver a aparecer en otro punto del jardín».

En la calle también residió el artista segoviano Lope Tablada de Diego (1903-1974). Dos placas en la casa en la que tuvo el estudio recuerdan esta estancia. Una es de la ciudad de Segovia, del 22 de agosto de 2002. En ella se destaca El pintor de Castilla que «sintió y vivió el alma de esta tierra, a la que entregó su vida y de la que supo plasmar en sus lienzos todo su color, su luz incomparable, sus paisajes, su tipismo y sus costumbres».

La otra placa procede de la Villa de Sepúlveda, en la que pasó gran parte de sus veranos de su niñez, con motivo de la conmemoración de su centenario. En ella se puede ver un retrato del artista.

La calle del Marqués de Villena está dedicada a Juan Pacheco (1419-1474), marqués de Villena, que llegó a ser válido del rey Enrique IV, es decir, consejero y secretario, alcanzando «una privanza tan grande que le colmaron los dos reyes, Juan y Enrique, de mercedes y beneficios», según explica en el libro Las Calles de Segovia, de Mariano Sáez y Romero. De hecho, recibió el marquesado de Villena en 1445 y el Ducado de Escalona en 1472.

Juan Pacheco ha pasado a la historia por ser «el prototipo de la astucia al servicio de la deslealtad más censurable». De hecho, a él se le atribuye la construcción del Monasterio de El Parral, según recuerda este suceso una placa incrustada en la pared de la calle del Parral: «Traidor no te valdrá tu traición pues si uno de los que te acompañan me cumple lo prometido, quedaremos iguales».

Según el relato, el Marqués de Villena se retó a duelo cerca de la ermita de la Virgen del Parral. El día señalado, Juan de Pacheco bajó a cumplir su palabra, pero su contrincante iba acompañado de dos personas más. De ahí, que se le ocurriera pronunciar la frase grabada en la lápida. Según explica la web del Ayuntamiento de Segovia, «cada uno de los acompañantes pensó que era el otro quien se había vendido y combatieron entre ellos mientras el de Villena lo hacía con el retador, venciéndole. El marqués agradeció el haber salido bien de tan comprometido trance, transformando la humilde ermita en amplio y rico monasterio».

Hoy en día el Parral sigue imponente en la ciudad, albergando incluso la tumba del propio Marqués de Villena en el altar mayor. Una estatua de estilo renacentista con la figura de un paje le representa.

Lo que sí se debió de ubicar en la calle del Marqués de Villena también fue la iglesia románica de San Blas, «cuyo ábside y algunos de sus restos han sido incorporados, hace décadas, a un conjunto de edificaciones residenciales particulares», según comenta Juan Antonio Folgado en su libro Las calles y Plazas de Segovia y sus Barrios Incorporados. Hoy en día, no queda ningún resto visible de esta construcción en este lugar.

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