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La escritora Almudena Grandes, ante el escaparate de la librería Ícaro de La Granja.
«Los españoles hemos olvidado que siempre hemos sido pobres»

«Los españoles hemos olvidado que siempre hemos sido pobres»

La escritora Almudena Grandes presenta en la librería Ícaro del Real Sitio de San Ildefonso su última novela, ‘Los besos en el pan’ (2015)

Miguel Ángel López

Martes, 23 de febrero 2016, 11:35

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Llega con el tiempo justo. Un atasco en la A-6 a la salida de Madrid, hasta Torrelodones, retrasa la llegada de Almudena Grandes a la librería Ícaro de La Granja de San Ildefonso. La presentación de su última novela Los besos en el pan en esta emblemática tienda de libros y salón de cultura del Real Sitio ha concitado un gran interés. Desde muchos minutos antes de la hora está llena, no cabe una sola persona más. Muchas se dan la vuelta, resignadas a ver la intervención de la escritora y columnista dentro de unos días en el canal de Youtube de Ícaro. Almudena Grandes (Madrid, 1960) está en La Granja para hablar de su libro pero no elude la actualidad, que en su ámbito está marcada por la declaración que suscribió para pedir el acercamiento de los presos etarras al País Vasco. «La firmé hace un montón de tiempo y para mí es novedoso que aparezca ahora. De todos modos, no me importa. Creo que a estas alturas es lo que habría que hacer porque, en principio, me parece bien todo lo que tenga que ver con favorecer la paz y eliminar tensiones en cualquier parte de España, y quizá la gran hazaña social de este país ha sido la paz en el País Vasco. Lo firmé hace mucho, mucho tiempo, y me parece que acercar los presos sería un paso más», declara.

Hablemos de su novela Los besos en el pan. Es un paréntesis en la serie Episodios de una Guerra Interminable y creo que a la vez una forma de continuarla.

Es un paréntesis pero tiene que ver porque el origen de este libro es Manolita (su personaje de Las tres bodas de Manolita) y cuando planeé la serie en 2008 ya sabía que iba a escribir una novela sobre los años del hambre, la década de 1940. El libro salió en 2014 y me sobrecogió mucho que hubiera tanta coincidencia entre los temas del libro y los titulares de los periódicos, y fue algo sobre lo que me preguntaron mucho los lectores. Y sí, en esta novela hay paro, hay desahucios, hay ocupas, familias donde es un drama que alguien se ponga enfermo, niños con problemas para escolarizarse... No es que yo pensara que era injusto escribir del pasado y no hablar del presente, porque la memoria es una pieza clave para construir el presente, y la serie me parece muy pertinente tal y como se ha puesto España, pero esto empezó como un desafío personal, después de escribir lo que no he vivido ser capaz de escribir lo que estoy viviendo.

Y se lanzó al desafío.

No sabía si iba a ser una novela, un relato corto o un ensayo. Empecé a pensar en la crisis, y el hecho de ser columnista me ha obligado a interpretar la realidad, estar pendiente de las cosas que pasaban y, como tengo mi propia teoría de la crisis, me di cuenta de que salía una novela. Y sin dejar los Episodios, porque he seguido escribiendo el cuarto, pues escribí esta novela.

Es distinta a muchas suyas...

Es una novela que no se parece a ninguna que haya escrito antes. es un libro de urgencia y, sobre todo, sobre un proceso que yo pienso que no ha terminado. Pero creo que es coherente con la serie porque también es una historia de resistentes y porque los abuelos de este libro, donde hay muchos, son los jóvenes de mis otras novelas.

¿Es un retrato de la crisis?

Pretende ser más un relato de los efectos que la crisis ha provocado en los españoles. No tiene un argumento definido, es un año que empieza en septiembre y termina en septiembre, tiene un principio y un final arbitrarios y lo que pretende es contar lo que está pasando, cómo todos nosotros estamos readaptándonos o sucumbiendo a este empobrecimiento radical que ha traído la crisis a nuestras vidas.

A pesar de las dificultades, son personajes con esperanza.

Hay algún naufragio porque la crisis está provocando tragedias, pero es verdad que es un libro no optimista, porque no podemos escribir libros optimistas sobre lo que está pasando, pero sí esperanzado, porque la resistencia siempre tiene que ver con la alegría no con la tristeza. La virtud de los resistentes es la alegría y es la fe, y es una novela sobre como a veces basta con decidir seguir siendo feliz con cinco cuando antes se vivía con diez.

¿Cuál es su teoría propia sobre la crisis?

Yo creo que en los últimos veinte años los españoles hemos olvidado que siempre hemos sido pobres. Este siempre ha sido un país de gente pobre, donde había una cultura de la pobreza, donde a los niños se les enseñaba que eran pobres pero también que se podía ser pobre con dignidad y la pobreza no era humillante ni era culpable ni vergonzosa. Era la vida, y la lucha por la vida no excluía ni la alegría ni la esperanza ni la ilusión. Yo creo que esta crisis en realidad ha sido una guerra que hemos perdido, una guerra de los especuladores financieros contra la soberanía de las democracias, y la hemos perdido al perder los referentes que nos podían parar el golpe, los vínculos con la cultura de nuestros abuelos. Por eso mi libro se llama Los besos del pan y me gustaría que se leyera no como un retrato de un presente inmediato sino como una reivindicación de la cultura de la pobreza.

¿Le sorprende algo de lo que le preguntan sobre este libro?

Hay una cosa que me emociona mucho, que las presentaciones confirman mi intuición de que no existe un español que no tenga una experiencia propia de lo que está pasando. Más que sorprenderme, me emociona mucho el nivel de identificación de los lectores con este libro.

¿El próximo será otro episodio?

Sí, llevo año y medio con él y es muy complicado, una historia de nazis y de espías, sobre una red que ayudó a muchos nazis a escapar a Buenos Aires pasando por España. Espero que salga el año que viene.

Termino con una pregunta sobre el presente, para que responda como columnista sobre la situación política, la relación de fuerzas y las conversaciones para formar Gobierno, ¿cree que lo habrá o que volverá a haber elecciones?

Yo creo que va a haber Gobierno.

¿Progresista?

Hombre, o hay un Gobierno progresista o no lo hay, así lo digo. Pero tengo la sensación, la intuición, de que va a haber Gobierno. Me da la sensación de que, a pesar de tanta historia de transparencia y de tonterías, las cosas importantes se hablan en privado y creo que están hablando... Aunque igual no hay (ríe).

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