Borrar
Azucena Llorente (izquierda) y Sandra Ayuso muestran el estado de las vigas.
Carbonero de Ahusín, el pueblo devorado por las termitas

Carbonero de Ahusín, el pueblo devorado por las termitas

El 75% de los inmuebles del municipio se encuentran afectados

el norte

Lunes, 8 de febrero 2016, 06:44

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El pasado miércoles inauguró el nuevo mobiliario para su plaza, parque y jardines, adquirido con la ayuda de la Federación de la Mujer Rural. La alcaldesa de Carbonero de Ahusín, Sandra Ayuso (PSOE), asegura que gobierna un pueblo habitado por vecinos que destacan por su compromiso y presume de que un tramo de la Vía Verde del Eresma un camino natural habilitado en los últimos años que cuenta con 48 kilómetros para el disfrute del senderismo o el ciclismo discurre junto a sus casas.

Sin embargo, estas cuestiones, que son motivo de orgullo para los habitantes de esta entidad menor de 100 habitantes, situada a menos de veinte kilómetros de la capital, se tiñen de gris cuando la propia alcaldesa apunta que el futuro de ella y de sus vecinos está estrangulado por un problema del cual ya hace muchos meses alertaron a las autoridades y que arrastran desde hace 30 años. La plaga de termitas que padece el 75% de los inmuebles del municipio, que ocupó varias páginas de los periódicos locales hace ahora un año, continúa sin tener una respuesta por parte de la Diputación Provincial o de la Junta de Castilla y León.

La institución provincial sostiene que es competencia de la Administración autonómica y ésta hace unas semanas comunicó que su Servicio de Defensa del Medio Natural se ocupa de plagas forestales, pero no tiene competencias sobre plagas de termitas en viviendas. Esta última comunicación fue un severo varapalo para los vecinos de Carbonero de Ahusín, tal y como reconocen su alcaldesa y Azucena Llorente, la presidenta de la asociación que clama por una solución para un problema que amenaza la supervivencia del pueblo.

La respuesta textual del delegado territorial de la Junta en Segovia, Javier López-Escobar, a los dos escritos que previamente le enviaron los días 24 de septiembre y 27 de noviembre del pasado 2015, fue que «al no ser una plaga forestal sino de la madera de las construcciones, esta Delegación Territorial le comunica que la Junta de Castilla y León, a través del Servicio de Defensa del Medio Natural, no tiene competencias sobre plagas de termitas en viviendas, debe de considerarse un problema de vivienda o arquitectura y será a través de la Administración local, Ayuntamiento y Diputación Provincial desde donde deberán tomarse las medidas oportunas para la erradicación de las termitas».

Para el procurador del PSOE por Segovia José Luis Aceves, que ha presentado una Proposición No de Ley (PNL) en las Cortes de Castilla y León por esta cuestión, la respuesta del máximo responsable de la Administración autonómica en Segovia ha sido «una vacilada». Los vecinos de Carbonero de Ahusín, dice, «no han escrito al jefe del Servicio de Defensa del Medio Natural, sino al primer representante de la Junta en la provincia», argumenta, al tiempo que opina que esta cuestión debería ser abordada por el Servicio de Agricultura de la propia Junta.

«Lo lógico es que se decretara la existencia de una plaga, que se publique en el Boletín Oficial de Castilla y León y que se establezca un plan de erradicación y control que calculo que podría durar dos o tres años. Es un proyecto mayúsculo que no puede afrontar una familia en solitario», expone el procurador socialista, que cree que la PNL presentada podría debatirse en las Cortes «ya muy pronto».

Ejemplo a seguir en Córdoba

En la labor de documentación e investigación que han llevado a cabo, la alcaldesa de este núcleo perteneciente a Armuña y la presidente de la citada Asociación La Madera han encontrado el caso de un pueblo de Córdoba, Benamejí, que en 2008 recibió una subvención de más de 500.000 euros de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía para hacer frente a una plaga de termitas como la que ellos padecen. Y creen que debería ser el ejemplo a seguir.

Lo que tienen claro es que por más negativas que reciban no piensan arrojar la toalla y seguirán dando la batalla. Por eso, esta misma semana tenían previsto escribir una carta destinada directamente al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera también la remitirán al presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, con el objetivo de exponerle un problema que ya ha provocado, según alerta la alcaldesa, que se haya convertido en un acontecimiento prácticamente extraordinario que alguien adquiera una vivienda en este pueblo.

«No podemos crecer pese a que tenemos ahí la Vía Verde del Eresma o la antigua estación de trenes, y a pesar de que la gente está muy implicada y hace poco se ha creado la asociación Ahusín en Movimiento», asevera Ayuso, que lamenta que los pasos dados hasta ahora por las instituciones como la moción que aprobó en pleno la Diputación hace un año para instar a la Junta a poner una solución al problema hayan quedado en papel mojado.

La situación no es de tan extrema gravedad como para que exista el riesgo de que alguna vivienda se pueda venir abajo y reconocen que algunas están más afectadas que otras depende de la zona, según indican, pero vecinas como Estrella Miranda, que abre las puertas de su casa a Ical para mostrar el problema, ven con impotencia cómo las termitas devoran poco a poco las vigas de su casa sin poder hacer nada. Viuda desde hace un tiempo, vive sola y de vez en cuando escucha a los insectos alimentarse con la madera de su vivienda. Sin embargo, no tiene medios para afrontar el coste de contratar a una empresa dedicada a la erradicación de plagas.

3.500 más IVA al año

Algunos vecinos lo han hecho por su cuenta e incluso se sustituyó la viga que sostenía la tribuna de la ermita del pueblo, pero la alcaldesa considera que el asunto hay que abordarlo de forma global «para acabar con el problema de raíz». El inconveniente, según advierte la presidenta de la Asociación La Madera, Azucena Llorente, es que los presupuestos que les han trasladado las empresas que cada cierto tiempo les llaman alcanzan en algún caso los 3.500 euros más IVA al año por vivienda. Y son proyectos de al menos cinco años. «Con un poco de ayuda se puede resolver, pero desde el Ayuntamiento no lo podemos asumir y mientras, nadie compra una casa aquí porque arreglarlas cuesta el doble que comprar la casa en sí», insiste la alcaldesa. La presidenta de la Asociación La Madera adquirió la suya hace seis años y todavía padece los efectos de las termitas. En el último piso las vigas están gravemente afectadas y en este tiempo ha tenido que cambiar los marcos de las puertas hasta en dos ocasiones.

Carbonero de Ahusín clama por una solución para mirar hacia el futuro con una sonrisa y poder soñar con que nuevos vecinos se empadronen en el municipio. Esperan que la PNL que se debatirá en las Cortes y la carta enviada al presidente de la Junta cierren un capítulo que les ha convertido involuntariamente en noticia, y no por las razones que les gustaría.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios