Matesanz reflexiona en su pregón sobre la evolución de la Semana Santa

La Semana Santa de Segovia dio ayer comienzo de manera oficial con la lectura del pregón, en esta ocasión a cargo del periodista y subdirector de Radio Segovia, Alfredo Matesanz. El solemne acto se celebró, como es la costumbre, en la Capilla del Santísimo de la Catedral, después de que dos heraldos anunciaran, a caballo por las calles de Segovia, el advenimiento de la Semana de Pasión.

Matesanz estuvo brillante a la hora de evocar la Semana Santa de su infancia, cuando la gente «se encerraba en la penumbra de las iglesias para contemplar cómo los candelabros de nueve brazos iban perdiendo, una a una, las luces de la vida. Era la época de las Tinieblas. Si a uno de nuestros tremendos abuelos se les hubiera dicho que la Semana Santa iba a celebrarse, en el siglo XXI, con ofertas ventajosas para ir una temporada al Mar Caribe, se hubiera quedado de una pieza», dijo.

El periodista reflexionó sobre la evolución que la Semana de Pasión ha experimentado durante los últimos cinco decenios: «La pregunta es si esta Semana Santa de hoy es mejor o peor que aquella del apogeo de las mantillas y los trajes largos, los monumentos que respondían a su nombre, las largas sesiones de sermones y oficios de obligatoria asistencia. La contestación debiera ser muy matizada. Hoy vivimos en una sociedad libre, y la primera y radical libertad es la de manifestarnos tal y como somos. Los que no son cristianos pueden no sumergirse en un clima de general angustia y dolor extremo. Por el contrario, las iglesias están llenas de un público respetuoso y libre, que muestra a todos los que quieran verlo la hondura de unos sentimientos religiosos, su extensión y realidad, que es en nuestro tiempo un hermoso espectáculo». De este modo, señaló Matesanz, «la Semana Santa es un tiempo lleno de dulzura y de serenidad, en el que el pueblo libre y sencillo expande su alegría de vivir y su realidad social de una manera espontánea y muy gratificante».

No obstante, el periodista instó a la Iglesia a recuperar el «espíritu evangélico» de las celebraciones: «La religión de Cristo es algo demasiado trascendente en la historia de la Humanidad como para hacerla figurar como reclamo turístico. Si se piensa en profundidad en la causa básica de que nuestra cultura sea el referente decisivo para toda la humanidad, de que existan la democracia y los Derechos del Hombre, si se rastrea el pensamiento humano hasta el fondo, se encuentra uno con el cristianismo. Él es el responsable de todos los avances en la convivencia logrados en la historia humana. Demasiado importante para usarlo trivialmente».

Como todos los pregoneros, Alfredo Matesanz recibió las cubiertas bordadas del pregón.