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Un grupo de mujeres atiende las explicaciones de Jesús del Barrio.
El Centro Asiri, una torre de Babel con más de 400 usuarios y 763 actividades

El Centro Asiri, una torre de Babel con más de 400 usuarios y 763 actividades

En su octavo aniversario la oferta se centra en talleres formativos sobre diferentes materias

elena rubio

Lunes, 30 de noviembre 2015, 13:03

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Unas pisadas en el suelo invitan a entrar en su interior. Frases positivas cuelgan de sus paredes y expresiones en otros idiomas se pueden leer en algunas de sus puertas. Quienes lo visitan habitualmente son personas cuyo lugar de origen está a cientos de kilómetros, lo que hace que la diversidad de lenguas haga de este espacio una auténtica torre de Babel. Es el Centro Asiri, de Cáritas Diocesana, que hace apenas unos días ha celebrado su octavo aniversario y continúa con la misma filosofía del primer día: abrir sus puertas a toda la población de Segovia como un lugar intercultural donde se puedan encontrar todas las nacionalidades que conviven en la ciudad sin ningún tipo de problema.

El año pasado acudieron 409 personas y se realizaron 763 actividades, porque el centro tiene talleres de todo tipo, desde los relacionados con actividades como la jardinería, poda, floristería o de pintura de interiores a los vinculados al servicio doméstico, de ayuda a domicilio, de costura, de manualidades, de cocina popular española, o ayudante de cocina. La informática también está presente en este centro, el taller de operaciones auxiliares de almacenaje, de operaciones en el punto de venta así como de inglés.

Pero sin duda, la estrella de todos los talleres que ofertan es el de español. Las clases son varios días a la semana, pero los jueves hay un auténtico bullicio de personas en Asiri, porque por la tarde es el día en el que hay un servicio de ludoteca gratuito para los más pequeños.

Marroquíes y búlgaros son los principales participantes. La hora de inicio es las 16:30 y poco a poco se van formando las clases en función de los niveles, desde el básico o nivel cero, donde apenas saben manejarse con el idioma, pasando por el intermedio o el avanzado.

Españoles, marroquíes y búlgaros, los más asiduos al servicio

  • punto de encuentro

  • El Centro Intercultural Asiri (calle Riaza, 6) celebró el pasado 16 de noviembre su octavo aniversario en Segovia. Ocho años en los que han trabajado por proporcionar un lugar de encuentro y convivencia para las personas de diferentes culturas que se encuentran en Segovia. Toda ayuda es poca. Desde Asiri, que significa sonrisa en un dialecto quechua peruano, hacen todo lo posible para resolver y ayudar a todo el que se lo demanda. En los últimos años, su actividad está muy centrada en los talleres formativos de distintas materias, con el objetivo de que las personas que los realizan puedan mejorar las posibilidades de acceso a un empleo. Al centro acuden personas de todas las nacionalidades, pero sobre todo españoles, marroquís y búlgaros. «Fundamentalmente los que acuden son personas desempleadas, que buscan formación para la integración y para mejorar la empleabilidad», explica una de las trabajadoras sociales de Asiri, Ángela Rico.

  • El centro está equipado con diferentes salas donde se imparten los talleres, la zona de ordenadores y la ludoteca, para que jueguen los más pequeños. Las paredes del centro también son el lugar perfecto para poder poner exposiciones sobre actividades o temas de tolerancia, como la última que han realizado con motivo del Día de la Tolerancia, unido a la celebración del octavo aniversario, bajo el título Ver, juzgar y actuar, diferenciada en tres partes.

  • La primera, Ver, ha reflejado a través de un mapamundi, y con datos reales, la procedencia de personas extranjeras que acuden a España. La segunda parte, Juzgar, ha querido concienciar y hacer pensar a través de frases y viñetas, mientras que la última zona de la exposición se ha realizado con un panel denominado Actuar, en el que las personas que acuden a Asiri han plasmado su opinión a través de frases. Además, en los próximos días instalarán un panel con fotografías de las actividades que se han realizado durante los últimos ocho años.

En la clase de más nivel todo son mujeres. Las clases son impartidas por el voluntario Jesús del Barrio, quien lleva siete años con esta iniciativa. para intentar que «puedan defenderse con el idioma porque conversar con ellos es gratificante». Funcionario de profesión afirma que se decidió dar clases, porque «quería hacer algo en el tiempo que tenía por las tardes y aprovecharlo en los demás». Provistas de bolis y cuadernos, todas se esfuerzan al máximo para sacar provecho de este tiempo. Es el caso de Aouali Sabbar, de origen marroquí, de 37 años y con cuatro hijos. Llegó a la ciudad hace nueve años porque su marido estaba en Segovia trabajando y desde entonces ha hecho todo tipo de cursos en este centro. Pero sin duda, valora estas clases de español con las que ha obtenido algo con lo que sueñan muchas: «Me he sacado el carné de conducir».

Otra de las alumnas es Zoubida Arbani. Acude a las clases porque en buena parte puede dejar a sus niños en la ludoteca del centro. Tiene 34 años y tres hijos, dos de ellos segovianos, y llegó a esta ciudad hace una década por motivos laborales de su marido. Afirma sentirse integrada y desde 2008, cuando se apuntó a estas clases, ha ido aprendiendo poco a poco español. Valora especialmente el lugar de encuentro y lo que les aporta Asiri, porque «ayudan mucho, informan, dudas de tu vida diaria te las aclaran y además nos podemos reunir».

Todas llevan pañuelo en la cabeza por su religión, lo que apenas les ha ocasionado inconvenientes. En una ocasión, una clienta de un supermercado le dijo a una de ellas que se lo quitara, y alguna también ha tenido que escuchar desde un coche por la carretera de Trescasas el grito de «que os vayáis a vuestro país». Pero son casos aislados, como recalcan, ya que «siempre hay gente buena y mala, como en todos los sitios».

Los hombres también estudian y ellos también han tenido alguna que otra mala experiencia, no en Segovia, pero sí en España. Es el caso de Zoubir Rahmani, que durante su estancia en Castilla La Mancha soportó como los niños se metían en sus casas y los adultos no le querían dar explicaciones por la calle. En Segovia, asegura que «la gente es muy amable». Electricista de profesión en Marruecos, en España ha trabajado de todo, desde limpieza de bosques, trabajos de campo, electricista o de albañilería. Ahora, a la espera de tener el próximo mes su tercer hijo, asegura que lo más le gusta de este centro es que «me permite estudiar porque no en todos los sitios he podido».

Compañero de pupitre es Faraji Belkheiri, marroquí. A sus 50 años lleva desde el 2009 sin trabajar. por eso se esfuerza por aprender español para volver a estar en activo, «mi mayor ilusión», como cuando llegó a Segovia en el 2001 y trabajaba en la construcción. Reconoce que tiene «un mejor español gracias a estar aquí». Unos avances que logra gracias a su profesora, en este caso, María Ángeles Liras, que desde hace tres años da clases de lengua. Maestra de Primaria, afirma que «todos tienen mucho interés pero les cuesta», por eso dedica parte de su tiempo libre para que mejoren con el idioma, porque «hay gente que lo necesita».

De hecho, las actividades que se realizan en el Centro Cultural Asiri se hacen, en buena parte, gracias a la labor realizada por los voluntarios, que aportan su granito de arena enseñando a los demás lo que ellos saben. De esta manera, surgen las diferentes iniciativas que programan cada mes.

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