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Ramón Cao, en compañía de Marifé Santiago, durante la presentación del libro sobre Merton, en la librería Intempestivos.
«Thomas Merton se convirtió en una figura incómoda para el catolicismo»

«Thomas Merton se convirtió en una figura incómoda para el catolicismo»

Ramón Cao presenta en Segovia su libro ‘Ocultarse en una hoguera’, una visión del monje trapense y escritor a través de sus diarios

Carlos Álvaro

Jueves, 22 de octubre 2015, 11:11

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Hace unos días, durante su discurso en el Capitolio de Washington que tantos elogios suscitó, el Papa Francisco citó a Thomas Merton (Prades, Francia, 1915-Bangkok, 1968) junto a otras tres grandes figuras norteamericanas Abraham Lincoln, Martin Luther King y Dorothy Day y reivindicó «la capacidad de diálogo» del monje trapense, escritor y poeta. Sin duda, es este un buen momento para volver sobre la figura de un hombre que destacó por su apoyo a causas pacifistas y su apertura al diálogo entre religiones. Así lo cree el filólogo Ramón Cao Martínez (Baracaldo, 1944), que ayer presentó en la librería Intempestivos de Segovia su último libro, Ocultarse en una hoguera. Thomas Merton a través de sus diarios. Con él estuvo la escritora y filósofa Marifé Santiago Bolaños, ahora concejala de Cultura del Ayuntamiento de Segovia.

«Se trata de un libro que ahonda y rescata la faceta de diarista de Merton, que es una vertiente muy importante dentro de su obra y subyace a lo largo de toda ella. Para la mayoría de las mujeres y los hombres de hoy, esa faceta es la vía de acceso más practicable y cercana al pensamiento, la sensibilidad y la vida de Thomas Merton, tradicionalmente más conocido por sus libros de espiritualidad o relacionados con el pensamiento oriental o con el entendimiento entre el cristianismo y ese mundo oriental», aseguró el autor del libro.

Cao Martínez explica que Merton fue un diarista «de larga duración», pues tenía diarios incluso de su adolescencia y primera juventud que él mismo se encargó de destruir. «Se conservan los diarios de su fase anterior a la entrada en el monasterio, cuando ya se había convertido al cristianismo, y todos sus diarios monásticos. Pero hay una doble faceta: él se encargó de seleccionar diarios para su publicación, por lo que fueron concebidos para que vieran la luz, y para el resto de su producción estableció una cláusula según la cual sus escritos personales no debían publicarse hasta que no hubieran transcurrido veinticinco años de su muerte, como así se hizo. En castellano hay publicada una buena selección de estos diarios personales, una antología excelente y suficientemente representativa», señaló.

Una compañía constante

Para este filólogo cuyos trabajos han versado sobre la prosa del siglo XVI (en especial Fray Luis de León, a quien dedicó su tesis doctoral) y la poesía y el ensayo contemporáneos, Thomas Merton ha sido una compañía constante a lo largo de su vida, casi desde la muerte del intelectual trapense, ocurrida en Bangkok en 1968 a causa de la descarga eléctrica de un ventilador, tras pronunciar una memorable conferencia. «Recuerdo que leí la noticia de su muerte y me sorprendió que un monje cristiano hubiera muerto en Tailandia manteniendo un diálogo con los budistas.Pocos años después se publicó en España la última obra que Merton preparó, El zen y los pájaros del deseo, donde establecía un diálogo precioso con el maestro japonés Suzuki, gran divulgador del zen en occidente».

La vida de Thomas Merton bien podría contarse en forma de novela, en palabras de Ramón Cao Martínez. Hijo de un pintor neozelandés y de una pintora norteamericana que se conocieron en París, Merton nació en el sur de Francia. Su madre falleció cuando él era un niño y su infancia fue inestable, con continuos cambios de residencia entre Francia, Estados Unidos e Inglaterra. Estudió en Cambridge, pero terminó sus estudios en la Universidad de Columbia. En 1938 se convirtió al catolicismo y tres años después ingresó en la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, donde pasó encerrado veintisiete años.

«Era un monte atípico por su condición de escritor. Escribió una temprana autobiografía, La montaña de los siete círculos (1948), que fue un auténtico fenómeno. Y a partir de ahí publicó libros de espiritualidad, poemarios... hasta que en un determinado momento decidió comprometerse con los problemas sociales que vivía la América de entonces, los derechos civiles, la protesta contra la guerra de Vietnam... Merton se transformó así en una figura pública de referencia, en una figura incómoda dentro del catolicismo norteamericano». Su último año de vida fue especialmente intenso, con viajes a la India y Tailandia, donde asistió a una conferencia entre cristianos y budistas. Allí encontró la muerte», contó Cao.

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