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Ben Clark, ayer, en la librería Intempestivos. Antonio Tanarro
«Para un poeta que empieza, ahora es mejor momento que hace diez años»

«Para un poeta que empieza, ahora es mejor momento que hace diez años»

Ben Clark presenta su poemario más reciente, ‘Los últimos perros de Shackleton’

Carlos Álvaro

Sábado, 16 de abril 2016, 12:16

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El poeta y traductor Ben Clark (Ibiza, 1984) presentó ayer en la librería Intempestivos un nuevo poemario, Los últimos perros de Shackleton (Ed. Sloper). Ganador, entre otros, del premio El Ojo Crítico de RNE de Poesía y del XXI Premio de Poesía Hiperión, Clark cree que la poesía en castellano vive un momento dulce.

-Un libro de amor...

Sí, un libro de poemas de amor, una recopilación de trabajos escritos durante diez años. Se trata de un recorrido sentimental, a través de los poemas, que culmina con la interpretación del heroico viaje de Sir Ernest Shackleton al Polo Sur como metáfora de una relación amorosa, interpretación que ve en aquel desafío, en aquel intento de conquista de la Antártida, un desafío y una conquista del amor.

Un pasaje real que se remonta a 1914.

Exacto. Shackleton lo intenta ese año, tras haber fracasado anteriormente, a bordo de un barco nuevo. Su objetivo es llegar al Polo Sur y cruzarlo a pie, con trineos y perros, pero el barco encalla en el hielo y después de varios meses de espera, los tripulantes se ven obligados a salir de allí arrastrando los botes salvavidas hacia el mar. Es el momento en que empiezan a sacrificar a los perros porque no les pueden alimentar y ellos tienen que alimentarse. El título, Los últimos perros de Shackleton, plantea ese momento dramático, terrible, que llega cuando ya solo quedan unos pocos perros. Es la metáfora de cualquier situación amorosa en la que ya no hay vuelta atrás porque se ha llegado a un punto de no retorno.

¿Y qué sucedió con Shackleton? Su aventura se desarrolla mientras el mundo está en guerra; y el imperio británico se olvida de él, porque no puede ocuparse de la expedición. Mientras tanto, su mujer se dedica a escribir cartas y a hacer todo el ruido posible para recordar que su marido sigue perdido y deben ir a buscarlo. Shackleton es un héroe, sí, pero también tiene una faceta de Don Juan, pues posee una amante oficial en Inglaterra y varios amores platónicos en diferentes sitios. A pesar de todo, su mujer es la única persona que piensa en él. Yo no planteo esto desde un punto de vista moral, sino de la afectividad, de la importancia de tener personas que te amen y de saber corresponderlas con un amor constante. Pero no es un libro sobre la expedición porque también tiene poemas relacionados con el amor doméstico, cotidiano, por ejemplo.

¿Y hay mucho de uno mismo en este poemario?

Hay mucho, sí. Hay una voz poética, que es la voz narradora, que aporta mucho de uno mismo, pero también hay historias de amigos, del propio Shackleton y otras interpretaciones. Desde luego, es un libro que habla mucho del arrepentimiento, que no busca directamente la redención, pero sí intelectualizar una serie de sentimientos que tienen que ver, más que con la culpa, con el remordimiento.

¿En qué momento se encuentra la poesía en España?

Hay muchas editoriales pequeñas que están haciendo cosas. Hay muchos libros, buenos y malos, pero es un buen momento porque hay movimiento editorial, muchas puertas a las que poder llamar. Para un poeta que está empezando, para un poeta joven, y también para cualquier poeta, ahora es muchísimo mejor momento que hace diez años.

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